Capitulo 31

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Ruggero se dio cuenta de inmediato del error que había cometido,  pero lo cierto era que quería darle la oportunidad de abandonar el acuerdo.

-No pretendía que fuera como tú te lo has tomado.

-¿Y que pretendías entonces?

-Pues solo decirte que me doy cuenta de lo mucho que te pesa nuestra acuerdo... y darte la posibilidad de dar marcha atrás.

-Te lo agradezco, pero sólo lo haría si tú estuvieras dispuesto a seguir una relación conmigo y a permitirme hablar contigo sobre Marchmaker Inc.

-Entiendo. Entonces, olvidémonos de mi pregunta. ¿Pedimos la comida y cerramos los detalles de nuestro acuerdo?

Ella asintió, pero había una tensión en sus rasgos que lo confirmo que no lo había perdonado. Lo cierto era que no podía haber elegido peor las palabras. Además, se había olvidado de algo extremadamente importante: habían pasado juntos la noche y,  sin duda, se sentiría un tanto vulnerable frente a él.

Ambos pidieron su comida y, cuando volvieron a estar solos, Karol sacó un cuaderno de su bolso y una pluma.

-Me gustaría programar un par de entrevistas.

-Entiendo. Creo que, tanto por tu bien como por el mío, deberíamos redactar un borrador.

-¿Que tipo de borrador?

-Uno en el que pongamos lo que tú esperas de mí y lo que yo espero de ti.

Karol escribió los nombres de los dos en una página en blanco y trazó una línea vertical dividiendola. Bajo su nombre escribio la palabra «amante»y debajo del de él «entrevistas».

-Esto el principio -dijo-. Anoche acordamos que me concederias una entrevista sobre el servicio de búsqueda de pareja y que me permitirías verte interactuar con tu familia.

-Así es.

Añadió ambos conceptos a la columna con su nombre.

-«Amante» es un término muy vago
-dijo Ruggero-.  Me gustaría que vivieras conmigo en mi casa el tiempo que dure el contrato.

-No sé qué contestarte. ¿Me permites que hablé antes con mi jefe? Voy a decirle que te he entrevistado y que estamos saliendo. Quiero que se entere de que tenemos una relación y que no le parezca mal.

-De acuerdo -contestó él-. Una vez solventado ese asunto, creo que deberías trasladarte a mi piso esta tarde.

-¿Tan pronto?

-Es un poco tarde para pensar en eso. Eres mía, castaña, y te quiero bajo mí mismo techo.

El modo en que la reclamaba como suya la hizo estremecerse, pero se advirtió que no debía permitir que se le subiera a la cabeza. Tenía que permanecer centrada en la entrevista,  mantenerse tan fría como le fuera posible y no dejar que cuanto hiciera o dijera le afectará de ese modo.

-Me parece bien. ¿Mañana vas a tener tiempo para que empecemos con la entrevista?

Sacó el iPhone y dijo tras unos minutos:

-Puedo dedicarte Media hora mañana.

-No es tiempo suficiente, pero para empezar puede valer. ¿A que hora?

-A las diez y media.

Anotó eso en su columna.

-Me gustaría hacer parte de la entrevista en las oficinas de Matchmakers Inc.

-No. No tomo parte de la operativa diaria de la empresa.

-¿Alguna vez pasas por sus oficinas?

-De tarde en tarde, cuando hay reunión del Consejo de administración. Podemos utilizar la sala de juntas de Mcafee International si no te sientes cómoda en mi despacho. ¿Tienes miedo de que se repita lo que ocurrió la última vez?

-No, a menos que los tengas tú -contestó ella,  inclinándose hacia delante para tomar su mano.

-Yoo tengo miedo de que vaya a ocurrir, sino que cuento con ello.

Karol estuvo apunto de sonreír pero aquello era un exceso de confianza. Además, no tenía porque reaccionar a cuánto dijera y que el supiera que estaba bajo su hechizo.

Mierda... no lo había pensado así antes, pero esa era ni más ni menos la verdad: estaba hechizada. Ningún otro hombre la había hecho Sentirse así. Y esa era la razón de que hubiera seguido buscando citas con hombres para un simple revolcón.

Pero en aquel momento, sentada frente a Ruggero,  supo que quería mucho más de él. Quería algo que incluso le daba miedo. Algo que nunca antes había experimentado.

Quería algo permanente y sólido, y sabía que no tenía ni idea de cómo conseguirlo.




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