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YoonGi sentía algo parecido a una gran satisfacción personal al tener a TaeHyung totalmente perdido de placer bajo su toque. Era una imagen excitante y gloriosa para él tenerlo concentrado unicamente en disfrutar de las sensaciones que le proporcionaba al tocarlo en los lugares correctos, gimiendo bajo y profundo, y retorciendose de vez en cuando, apoyando su cara contra la almohada mientras enmarañaba las sábanas en busca de alivio.

Fué por eso que después de un buen rato besandose en su habitación, YoonGi lo tendió lentamente sobre su cama y se dedicó a pasar sus manos por todo su torso hasta llegar al borde de sus pantalones y adentrar una de sus manos para masturbarlo mientras que con su mano libre y su boca se encargaba de hacer más placentera la experiencia. Disfrutaba mucho de darle placer a su novio, y es por eso que ahora, mientras el castaño permanece recostado debajo de él, se dedicaba a tocar todos esos puntos sensibles que sabía que lo enloquecerían al ya estar siendo estimulado sexualmente.

-Yoon... YoonGi...

YoonGi sonrió de forma perversa al escuchar cómo el menor perdía los honoríficos cuando lo tocaba en las zonas correctas. Sólo se encontraba dando lamidas de forma lineal sobre sus oblicuos y su vientre bajo, delineando con su lengua los lugares que sabía que provocaban espasmos en el otro cuando pasaba por ahí, pero el castaño ahora estaba tan sensible que aquello era suficiente para hacerlo perder la cordura.

TaeHyung se quitó la camisa, aunque se encontraba desabrochada de pronto sentía demasiado calor como para tenerla puesta. Y YoonGi sólo aprovechó eso para llevar su atención a repartir húmedos besos por todos sus brazos hasta llegar a su cuello donde el castaño tuvo un ligero estremecimiento cuando el mayor llegó detrás de su oreja. La respiración caliente en ese lugar le provocaba cosquillas y algo más, y YoonGi no perdió detalle de ello, haciendo que le den deseos de estimular dicha zona dando cortas succiones y provocando que el cuerpo de TaeHyung reaccionara con espasmos y suspiros temblorosos de placer.

YoonGi conocía bien el cuerpo de su novio, sabía dónde se encontraban las terminaciones nerviosas que le interesaban en su piel, y TaeHyung se sentía depredado al ver cómo éste lo observaba con oscura atención en situaciones así, buscando sus puntos débiles y admirando la reacción que provocaba en su cuerpo cuando tocaba éstos con la yema de sus dedos o su lengua. Lo único que podía hacer era gemir y suspirar de goze mientras el mayor lo hacía sufrir y retorcerse, disfrutando de la vista.

En un momento YoonGi también sintió bastante calor, y se quitó la remera para estar en igualdad de condiciones con el chico debajo de él. Lo siguiente fué demasiada tortura para TaeHyung, ver la blanca piel del torso expuesto de YoonGi hacía que fuera díficil controlar sus impulsos de tomarlo, y mucho menos ahora que el mayor tuvo la ocurrencia de dejar caer su peso sobre él, con su piel en contacto con la suya mientras lo besaba introduciendo su lengua, haciendo que serpenteé en su boca.

TaeHyung apretó más fuerte las sábanas debajo suyo, no podía abrazar su espalda, si llegaba a hacerlo hasta ahí llegaría su autocontrol. Sus gemidos ahora se escuchaban como algo lastimero al usar toda su fuerza de voluntad en no embestir hacia arriba contra las caderas del mayor, sabía que eso no le gustaba, y podría hacer que se detuviera. Y era muy frustrante para TaeHyung, ya que se moría de ganas por tener sexo con YoonGi, lo hacía disfrutar mucho con sus caricias, y eso aliviaba un poco su frustración sexual, pero no podía vivir a punta de trabajos manuales para siempre.

Por suerte YoonGi decidió apartarse, y con su mano libre empezó a masajear sus pezones, en lo que lo masturbaba insistentemente y rozaba con el pulgar la punta de su miembro de vez en cuando, con el objetivo de hacerlo llegar al orgasmo más rápido. Ya lo había hecho sufrir demasiado.

Finalmente TaeHyung alcanzó su climax y se corrió en la mano de YoonGi, dejando escapar un fuerte gemido que el mayor tuvo la dicha de saborear al acercarse a succionar su cuello. Mientras observaba al menor tendido en la cama disfrutando de las sensaciones post orgasmicas, se dedicó a admirar la piel naturalmente bronceada de su torso, en la cual podía apreciar todavía leves espasmos provocados por las replicas de su orgásmo. La imágen le resultó demasiado excitante, tanto que sintió deseos de tocarse viendolo, y sólo ahí recordó lo desatendido que se encontraba por sólo dedicarse a darle placer al otro.

Heteroflexible 《MYG+KTH》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora