Capitulo 15

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Estaba perdiendo El control. Apenas ejercía ninguno sobre si misma, y menos sobre Ruggero. Se estaba riendo de ella y de su entrevista. Tenia que dejar de comprometerse de aquel modo. Cerro la puerta del baño y le echó pestillo.

Se miro en El espejo. Tenía el pelo revuelto y la ropa descolocada, de modo que apenas reconocía a la mujer que la miraba desde la luna.

-Haz trabajado duro para llegar donde estas en tu carrera, y estas a punto de permitir que un hombre te lo eche todo a perder -se dijo con seguridad y abrio El bolso para sacar la bolsa de maquillaje-. Maldita sea, Karol. Puedes hacerlo. Puedes ganarle la partida.

Se maquilló los labios y se aplico polvos en la nariz. A continuación se enderezó la ropa y se giró para asegurarse de que su aspecto era tan bueno por detrás como por delante.
Como logro, podia contar que había conseguido mantener a Ruggero desequilibrado, aunque su plan para una retirada estratégica había estado a punto de estallarle en las manos. Había infravalorado la intensidad de su deseo por El, y eso la irritaba enormemente. Siempre había mantenido el control sobre la atracción que otros hombres habian ejercicio en ella.

Había aprendido temprano a mantener la cabeza fria, pero Ruggero había conseguido burlar su guardia. Sabia que nunca podria acostarse con El y seguir siendo la periodista tranquila y serena que se enorgullecía de ser.
Y siempre esas dos características, ¿quien era ella?

Se acercó al espejo en busca de la respuesta, pero la mujer que la miraba frente a ella no las tenia. Estaba tardando demasiado, y no quería que Ruggero pudiera pensar que le daba miedo volver a salir, o que era el quien tenia las de ganar.
Aunque fuera cierto.

Abrió la puerta y lo encontro al otro lado de la habitación, contemplando a traves del ventanal la ciudad a sus pies, y se acerco a El. Habia crecido en Texas, rodeada de espacios abiertos, y no dejaba de impresionarle ver aquel paisaje urbano.

-Creo que me debes una respuesta -le dijo.

-Eso creo.
Su voz sonó firme y tranquila, pero parecia mucho mas sumiso.

Se pregunto si su encuentro le habia afectado a él tanto como a ella. Era facil mirarlo y ver a un hombre acostumbrado a controlar su vida y su entorno, pero ella había conseguido encontrarme finas grietas en esa fachada.

-Dispara -le dijo.
Pero aun se sentia algo embotada, y las preguntas que quería sacarle no tenían nada que ver con El artículo. Lo que quería saber era por qué una relación normal con El quedaba fuera de toda posibilidad. Por que solo consentiría en tenerla como amante cuando estaba tan claro que la deseaba. Pero no era la clase de pregunta que podia hacerle en aquel momento.
Carraspeo.

-Espera un momento que voy a por mi cuaderno.

-Por supuesto -contesto El, sentándose tras la mesa.
Era facil creer que hubieran estado besándose apasionadamente un instante antes. Sentada ante ella había un hombre complemente diferente...el hombre al que ella había esperado enfrentarse desde un principio.

Dado que aquella podia ser su ultima oportunidad de hacerle alguna pregunta, quería hacerla bien, así que respiro hondo y formulario la pregunta cuya respuesta quería conocer de verdad. Una pregunta muy personal, y, si la respuesta valia la pena, en ella podria tener la columna vertebral de todo su articulo.

-He leido en las publicaciones de economía que tus logros profesionales son equiparables a los de tu padre. ¿Sigues soltero porque temes que El parecido a tu padre no se quede solo ahí?¿Temes cometer sus mismos errores?

Vio que apretaba los dientes y supo que sus preguntas le habian acelerado El pulso, pero se no debía. Le había dado mucho mas que el beso que le había pedido. Y confiaba en que fuese un hombre de honor.

-Voy a responder a eso diciendo solo que mucha gente piensa que mi instinto para los negocios se parece mucho al de mi padre, pero aparte del hecho de que ambos hemos dirigido Macafee International, no hay más similitudes.

-Mi pregunta no es en realidad sobre negocios, Ruggero. Lo que quiero saber es si temes parecerte a El.

Le vio apretar los labios y por primera vez sintió un estremecimiento provocado por algo parecido al miedo. No era hombre al que contrariar.

-Sin comentarios.
-¿Sin comentarios?
-¿No lo he dicho con claridad?

Karol se levanto y, acercándose a la mesa apoyo ambas manos en ella.

-Teniamos un acuerdo, y creo que yo he mantenido mi parte con creces.

El entrelazo las manos y la miro por encima de ellas.

-Así es, castaña. La verdad es que no esperaba que las cosas se pusieran tan... Calientes, tan rápido.

-Yo tampoco.

Ruggero sonrio de medio lado y dejo caer las manos a los brazos de la butaca.

-No te estoy pidiendo demasiado. No voy a citar tus palabras exactas en mi articulo, pero quiero conocer tu respuesta porque creo que es parte de la piedra angular sobre la que se construye tu personalidad.

El negocio con la cabeza.
-Me temo que no puedo contestarte eso.
-No puedes, no. No quieres.
-Hazme otra pregunta. Te dejare tiempo para prepararla.
-Yo ya te he hecho la pregunta que quiero y espero una respuesta. No me dijiste que necesitarías aprobar las preguntas que fuera a hacerte. Soy periodista, y necesito tu respuesta.

-Los periodistas solo tienen acceso a una parte determinada de la vida de las personas sobre las que escriben. Eso tu ya lo sabes.

-Si. Pero desde luego una amante tiene mas derechos.

-No. Tu solo tienes El acceso que yo te permita.

Se quedo sin palabras. Estaba tan enfadada que de buena gana le habría dado un puñetazo. La había engañado. Seguramente, aunque se fuera a la cama con El, seguiría faltando a su parte del acuerdo, un acuerdo por El que le había hecho perder toda la mañanita.



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