Capitulo 22

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Karol estaba cansada y quería irse a casa. Lo que había empezado siendo una noche divertida e interesante, había terminado por ser una velada con mucha tensión, tanto en la casa como en aquel instante en qué bajaba con Ruggero en el ascensor. Sobre todo cuando le vio estirar de pronto el brazo y pulsar el botón de parada.

-Todo lo que Valentina ha dicho esta noche era extraoficial. No me gustaría que apareciera mañana en tu columna.

Ella Suspiro para contener las ganas de darle un buen puñetazo en el estómago.

-Ya te he dicho que tengo ética. ¿Cuando vas a querer entenderlo? ¡No escribo sobre lo que mis amigos me cuentan en una cena! Que sientas la necesidad de decirlo me convence de que estaba completamente equivocada contigo desde el principio.

-¿A qué te refieres?

-A que creía que a lo mejor teníamos posibilidades como pareja.

-Yo no quiero que seas mi pareja, sino mi amante.

-Ya lo sé - contestó ella, pulsando un botón para que el ascensor volviera a ponerse en movimiento-. Es cierto lo que he dicho de que tengo una reunión muy temprano, y además ya hemos tenido esta conversación antes, así que espero que no te moleste que no volvamos sobre ello ahora.

Ruggero se apoyó en la pared del ascensor y la miró fijamente.

-No te ofendas, pero es que no puedo correr riesgos.

-¿Por qué?

-Cuando tenía 19 años y acababa de tomar las riendas de Macafee Internacional, Budines Week envió a una periodista a entrevistarme. Era más o menos de mi edad, y fue muy fácil empatizar con él. Se pasó casi una semana acompañándome a todas horas en el despacho. Yo baje la guardia y le hablé con toda sinceridad. El publicó cosas que no formaban parte de la entrevista en sí, y aprendí por la vida dura que con un periodista no existe nada que sea verdaderamente off the récord.

Karol sintió rabia hacia el periodista que lo había engañado, y por el joven que Ruggero era entonces.

-Yo no soy así.

-Es lo que tú dices, pero también me dijiste qué harías lo que fuera para conseguir esta historia. Y luego, llegó a casa de mi hermana y te encuentro allí... en fin, que me huele mal.

-Ella me invitó -contestó Karol, pronunciando despacio, aunque la rabia que había sentido antes por su actitud había desaparecido. En aquel rato había conseguido atisbar al hombre qué Ruggero era por dentro, y no iba a dejar que se escapara. Era un hombre de emociones complejas, y aquella noche lo había comprobado. Y aunque también era arrogante y exigente, empezaba a sospechar que todo ello formaba parte de una coraza que utilizaba para impedir que volvieran a herirle.

-¿Por que me miras así?

-Porque tengo la sensación de que apenas he rayado la superficie del iceberg qué es Ruggero pasquarelli.

-¿Iceberg? Yo creía haber demostrado que era todo menos frío en lo que a ti respecta.

-Bueno, sí, sé que ardes cuando estoy en tus brazos, pero pareces tan enérgico y sólido el resto del tiempo que sería fácil aceptarte como un hombre que desea tener un amante. Pero luego el agua se mueve, y veo algo escondido en las profundidades de tu personalidad.

-Eso es muy profundo, y yo no lo soy tanto. Sólo soy un tipo al que le gusta salirse con la suya, y ahora mismo la mía es tenerte a ti en mi cama.

-Si sólo fuera eso lo que pidieras...

-¿Tendrias una aventura de una sola noche conmigo?

-¿Me Concederías una entrevista?

-No he cambiado de opinión - respondió el.

-¿Estas seguro?

Las puertas del ascensor Se abrieron en el vestíbulo. No había mucha gente por allí y Ruggero la tomó por el brazo para llevarla a un rincón tranquilo.

-No del todo. Cuando antes te he oído hablar de secretos, he sentido ganas de preguntarte por tu infancia. ¿Estarias dispuesta tu a hablarme de ello?

-Quizás - respondió, aunque no le gustaba hablar de sus secretos. Le enervaba ser consciente de que no podía romper las costumbres grabadas en ella Desde la infancia.

-¿Y si te diera un beso?
Eso le hizo sonreír.

-Eres un timador profesional, ¿ lo sabías?

-Si. Si la fuerza de voluntad no consigue convencerte de que me des lo que quiero, no me da miedo usar mis encantos para conseguirlo.

-¿Seguimos  jugando? - preguntó Karol, porque necesitaba saberlo antes de correr el riesgo de seguir enamorándose de él.

Le rodeo la cintura con los brazos, y quedaron tan cerca que Karol sintió su respiración en la mejilla. Olía como siempre, delicioso y fresco, no poder acurrucarse en su pecho para dejar que sus sentidos disfrutasen de aquel contacto.

-No estoy seguro - admitió el.

Con cualquier otro hombre, esa respuesta no habría sido suficiente, pero con Ruggero era más de lo que esperaba. Era tan reservado, y estaba tan acostumbrado a protegerse manteniendo al resto del mundo a Raya que tuvo la sensación de que incluso aquella pequeña admisión era un tesoro.

-Yo tampoco - respondió, mirándolo.

-¿Como te vuelves a casa?

-En taxi. ¿por que?

-Porque tengo a mi chofer esperando. ¿ te acercó?

-¿Por qué quieres llevarme?

-Porque aún no Quiero despedirme de ti.

-¿Ah, no?

-¡ No seas tan desconfiada! - se rió mientras escribía un mensaje en el móvil.

-Es contigo no queda otro remedio.

-Eso no es cierto - respondió Ruggero, tomándola por el brazo para conducirla hacia la salida-. Sólo quiero tener la oportunidad de descubrir tus secretos.

 Sólo quiero tener la oportunidad de descubrir tus secretos

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