—Última parada, chavales. Hora de que los recién ennoviados se conozcan un poco más... profundamente.
—¡Ey! —Palmeo el hombro de Damián desde detrás. —Gracias por el viaje, tío.
—¡Te voy a tener que cobrar! —Jamîl sale y se dirige al maletero para sacar su equipaje. Aprovechando su ausencia, mi colega me aconseja: —Que te haga los baños cuanto antes. ¡Y que te planche las camisas! Que vas siempre como si te hubieras levantado de la cama con la ropa puesta.
—¡¿Pero qué dices?!
—A eso ha venido, ¿no? A ayudarte en las tareas del hogar, a hacerte buenas "comidas" y todo eso...
—¡Vete a tomar por...! —le indico.
Mi perro me apoya: << ¡Maleducado! >>
—Bruno, oye... —Damián se vuelve con una expresión realmente seria y, tras mirar a Jamil por la luna de detrás, asevera —He visto cómo le miras. Sólo te pido que no pierdas de vista el objetivo. Aunque os vayáis a casar, aunque folléis como bestias... todo es falso; un simple negocio. Él es tu chacha, tu compi de piso al que le haces un favor a cambio de dinero, pero nada más. Tenéis que dejar las rutinas bien establecidas para que nadie se ande a equívocos.
—Lo sé. —Me fastidie o no, entiendo que tiene razón. Yo mismo había estado pensando en eso hace unos minutos. —Tranquilo que tengo los pies bien puestos en el suelo y le dejaré las cosas claras desde el principio.
—Como me vengas un día con que te has enamorado de él, te capo. O peor aún, te diré que "te lo dije".
—No será necesario –aseguro saliendo del coche.
Al entrar en el rellano de abajo, nos cruzamos con una vecina cotilla y yo decido aprovechar la ocasión para cazar a mi nuevo huésped de una de las nalgas y acercarlo a mí con evidente intención de demostrar mi propiedad sobre él. Jamîl se pone tenso al notar cómo nos mira la señora, pero luego entiende que estamos disimulando.
—Hasta luego Doña Asun.
—Adiós, hijo... —¿Ha sonado envidioso su tono? Seguro que sí. Cualquiera me envidiará por poder ponerle la mano encima a este chaval. Y por cierto, que durito lo tiene. ¡Ufff! Creo que yo también me estoy poniendo "tenso".
Ya a solas con el hindú y el yorkshire en el ascensor camino del sexto, los nervios empiezan a afectarme. Me miro al espejo y me veo horrible a su lado; ¡cualquiera se vería horrible a su lado! Jamîl tiene la asustada mirada fija en la puerta de metal y tose unas cuantas veces. Quizá no ha subido hasta ahora en ascensor así que trato de distraerle y romper el hielo.
—¿Estás bien? Lo de antes fue para empezar a simular que somos novios.
—Lo sé, no pasa nada. Tengo que acostumbrarme a cosas así en público. Yo también traté de hacerlo cuando se nos acercó tu amigo Damián en el aeropuerto.
—Veo que sólo has traído una maleta, y no muy grande. Es poco equipaje, ¿no? ¿Se supone que toda tu vida va ahí dentro?
—Un poco de ropa y algunos documentos. No he traído nada más. No quiero nada más. Mi vida anterior ya no existe y haré como que nunca existió. Hoy es el inicio de una etapa nueva y ya nada del pasado importará.
—Es una buena manera de verlo. Aun así te he vaciado una habitación entera para que vayas colocando todas tus cosas, con cajones, un armario y todo.
—No te arrepentirás de ayudarme, lo aseguro.
<< ¡A casa! ¡A casa! ¡Ya llegamos! >>

ESTÁS LEYENDO
Inevitable
RomanceLa constante mediocridad de la vida de Bruno se ve agitada ante la más sorprendente petición recibida desde un completo desconocido llamado Ahmed: casarse por dinero. Bruno nunca hubiera aceptado, pero las circunstancias que le rodean le obligan a...