Capitulo 21

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La cena no resultó tan incomoda como él se esperaba. En primer lugar, los invitados resultaron ser sólo ellos cuatro, y dado que Palmer y Valentina eran dos de sus personas favoritas, le resultó fácil relajarse. Pero eso mismo le hizo ponerse en guardia todavía más. No quería ofrecerle a Karol, inadvertidamente, algo que pudiera usar más adelante.

Una vez se sirvió la comida, valentina demostró estar en su elemento como anfitriona, asegurándose de tener las copas llenas y la conversación animada.

-Oye, Karol, siento curiosidad. ¿Por qué decidiste hacerte periodista? - preguntó Valentina después de que Palmer les hubiera referido una divertida historia de su primer partido de Polo, cuando los nervios le ganaron la partida y acabó cayéndose del caballo.

-Siempre he querido serlo. cuando era pequeña, me veía como una especie de Nancy Drew.

-A a mí también me gustaba nancy Drew - respondió Valentina-, pero resolver asesinatos no es lo mismo que ser periodista.

Karen Dejo los cubiertos Y tomó un sorbo de su copa antes de inclinarse hacia adelante y decir:

-Cuando estaba en el instituto, tenía señor fletcher de profesor de lengua, y era el encargado del periódico de la escuela. Le gustaba mi forma de escribir y me dijo que debería incorporarme al periódico. Al final lo hice, y me gustó.

-¿Que es lo que te gustó, exactamente? - preguntó Ruggero, qué sentía deseos de saber más de ella. De pronto había dejado de ser una periodista entrometida. Era alguien más real para él.

-Mi familia tenía un montón de secretos. Cosas de las que no hablábamos, ni entre nosotros, ni con nadie de fuera, y eso no es bueno. Me gustaba pensar que con mi trabajo iba a encontrar la verdad, que informaría sobre ella y que así todo el mundo sabría lo que en verdad estaba ocurriendo. Era algo tan radicalmente distinto a lo que yo había conocido en mi casa, que me volví adicta a ello, diría yo.

-Es lo mismo que me ocurrió a mí con el estilo de vida tan perfecto que muestro en la televisión. En la vida real, no soy perfecta.

-En eso no estoy de acuerdo - respondió Palmer.

-No me conoces lo suficiente para poder saberlo - le espetó Valentina, sonriéndole.

-Es lo que intento, conocerte - respondió Palmer, riendo.

Karol tomó el tenedor y jugó con los espárragos que tenía en el plató.

Ruggero quería saber más. ¿Que clase de secretos había aprendido a ocultar? Seguro que no se parecían a los de su padre. PeroPero, cuando ella levantó la mirada y lo Pillo mirandola, le sonrío. Karol se sonrojó.

-¿Que te animo hacer un programa de cocina y tendencias ?

-Siempre me había gustado que mi habitación fuese mi refugio secreto, y fue así como empecé a aprender a coser y hacer cosas con mis propias manos. Y luego, cuando tuvimos que dejar nuestra casa de los Hamptons, hubo unos seis meses que estuvimos sin cocineras ¿ te acuerdas? - le preguntó Valentina a su hermano.

-Sí. Y tú empezaste a cocinar para mamá y para mí.

-Bueno, a mamá se le da de maravilla recaudar dinero para sus obras benéficas y jugar al bridge, pero cocinar, no sabe.

-Y ah sí encontraste tu vocación - comentó Karol.

-En efecto -corroboró Valentina -. Me gustaba la sensación que me producía hacer la comida a mi madre y a ruggero. Les hacía feliz, y la vida era buena mientras estábamos sentados a la mesa.

Ruggero deseo que su hermana no hablase sí delante de Karol. No tenía ni idea de lo que acabaría publicando sobre el o sobre su hermana. No tenía nada, excepto su palabra, de que sólo utilizaría lo que él le contase en una entrevista.

