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Hoseok y Jimin veían asqueados la escena frente a ellos. No bastó ni un par de días de no hablarse y evitarse para que YoonGi y TaeHyung volvieran a estar juntos, besándose como animales en plena confitería, ahuyentando a todos de ésta.

Hoseok no entendía cómo había pasado, creyó que de última sería TaeHyung el que no querría volver con YoonGi, pero no tenía que pensar mucho para darse cuenta de que YoonGi lo compró con regalos y TaeHyung era tan ostentoso que cedió. Lo detestaba tanto, tenía a su amigo tan embobado, no soportaba más estar en la misma mesa que él. Se levantó y se marchó dejando notar su desaprobación a todo eso.

Jimin, en cambio, se enteró por boca de TaeHyung que YoonGi le pidió perdón y le dió regalos, y el castaño maravillado con todo eso, lo perdonó casi de inmediato. Intentó recordarle lo mal que lo trató y sus planes de venganza, pero su amigo decidió que con eso era suficiente. Jimin no sólo le temía a YoonGi, sino que le caía muy mal, porque creía que podía tratar a TaeHyung como basura y después arreglar todo comprandolo con regalos, sabiéndo que el castaño era débil a ese tipo de detalles, y lo peor era que su amigo caía facilmente. Jimin se sintió asqueado, y no duró mucho tiempo junto a ellos antes de levantarse e irse del lugar, dejando, ahora sí, a la inusual pareja totalmente a solas.

-¡YoonGi-Hyung! -Soltó jadeando al tiempo que se separaba y miraba a su alrededor, sintiéndose avergonzado -Se fueron todos... por nosotros.

-¿Y qué importa? -Dijo en un gruñido tratando de llegar a su cuello pero siendo detenido por el contrario.

-¿Pero no te molesta que nos vean extraño?

YoonGi bufó cansado, tomó el rostro de TaeHyung en sus manos y lo miró fijamente a los ojos esperando que le crea.

-Estoy muy a gusto contigo, TaeHyung, y si les molesta o no que estemos aquí me importa muy poco.

TaeHyung casi no prestó atención a lo que dijo al escuchar su nombre siendo pronunciado por YoonGi de forma tan casual. Y fué ese momento de desconcentración el que el chico pálido aprovechó para atacar su cuello, haciéndolo soltar un suspiro entrecortado y, sin ser capaz de detenerlo, se dejó llevar por la placentera sensación de su cuello siendo succionado por el mayor.

Es cierto que los regalos y las disculpas ayudaron a que arreglaran las cosas entre ellos pero no fué todo lo que pasó.

Lo cierto es que, al día siguiente del incidente, TaeHyung no volvió a dirigirle la palabra a YoonGi y éste no perdió oportunidad de buscarlo al salir de las clases en las que coincidían para pedirle que lo disculpe, pero el castaño se resistía a estar a solas con él o de ceder a escucharlo. Pero YoonGi, más pronto que tarde, descubrió que mientras más le insistía, para el castaño era más inútil tratar de estar molesto con él, y a YoonGi le gustaba mucho cuando se hacía el díficil porque lo incitaba a tirar más de él, y era divertido ver cómo daba su brazo a torcer tan fácil con el sólo hecho de hablarle de forma melosa para ablandarlo, con caricias sugestivas y palabras que buscaban romper con su oposición, hasta que el propio TaeHyung ya ni se creía la resistencia que ponía hacia su cercanía, y mucho menos cuando usaba su nombre para llamarlo.

A lo último fingía tan mal que no podía evitar reírse cuando YoonGi le susurraba palabras lindas al oído diciéndo que lo extrañaba y que ya no estuviera enojado con él.

Fué todo aquello y también el hecho de que YoonGi le seguía gustando mucho, y pasar tanto tiempo sin hablarle, y sin poder tocarlo ni besarlo, le había hecho superar la razón por la que estaba enojado en un inicio.

Ahora que habían arreglado aquel asunto, ambos se habían desatado tan mal a estar juntos nuevamente que no se despegaban ni un segundo. El poco tiempo que pasaron separados sólo sirvió para aumentar la necesidad de tenerse el uno al otro, y eso a YoonGi le asustaba pero sólo quería besar a TaeHyung y robarle hasta el último suspiro, sin pensar en nada más, ni siquiera en el hecho de que lo detestaba en ocasiones.

Las reconciliaciones eran asombrosas.

-Vamos a otro sitio -Dijo repasando sus labios por el rostro ajeno.

-Tenemos clases -Respondió como pudo, perdido en la respiración caliente del mayor contra su rostro.

-Faltemos.

TaeHyung odiaba ceder tan fácil, pero no podía negarse a YoonGi cuando le pedía algo tan abiertamente. De todos modos, también quería estar a solas con él en su habitación y sacarse las ganas que le tenía sin preocuparse por miradas ajenas a ellos.


Heteroflexible 《MYG+KTH》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora