-Dinero.
-¿Dinero?
-Exacto. Hay mucho dinero a ganar con la gente que busca a es persona especial.
-Suena muy cínico.
-Obviamente no es algo que vaya diciéndoles a nuestros clientes, pero es lo que pienso. Si la empresa no diese dinero, me habría desprendido de ella hace tiempo.
-Yo creía que era un negocio familiar.
-No pienso decirte una palabra mas a menos que aceptes mis condiciones.
-¿Que condiciones?
-Yo respondo a tus preguntas, y tu eres mi amante.
-¿Durante cuanto tiempo?
-Un mes. Suficiente para que podamos disfrutar el uno del otro.
-No me estas escuchando -protesto Karol-. No pienso llegarme ante tus deseos así, sin mas.
El se levanto, rodeo la mesa y se sentó en el borde, delante de ella, con las piernas estiradas una a cada lado de su asiento.
-No voy a tener en cuenta lo que acabas de decir cuando por fin lo hagas.
Karol hubiera querido gritar de lo frustrante y arrogante que era. Estuvo a punto de acceder a lo que pretendía y dar marcha atrás cuando hubiera conseguido lo que quería. ¿Seria capaz de entretenerlo el tiempo necesario de reunir información para su historia?
¿Podria vivir consigo misma después si lo hacia?Había sido criada en una familia en la que las mentiras, no las francas sino las de omisión, eran pura rutina. Precisamente esa había sido una de las razones por las que se había hecho periodista, para revelar la verdad. De modo que no podía mentirse ni a si misma ni a el, aunque fuera por conseguir una historia sin tener que pagar por el precio.
-No puedo hacerlo -dijo por fin-. No si quiero poder mirarme al espejo cada mañana.
El se cruzo de brazos y la americana que llevaba se abrió, dejando al descubierto su camisa de vestir. Seria mucho mas fácil si no sintiera la tentación. Si no lo deseara.
Pero sabia de sobra que cualquier cosa que mereciera la pena poseer exigía un sacrificio, y estaba decidida a seguir insistiendo. Hablaba en serio, tendría que mirarse al espejo todas las mañanas y no podría hacerlo si vendía su cuerpo a cambio de una entrevista, aunque se tratara de una oportunidad única en la vida.
-¿Alguna vez has pagado por hacer una entrevista? -le preguntó el.
Karol supo de inmediato por donde discurrían sus pensamientos.
-No es lo mismo.
-Contestame.
-Me da la sensación de que no te llevaste una sola azotaina cuando eras niño.
-¿Porque dices eso?
-Porque eres demasiado arrogante, y si, he pagado en alguna ocasión a una fuente.
-Entonces, ¿por qué esto es diferente?
-Entiendo lo que quieres decir. De verdad lo entiendo. Pero estamos hablando de sexo, y siempre ha sido una especie de estigma pagar por ello, o aceptar dinero a cambio.
El asintió y se inclino hacia delante para apoyar una mano en cada brazo del sillón, de modo que Karol quedo rodeada por el. Su rostro estaba a escasos centímetros, y podía ver una a una las pestañas oscuras de sus ojos, y su iris miel.
Su olor masculino, fresco, a limpio y a almizcle, la rodeo.
-Si te pidiera que contratases a unos pintores para que renovarán la pintura de este despacho a cambio de tu entrevista, ¿lo aceptarías?
-Por supuesto que si. Pero no clasificaría sin mas. Tienes que decirme algo. Dame alguna información que me convenza de que esto va a valer la pena. Tienes que dorar!e la píldora.
-Te deseo.
Un escalofrío le recorrió la espalda y la empujo a acercarse un poco mas. Ella también le deseaba, pero esa no era la cuestión. La cuestión tenia que ver con la ética y el orgullo. Quería que la deseara lo suficiente para que lo suyo no fuera un acuerdo de negocios.
Se humedeció los labios y vio que el seguía el movimiento con la mirada. Vio que las aletas de su nariz se movían cuando se acercó todavía mas y rozo sus labios con los suyos. Bastó con esa caricia para que el deseo le recorriera el cuerpo entero.
-Yo también te deseo -dijo, volviéndole la cara-, pero no voy a rendirme al deseo físico.
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INDISCRECIONES AMOROSAS
FanficRuggero Pasquarelli, millonario y soltero, estaba dispuesto a cerrar un trato con la entrometida periodista Karol Sevilla. Karol quería que el contara su historia, algo que Ruggero estaba dispuesto a hacer...cuando ella accediera a compartir su cama...