Capítulo 32

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Ruggero había reservado la mesa en el restaurante justo antes de una reunión. Lo había hecho deliberadamente, no fuera a sentir la tentación de quedarse demasiado tiempo con Karol, así que, cuando su teléfono sonó para recordarle que era hora de irse, pidió la cuenta.

-Mándame un mensaje tan pronto como hables con tu jefe para decirme si puedes o no venirte a mi casa. Para mí es imprescindible.

-Ya me lo has dicho. Te lo comunicaré en cuanto pueda.

-Tengo una reunión dentro de quince minutos -dijo él, tras entregarle la tarjeta de crédito al camarero-. Siento que no hayamos podido cerrar todos los detalles, pero yo creo que lo principal está claro.

-Yo también lo creo.

-Genial. Estare esperando a que me llames.

-De acuerdo -contesto Karol cerrando el cuaderno para guardarlo en su bolso.

Ruggero firmo el recibo, se levantó y ambos salieron del comedor. Era consciente de que la mayoría de los hombres la miraban al salir. Era una de esas mujeres que hacían volver la cabeza a los hombres, y sintió una punzada de celos que le empujó a tomar su mano. Ella lo miró.

-¿Qué ocurre?

-Nada. Solo quiero que todos los hombres de este comedor sepan que estás conmigo.

-Vamos, que te ha faltado un pelo para plantearme un beso aquí mismo.

-Lo he pensado. El problema es que un beso nunca nos es suficiente a ti y a mí.

-Eres muy arrogante, ¿lo sabías?

-No soy arrogante. Sino posesivo, eres mia en virtud de nuestro acuerdo.

-Lo sé.

En cuanto salieron de restaurante la beso brevemente en los labios, pero enseguida se separó.

-Sabía que no ibas a poder resistirte -bromeó.

El la miró alzando las cejas.

-A mí. Tengo poder sobre ti.

-¿Ah, sí? Hablaremos de ese poder esta noche.

-De acuerdo. Hay muchas cosas de las que quiero hablar contigo.

-Me lo imagino.

El ascensor llegó y lo tomaron para bajar. Una vez salieron del vestíbulo Ruggero vio que su coche le esperaba.

-¿Quieres que le pida a Randall que te lleve a tu oficina cuando me haya dejado en el despacho?

-No, gracias. Tomaré un taxi.

No podía resistirse a besarla, y precisamente por esa razón estuvo a punto de no hacerlo, pero el control lo ejercía el, tanto sobre su propio cuerpo como sobre su acuerdo. Así que la besó para demostrarse a sí mismo que podía parar en cuanto quisiera.

-Hasta esta noche.

Se subió al asiento trasero de su Rolls Royce Phantom y miro hacia atrás sólo una vez cuando Randall se alejaba. Karol no se había movido del sitio y observaba su coche con una mano puesta en la boca. Luego movió la cabeza y echó a andar en dirección contraria.

Su móvil sonó y mira ver quién era. Su madre. Seguramente era la última persona del mundo con quién debería hablar estando como estaba... que no era nada del otro mundo, pero sí cargado de emoción. Llevaba tanto tiempo fingiendo ser distante y no sentir lo mismo que sentían el resto de los mortales.

Pulsó una tecla del teléfono.

-Hola, mamá.

-¿Estás ocupado hijo?

De haberlo estado, no habría contestado el teléfono, ella siempre le hacía esa pregunta.

-No. ¿Qué ocurre?

-Este fin de semana tengo una jornada de puertas abiertas para una organización benéfica en bridgehampton y me gustaría que vinieras.

-¿Qué día?

-El sábado, pero pensado que podías venir el viernes por la noche y quedarte hasta el domingo. Podrías traerte a esa periodista con la que cenaste en casa de tu hermana el otro día.

-¿Cómo sabes eso?

- Por Valentina. A ella no le importa hablar conmigo todos los días.

Le molestó que su hermana le hubiera hablado de Karol.

-¿Te ha contado también que está saliendo con Palmer?

-¿Ah, sí? Pues no, no lo ha hecho. Entonces también lo incluiré a el en mi invitación para el fin de semana. ¡Ay, hijo, va a ser maravillo! Los dos en casa y con vuestras...

-Mamá, iré a lo del sábado, pero no puedo quedarme todo el fin de semana.

-¿Ah, no?

-No. ¿Hay algo más?

-Valentina dice que tú y Karol Sevilla congeniaron de maravilla. ¿Es eso cierto?

-Si, lo es, pero no hay nada serio entre nosotros.

-'ontigo nunca hay nada serio -su madre suspiro-. Me gustaría tener nietos algún día, ¿sabes?

- Valentina puede dártelos también.

-Creo que está esperando a ver una señal en ti de que todo va bien.

Eso no podía ser cierto.

-Pues no entiendo porque. Ella es capaz de construir un hogar mejor que yo.

-Los dos habéis creado lo que sentiste que faltaba cuando el escándalo de tu padre. Tú has creado seguridad económica para todos nosotros, y Valentina la casa perfecta. Pero no es suficiente, y no sé qué hacer para demostraroslo.

-Estaré ahí el sábado y me acompañara Karol Sevilla. Ahora tengo que dejarte mamá. Un beso.

El colgo antes de que pudiera decir nada más.

Tras la comida con Karol, lo último que quería era la discusión emocional con su madre. No estaba muy seguro de cómo había ocurrido, pero su vida ordenada y precisa había sufrido un vuelco que la había dejado patas arriba. En realidad sí que sabía cómo había ocurrido y quién era la culpable: Karol Sevilla.

 En realidad sí que sabía cómo había ocurrido y quién era la culpable: Karol Sevilla

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