El verano había dado pasó ya al otoño, y a Ruggero le había gustado poder decir que, con el paso del tiempo, había dejado de pensar en Karol constantemente, pero no era así.
Su estado de ánimo alternaba entre la rabia contra sí mismo y el enfado con ella por hacerle sentir algo después de tanto tiempo. Había escrito su reportaje sobre Matchmakers Inc., y él había disfrutado leyendolo, pero no había escrito la historia sobre su pasado, la que él tanto temía. Era la prueba de que tenía más integridad de lo que él creía.
Ojalá existiera un modo de volver a verla empezar de nuevo, pero sabía que no podía ser. Habían transcurrido ya más de dos meses desde que ella se marchó de su casa, y no había pasado un solo día que no pensar en ella.
Le habían invitado a asistir al último episodio de la tercera pareja que aparecía en Sexy and Single, e iba a asistir. Le había dicho a su secretaria que acudía porque era lo que se esperaba de él, pero lo cierto era que sabía de la amistad que unía a Willow y Karol, y confiaba en que ella estuviera allí, o que al menos pudiese mencionar de pasada su nombre antes Willow y enterarse de que tal estaba.
Entró en el salón de baile del Kiwi club, que era donde iba a rodarse el último capítulo, y vio a su amigo Russell de pie cerca de la pared. Lo saludó con un gesto de la mano y Ruggero avanzó hacia él mientras miraba a la gente allí congregada por se distinguía a Karol. Pero no vio por ningún lado su melena castaña.
-Hola, Ruggero. ¿Que tal? -lo saludó Russell.
-Tirando.
-Hace tiempo que no te veo por el club náutico.
-He tenido mucho trabajo -contestó. Y era cierto. Su personal empezaba a quejarse de las horas que pasaba en la oficina porque les pedía que trabajabasen tanto como él. Sabía que se había convertido en un tirano, pero era el único tiempo en que dejaba de pensar en Karol.
-Sé muy bien lo que es eso. La semana que viene me marcho para arrancar con mi primer complejo de vacaciones en familia.
-¿Que tal te va con eso?
-Bien. Es un mercado completamente distinto, y me gusta tener un reto entre manos.
-¿Sé va Gail contigo?
Gail también era una de las mejores amigas de Karol.
-Sí. Le he dicho que necesitaba tener a mi prometida a mi lado -contestó Russell.
-Es cierto -corroboró Gail, que acababa de unirse a ellos-. Y puesto que el primer complejo es los Ángeles, he decidido combinarlo con un viaje de trabajo. Me reunire con algunos clientes.
Ruggero quería hacer algunas preguntas inocentes sobre Karol, como quien no quería la cosa, pero fue incapaz.
-Hola Gail, ¿Cómo está Karol? -le espetó.
-Bien. pero puedes preguntárselo directamente a ella. Está allí.
Ruggero se volvió. Karol acababa de entrar. Tenía buen aspecto. Estaba más delgada de lo que la recordaba y con los pómulos más marcados. su melena también parecía más densa. Permaneció quieto, contemplandola de arriba abajo, hasta que llegó al estómago y notó un pequeño portamiento.
Echó a andar hacia ella preguntándose si no estaría viendo visiones. Pero conocia su cuerpo íntimamente y antes no era así. Ella lo vio de pronto e interrumpió su conversación.
-¿Puedo hablar contigo un momento en privado? -le preguntó Ruggero.
Ella asintió, salió del salón de baile, y llegó a un discreto banco colocado bajo una ventana.
El la siguió mientras se decía lo mucho que la había echado de menos y sin dejar de darle vueltas a la posibilidad de que estuviera embarazada. Recordó que la segunda vez que habían hecho el amor, no había usado protección.
-¿Que puedo hacer por ti? -preguntó Karol, defendiéndose junto al banco.
-¿Estas embarazada? -le espetó Ruggero.
-Sí.
-¿Por qué no me has llamado para decírmelo?
No podía procesarlo todo al mismo tiempo, y se aferró a la ira como tabla de salvación para aquel encuentro. Se sentía presa de emociones contradictorias.
-¿Por qué iba a hacerlo?
-Porque soy el padre.
No le hizo falta preguntarle, porque sabía que Karol no habría pasado a salir con otro hombre con tanta rapidez. El había sido distinto para ella como ella la había sido para el.
De golpe se dio cuenta de todo: la razón por la que no había sido capaz de olvidarla era que él también la quería. Pero ahora eso no importaba, porque ella pensaría que lo que le dijera estaría motivado por su embarazo. Ya era demasiado tarde.
-3
ESTÁS LEYENDO
INDISCRECIONES AMOROSAS
Hayran KurguRuggero Pasquarelli, millonario y soltero, estaba dispuesto a cerrar un trato con la entrometida periodista Karol Sevilla. Karol quería que el contara su historia, algo que Ruggero estaba dispuesto a hacer...cuando ella accediera a compartir su cama...