Ruggero sabía que ella trataba de ocultarse de él en el baño. La había sentido dar vueltas y más vueltas en la cama a su lado. Ninguno de los dos había conseguido descansar. En su caso, por la preocupación de haber accedido a que escribiera sobre él y su familia.
Pero no había cosechado el éxito profesional en los negocios dando marcha atrás una vez tomada una decisión. Seguiría adelante y mantendría el control.
Y de eso precisamente se trataba lo de aquella mañana; se aseguraría de que ella no tenga mucho tiempo para pensar en la historia que quiere escribir. Estaba decidido a asegurarse de que seguía concentrada en el como amante, y no como el sujeto de una entrevista.
Cerro el agua de la ducha y se dio cuenta de que olía a algo dulce. En la mano tenía aún el frasco que le habia dado y gimió al leer la etiqueta: Birthday cake. Demonios... no quería pasarse todo el día oliendo a «tarta de cumpleaños».
Salió de la ducha y buscó una toalla limpia en el armario, se secó con ella y se la colocó alrededor de la cintura, Necesitaba afeitarse, y no tenía ni desodorante, ni ropa limpia, pero no pasaba nada. Ya le había mandado un mensaje a Randall pidiéndole que recogiera todas esas cosas y se las llevará.
El teléfono sonó, y dudo un instante antes de salir al dormitorio. Se oyó el sonido de la voz de Karol.
Cuando entró al dormitorio, la vio con un teléfono inalámbrico sujeto entre la oreja y el hombro, delante del armario.
-Si, mamá, estoy bien. Siento no haberte llamado anoche.
Karol volvió a escuchar mientras sacaba un vestido ajustado de color Zafiro del armario. Lo colgó de un perchero y se dio la vuelta, pero se quedó paralizada Cuando lo vio allí.
-No, no he salido con nadie. Valentina Pasquarelli me había invitado a cenar.
Sonrió ante algo que le dijo su madre.
-Es tan encantadora en persona como en el programa -dijo-. Tengo que irme ya, mamá. Te llamaré al mediodía.
Volvió a escuchar.
-Yo también te quiero.
Colgó y lanzó el teléfono a la cama. A Ruggero le pareció que su madre y ella tenía muy buena relación. ¿Y cómo era posible, teniendo en cuenta lo que sabía de su pasado?
-Mi madre me llama si no hablamos todos los días. Aunque llevo viviendo aquí más de diez años, sigue temiendo que me ocurra algo malo.
-Mi madre es igual. Finge que me llama por algún asunto de negocios o cualquier otra cosa, pero al final consigue hablar conmigo todos los días.
De la cómoda saco unas braguitas y un sujetador a juego, aquella vez de color crema con encaje en la parte de arriba. Ruggero sabía que también Él debería estarse vistiendo, pero le gustaba la intimidad de estar viéndola vestirse.
-¿Vas a seguir mirándome? - quiso saber ella.
-Es que no puedo evitarlo. Eres preciosa.
-Me alegro de que lo creas así - contesto, haciéndole una reverencia.
Era divertida, de inteligencia rápida. Y cada minuto que pasaba con ella le hacía desearla más.
Y eso la volvía peligrosa.
¿Quien iba a decir que aquella mujer iba a ser capaz de poner su mundo patas arriba como lo había hecho? Estaba acostumbrado a tratar con mujeres guapas y poderosas, pero Karol era distinta.
Vio que se vestía deprisa y decidió empezar a hacer lo mismo. Luego la vio sentarse ante el tocador, y se dio cuenta que lo observaba a través del espejo, pero enseguida tomó una brocha de maquillaje y apartó la mirada. Estaba Claro que era una mujer complicada, y que por mucho que hubiera disfrutado el sexo con él, seguro que en su pecho había emociones de otra naturaleza aquella mañana.
-¿Estas bien? - le preguntó, aunque la frase le pareciera un poco tonta-. Está claro que yo no valgo para periodista. Hago las preguntas más tontas.
Ella sonrío.
-Eso está claro. Y estoy bien. Un poco cansada.
-Suena a excusa -contestó él, abrochandose la camisa-. ¿Lamentas lo que hemos hecho?
-En absoluto. Desde el momento mismo en que hablamos, en la fiesta del Cuatro de julio, no he podido pensar en otra cosa que no fuera tenerte en mi cama.
-A mi me ha pasado lo mismo, pero eso no significa que esta mañana tengas que sentirte diferente. Cuando empezaba en el mundo de los negocios, me puse un montón de objetivos y pensé que una vez tuviera todo ese dinero, me sentiría seguro. Pero la verdad es que el dinero no ha marcado la diferencia.
Ella se volvió a mirarlo.
-¿Y qué es lo que supone una diferencia?
-La sensación de confiar en mí mismo. He tenido que confiar en que iba a seguir tomando las decisiones correctas, y que no tenía que detenerme tras haber cerrado un buen acuerdo para asegurar el futuro.
Karol asintió.
Le había dicho algo personal sin pretenderlo.
Demonios... tendría que mantener la guardia alta. Y ni siquiera había sido culpa suya. Tendría que andarse con ojo.
De pronto se dio cuenta que lo que pasaba era que aquella mujer le importaba, y no sólo del modo general que creía al principio, sino que le importaba de un modo personal. Su felicidad era importante para él.
-Gracias por compartir eso.
-De nada.
Acabo de vestirse de una vez. Era el quién se sentía incómodo en aquel momento, y eso no era lo habitual. El móvil sonó, y al mirar la pantalla vio que era Randall que le había mandado un mensaje para decirle que ya estaba esperándole en la puerta.
-Me marchó. ¿Estas libre para comer o para tomar una copa esta noche?
-La comida me iría mejor. Tengo que pasarme por el plato de Sexy and Single.
-Entonces, nos vemos para comer. ¿Te va bien a las doce?
Karol asintió.
Él se acercó, la hizo levantarse, y abrazándola la besó suavemente.
-Que tengas un buen día, castaña.
Y salió del dormitorio. Pero sabiendo que lo que no podría dejar atrás era las nuevas emociones que le brotaban de dentro.
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INDISCRECIONES AMOROSAS
FanfictionRuggero Pasquarelli, millonario y soltero, estaba dispuesto a cerrar un trato con la entrometida periodista Karol Sevilla. Karol quería que el contara su historia, algo que Ruggero estaba dispuesto a hacer...cuando ella accediera a compartir su cama...