Capítulo 25

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Ruggero se mostraba reticente a aceptar lo que fuera qué karol le propusiera llegados a aquel punto, se había convertido en una obsesión tal para el que no tenía más remedio que encontrar el modo de tenerla. Sabía que nada más le satisfacería.

Su apartamento revelaba que era una persona con profundas raíces conexiones con las personas más importantes de su vida. Todas las fotos eran auténticas. Nada de sonrisas forzadas o emociones técnicas. Quería confiar en ella, pero el deseo que le. inspiraba se lo ponía muy difícil.

¿Le estaría dando acceso libre porque quería tenerla en su cama, o estaría reconociendo los signos de una mujer en la que podría confiar de verdad? No sabía que pensar, y tenía miedo de equivocarse.

Se volvió para mirarla, y le encontró mordiéndose el labio inferior y contemplándolo pensativa. Debería olvidarse de su exigencia de la relación de amantes, pero no podía. Quería que fuese completamente suya, y sólo siendo su amante Podría tener la libertad para que todos sus encuentros fueran sexuales.

Para él, el sexo era el único modo posible de relacionarse con ella, de que pudieran tener una relación manejable, porque de otro modo, la tentación sería... Diablos, ya se sentía tentado por todo lo suyo. Y no quería permitir que llegase a significar demasiado para él.

-Aun no has contestado a mi pregunta.

Karol negó con la cabeza, y su hermoso cabello castaño le rozó los hombros. Un mechón se deslizó cubriendo un ojo, y lo apartó sujetarselo tras la oreja.

-Lo haré, si me permites recoger mis propias observaciones sobre tu familia y vuestra dinámica. Creo que eso añadiría un toque personal, y es lo que mis lectores esperan.

Se volvió a mirar de nuevo las fotos que colgaban de la pared. Si le daba permiso para observar a su familia, todos quedarían expuestos y vulnerables, y no podía aceptarlo. ¿ cómo permitir tal cosa?

-¿De qué modo ibas a observar a mi familia? ¿ estando yo presenté?

-Sí, cuando acudieramos a actos sociales en los que ellos también estuvieran presentes. Eventos a los que pudieras llevar a tu...

-Amante - concluyó el-. Si no puedes pronunciar la palabra, ¿ cómo vas a acceder a ello?

-Iba a decir «novia». Los dos podemos fingir que significa amante.

-No hagas eso, Karol. Debes tener presente que lo que va a haber entre nosotros es temporal. Tiene fecha de caducidad.

Ella volvió a morderse el labio inferior.

-Te lo vas a despellejar - le advirtió Ruggero.

-Tienes razón. ¿por que importa lo que yo pueda pensar de nuestro acuerdo?

-Porque, a pesar de lo que puedas pensar de mí, lo último que deseo es que sufras.

-Entonces, ya somos dos.

-Bien.

-¿Lo harás?

Podría controlar el número de ocasiones en que Karol iba a tener acceso a su familia. No sabía con seguridad Si eso le bastaría, pero al final sabía que iba a tener que ceder.

La controlaría a ella y el efecto que su intromisión podía tener en su vida. Era lo que llevaba años haciendo con los medios, en concreto, desde los diecisiete años, así que no debía inquietarse en exceso.

-Sí.

-Vale... ¿ y ahora, qué?

Ruggero se echó a reír.

-Bueno, pues Tendremos que sellar nuestro acuerdo.

-¿Por escrito?

-No creo. Un documento así podría terminar en las manos equivocadas. ¿Que tal con un beso?

-Un beso... ¿ sólo un beso? - quiso saber ella, levantándose para acercarse-. Un beso nunca es suficiente.

-Pues no. Digamos entonces que un beso, y lo que venga después.

Ella volvió a morderse el labio al verle abrir los brazos, y no se movió, lo que a Ruggero le hizo pensar si no se estaría echando atrás.

-¿Te arrugas?

-Me arrugó y me encojo. Todo gira en torno a ti y esa historia. Quiero conseguir ambas cosas, pero una parte de mí está convencida de que lo voy a lamentar.

Fue Ruggero quién dio el último paso para abrazarla. Fue un gesto delicado, que intentaba transmitir tranquilidad, pero en el fondo él tampoco tenía ni idea de A dónde iba a conducirles todo aquello. Confiaba en que haciéndola su amante, podría controlar la influencia qué iba a ejercer en su vida y asegurarse de que sus pensamientos no resultaban comprometidos. Pero se trataba de Karol, y nada había salido según lo previsto desde que se había presentado en la fiesta de su familia sin haber sido invitada.

-Haré cuanto pueda por asegurarme de que no tengas nada que lamentar - le dijo.

Ella echó hacia atrás la cabeza y lo miró con sus hermosos ojos.

-Esa es la peor parte. Sé que tu intención no es herirme, lo mismo que la mía tampoco es hacerte daño, pero no estoy segura de que por mucho que intentemos convertir esto en un acuerdo de negocios, lo vayamos a conseguir.

-Los dos Tendremos que esforzarnos al máximo - dijo Ruggero, inclinándose sobre ella, tomó el beso que llevaba deseando toda la noche.


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