-Yo también me siento así cuando me siento a la mesa de la cocina de mi madre -dijo Palmer -. Tenemos cocinera pero a mi madre le gusta cocinar para mis hermanos y para mí. Y el amor que pone los platos, se nota.

-¿Y tu, Karol?- quiso saber Valentina-.¿Eres como mi madre, o como yo?

Karol se mordió el labio inferior, un gesto que solía hacer cuando no sabía qué decir.

-No lo sé. Vivo sola, y no suelo cocinar. Pero creo que quizás, algún día, si tengo una familia, me gustaría crear algo especial, cómo haces tú o la madre de Palmer.

A Ruggero no le gustó la idea de que Karol fuese a tener familia algún día, pero no quiso preguntarse por que. Sabía que no iba a ser el hombre que ocupase ese lugar en su vida, y no quería contemplar la posibilidad de que fuese otro.

-Que bonito - comentó Valentina-.¿Y tu hermano?

-¿Yo, que? Yo no voy a casarme. Me gusta demasiado la libertad.

-No creo que eso sea cierto, pero Tendremos que dejar esa conversación para otra cena.

-¿Y yo, valentina, querida ?¿ no quiere saber lo que pienso? - intervino Palmer.

-No. Se lo que quieres, y es un sueño que no quiero compartir. ¿ postre?

Apartó la silla y se levantó. Palmer la seguía con la mirada, y Ruggero
tuvo que admitir que su amigo le daba lástima.

-Voy a ayudar a valentina a recoger - dijo Karol, recogiendo unos cuantos platos para llevarlos a la cocina.

-¿Por qué es tan terca tu hermana? - preguntó Palmer, y su acento brasileño se acentuó-. Sé que podría hacerla feliz.

En condiciones normales, a Ruggero no se le habría ocurrido ofrecerle consejo. Jamás se había metido en la vida personal de su hermana, precisamente para que ella no se metiera en la suya, pero le gustaba Palmer y quería que su amigo fuese feliz.

-Es que no confía en la felicidad.

-¿Que quieres decir?

-Pues que la última vez que fue verdaderamente feliz y que confiaba en alguien, todo explotó en la cara.

-¿Te refieres a los de tu padre

-Sí.

-¿No ha habido ningún hombre en su vida desde entonces?

-No, que yo sepa.

-Entonces, me Temo que voy a tener que trabajar el doble para demostrarle que en mi si que puede confiar. Que no soy como tú padre.

-Lo vas a tener complicado - le advirtió Ruggero-. Nuestro padre le hizo mucho daño.

La puerta del comedor se abrió y Karol apareció allí. Sabía que había oído sus últimas palabras y le fastidio. Si fuera una invitada y la casa de su hermana, podría fingir que no significaba nada, pero era una periodista empeñada en hurgar en su pasado.

Valentina volvió con el café en una bandeja y una falsa sonrisa. A partir de aquel momento se mostró animada en exceso, y resultaba casi doloroso ver cómo se esforzaba por ser la anfitriona perfecta, cuando antes de aquellas palabras sí que había disfrutado de verdad con la velada. La tensión entre Palmer y ella era palpable.

Karol debió de sentirla también, porque en cuanto acabaron el postre, miró su reloj y dijo que tenía que marcharse ya porque al día siguiente madrugaba.

-Te acompañó -se ofreció Ruggero. Le amargaba que, a pesar de los años transcurridos, super Adrián tuviera la capacidad de hacerlos sufrir, tanto azul hermana como a él. No era justo que ninguno de los dos hubiera encontrado el modo de sanar de sus heridas.

-Vale - contestó Karol-. Pero no hace falta.

-A lo mejor quiere disfrutar de tu compañía - intervino Palmer-. A veces un hombre sólo pretende demostrarle quien es a una mujer.

-O puede que yo también tenga que marcharme, sin más - replicó Ruggero.

Sabía que Palmer le había estado hablando a valentina, pero no quería que Karol pudiera hacerse una idea equivocada.

INDISCRECIONES AMOROSAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora