Capítulo 35

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Karol le siguió sin dejar de mirar a su alrededor. No era lugar aséptico, y se dio cuenta de que no debería haber dicho eso de su alcoba. No le gustaba colgar fotos por todas partes, pero si tenía obras de arte.

-¿Los ricos cuelgan obras de arte en lugar de fotos?

-Pues no lo sé. Yo me limito a colgar lo que me gusta. Mi madre y mi hermana son las dos únicas personas a las que me siento unido -abrió la puerta de acero del frigorífico-. ¿Quieres una corona?

-Si, por favor.

-Siéntate - la invitó, señalando la zona de bar.

Karol se encaramó a uno de los taburetes. La cocina era de diseño, con un fogón profesional.

-¿Cocinas?

-No, pero tengo un chef que viene a casa cuando tenemos cenas y eventos, y fue quien insistió en que la cocina fuera así. Yo me limito a usar el microondas para calentar las cosas siguiendo las instrucciones de la señora Plumb.

-Yo también uso mucho el microondas. No tengo tiempo de cocinar - dijo Karol, y aceptó la botella de Corona que él le ofrecía con un gajito de Lima en el borde. Empujó la lima para que cayera al interior de la botella y tomó un trago-¿Valentina es tu chef?

-Si - contestó el, apoyándose contra la barra del bar.

-¿Por que no me has dicho simplemente su nombre?

-Es que estoy acostumbrado a no hablar de ella.

Sabia que Ruggero iba a ser un entrevistado difícil, pero no se había dado cuenta de Hasta qué punto mantenía la guardia alta. Si no pretendía dejarla pasar, ¿como demonios iba a tener la información que necesitaba?

-Lo sé. Es la fuerza de la costumbre - contestó él, y tomó un trago largo de su cerveza-. Vamos a ver que tenemos para cenar -dijo, dejándola el encimera.

Abrio el horno y se agachó para ver que había dentro, lo que le proporcionó a Karol una agradable vista de su trasero, y decidió silbar para hacérselo saber. No quería que Ruggero se sintiera presionado con sus preguntas y sabía que el único modo de conseguirlo era, en primer lugar lugar, mantenerlo desequilibrado, Y en segundo, que el tono general de su relación fuese distendido. Él se esperaba que le planteará preguntas difíciles Ella tenía claro que iba a hacerlo, pero desde luego no al principio.

-¿Te gusta lo que ves? - preguntó el, Moviendo las caderas.

-Pues sí. ¿Y que tenemos en el menú aparte de tu cuerpo Serrano?

-Salmón de croute. La señora Plumb ha estado probando con varias recetas.

-Suena bien. ¿Cuanto tiempo lleva trabajando para ti?

-Ocho años. El tiempo que llevo yo en esta casa.

Se puso los guantes del horno y sacó dos platos.

-¿Llevas tu las cervezas?

-Si, señor.

Él iba delante y las puertas de cristal automáticas se habrían gracias a un sensor cada vez que alguien se acercaba a ellas, les Franquearon El Paso. Una vez salieron, dejo los platos en la mesa, ya preparada con copas, servilletas, platos y cubiertos.

-Me gusta esa puerta. Tecnología punta, ¿eh?

-Me gustan las comodidades, y tengo dinero para comprar lo que me gusta. Enseguida vuelvo.

Karol colocó las cervezas y se sentó a esperarle. Ruggero volvió con dos ensaladas y dejó una junta al plato de ella y otro junto al suyo.

-Seguramente debería servir vino con esta cena, Pero no es lo mío.

-¿Ningun vino?

-Casi ninguno.  Lo tomó la cena sociales Por qué es lo que se espera, pero cuando estoy en casa, no lo pruebo.

-A mi sí me gusta el vino, pero lo suelo tomar cuando salgo por ahí con mis amigas.

-Entiendo.

Ruggero estaba disfrutando de la velada con Karol, pero en cierto modo le estaba pareciendo un escenario demasiado doméstico, y eso le molestaba mucho. No quería sentirse demasiado cómodo con ella.

-¿Estas preparada para ver el resto de las habitaciones?

-No, pero estoy preparada para volver a ver tu dormitorio.

Ruggero la tomó de la mano y bajaron a su dormitorio, donde le hizo el amor y ella dejó de pensar en historias y acuerdos para disfrutar simplemente de estar en los brazos de el hombre al que empezaba a amar... hasta que la llevó a su propia cama en plena noche, y con aquel gesto se lo recordó. «Ella solo era su amante».







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