Eres mi desafío - TERMINADO ✔

17

Desde el piso, rodeada de gente eufórica y llena de energías, teniendo antes en mente de pasar la mejor noche desde hace mucho, termine viendo al chico que empezaba a querer como ninguno, con aquella que se hacia llamar mi amiga..

Con un dolor en el pecho y los ojos llorosos, intente juntar el escaso orgullo que me quedaba. Recogí cada trozo de humillación y me los guarde en el bolsillo, esperando que eso me enseñara a seguir como antes.

No me arriesgaba a sentir, y eso era mi ley. Y ahora que sentía que debía hacerlo, volví a quedar en el piso, literalmente.

Tomas reía mientras apoyaba su mentón en el hueco del hombro de Claudia y la sujetaba de la cintura haciendo movimientos con una canción que injustamente para mi, era de amor.

Al parecer al dj se le hacia gracioso joder cuando ya la situación estaba suficientemente cagada.

Aun sintiendo los empujones, logre levantarme del piso y me incorpore sintiendo mas que antes el efecto del alcohol. Me quede de pie un momento admirando la escena, con el fin de que se me quedara grabada en la retina por mucho tiempo mas, y a pesar de estar borracha pudiese recordar lo que hora me estaba destrozando el corazón.

Veía como Claudia le susurraba cosas al oído a Tomas, y éste con confianza le robaba besos interrumpiendole. Linda escena hecha para una película de romance, claro, dejando de lado a las despechadas que jamás son mostradas junto al final feliz. Las muestran como superadas y rehaciendo sus vidas... Pero no siempre es asi.

Me habrí paso entonces entre la gente intentando escapar de ambos. Sabia que esta noche no dormiría, ni la siguiente. Teniendo a Tomas a mi lado en cada clase sería imposible sacarlo de la cabeza, tampoco a Claudia, la cual tenia que soportar en el colegio y junto a Jane en el comedor en cada descanso de clases.

Y todo empeoraba si me ponía a pensar en aquellas cosas que se habían filtrado. Todas las miradas que tendría que aguantar, los comentarios y los insultos.
No era la indicada para quejarme pues todo lo había provocado yo, pero viéndolo de la forma en que todos tenemos momentos en los que la fuerza se nos va al suelo, estaba en mi derecho el tener miedo.

Además... Tomas había dicho que me cuidaría.

¡Olvida al maldito Tomas!  -Me exigí a mi misma sacudiendo la cabeza y porfin saliendo de aquel lugar.

Me aventure por las calles, sola, sin celular (me había prometido desconectarme por esa noche -grave error-), borracha y sin ropa interior.

Si, había olvidado que andaba en auto.

El frío me hacia temblar y miraba continuamente a mi alrededor temiendo que apareciera alguien que se aprovechará de mi -nuevamente-, si, no aprendía. Entonces cuando la musica de la discoteca dejo de escucharse y en mis oídos solo había silencio, creí que volver a estar en el piso y siendo pateada era mejor que estar en esta situación.

Estaba bastante alejada cuando escuche algo moverse a mi alrededor. Me gire asustada, con las extremidades temblando y la respiración agitada, temía por mi; y cuando el sonido sesó, seguí caminando por aquella calle húmeda adornada de grietas y latas de cerveza.

Cada minuto debía bajarme la falda de cuero la cual se subía hasta mi ingle por cada tres pasos. Maldije el momento en que decidí colocarme aquello, me maldije a mi y mi estupidez, mis estúpidas ganas de querer emborracharme para olvidar y maldije a Tomas... Y claro, a la zorra de Claudia.

Había caminado bastante a punta de tambaleos y tastabilleos, a veces veía doble pero pronto recuperaba conciencia y seguía. Cuando mire el reloj me alegre que solo faltaran 45 minutos para llegar a casa caminando. Seria un récord si lo logro aun con botas.

Una luz parpadeó tras de mi, y al volverme la luz me cegó un instante, teniendo que colocar mi mano sobre mis ojos para poder recuperar la vision. Aquella luz se apagó y un fuerte sonido me hizo retroceder, parecía un motor apagándose, y el segundo ruido que me hizo tropezar del miedo fue una puerta cerrándose de golpe.

Estuve a punto de orinarme encima cuando escuche una voz.

-Que haces

Eso no parecía pregunta. Me enoje, incluso sin saber quien era el que me hablaba.

-Que te importa.

-No seas inmadura Sam.

¿Sabia mi nombre? Aun no podía ver bien, entre que mis ojos aun no se acostumbraban a la oscuridad, aun veía doble y que todavía mantenía mis manos sobre mis ojos.

-Que istúpida.. -me dije. Borracha.

-¿Que? -preguntó.

-¡Que qué te importa!

Pareció reírse. Sentí como se aproximaba, y cuando aparte las manos de mi rostro lo vi justo delante de mi.

-¿Me estas espiando Samantha?

La vista borrosa se aclaró, entonces logre ver una sonrisa.

-¿Espiar? -repetí hastiada-, no joy istúpida.

Escuche nuevamente esa risa. Una encantadora.

-Pues tu misma te has dicho estúpida hacen unos segundos.. -se detuvo y suspiró agotado-. Ven, sube a mi auto, te llevo.

Ya estaba harta de sus burlas.

-¿Y quien te pidió aiuda?

Pude ver sus facciones endurecerse. Aquellas facciones que me hacían sentir como nunca.. Lo sabia. El me cuidaría.

Tomas

-No te estoy preguntando. Sube.

Me relaje al verlo. No hice lo que me pidió por estar admirando su belleza como una babosa, por lo que Tomas me agarro del brazo y me jaló hasta el auto. Las luces estaban apagadas pero no sentía que estuviéramos solos. Ya adentro del vehículo me senté para nada como una dama y mire a Tomas subir en el haciendo del chofer.

Mi vista recorrió el vehículo, el olor a menta invadió mi nariz, todo era tan hermoso como él.. Hasta que vi algo para nada hermoso. Junto a él, en el asiento del copiloto había alguien, una muchacha, la que sonreía mientras miraba a Tomas encender el auto. En un desliz la chica me miro, con un tono de desprecio, o quizás superioridad.

-Cla.. Claudia -susurré, casi ni moviendo mis labios.

Pero ella solo me ignoro y apoyo su cabeza sobre el hombro de Tomas. Y estuvo así todo el trayecto.

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Si, había mas cosas tristes :c  linda semana a todos.