—¡Qué alegría más grande me das, kuñi! ¡Qué sorpresa! —es Maite quien habla con una cerveza en la mano y los ojos aún impresionados. Hace cuatro años que dejó de ser mi cuñada pero ella aún me trata como tal.
—Quiero que sea una sorpresa para mi hermano y para el resto, ¿eh? —subrayo al recordar que la chica podría contactar con su exnovio.
—Ya, ya; lo he entendido. —Ella le guiña un ojo a Damián con complicidad. —Lo único que me impresiona es que quizá... no sé, os estéis casando demasiado rápido.
—¡Alguien que está de acuerdo conmigo! —exclama mi colega.
Jamîl palidece a mi lado y yo le cojo de la mano para tranquilizarle.
—¿Por qué dices eso?
—Hombre, está claro que os casáis por los papeles. —La mano de mi futuro marido me aprieta con fuerza, aunque su rostro sigue mostrando una expresión confiada; al otro lado de la mesa, Damián pone cara de "¡pillada!". —No me malinterpretes, se nota que os queréis mucho; pero si Ahmed no fuera extranjero podríais esperar unos años más antes de la boda. En cambio, si no os casáis ya, le deportarán de vuelta y todo se os haría más difícil y doloroso, ¿no? ¡Puta burocracia! —Sí, así de malhablada ha sido siempre Maite, y da la impresión de que ello divierte a Damián que la mira como si fuera un sorprendente alien con tetas.
—Cierto —admito—; si no fuera por la prisa que nos meten, tardaríamos más en dar este paso. Pero bueno, si sale mal siempre nos quedará el divorcio, ¿no?
—¡Ja! Eso sí.
—Pero no saldrá mal —asegura Jamîl de repente, arrimándose y dándome un besito en la mejilla—. Quiero mucho a este hombre y conseguiremos que funcione nuestro matrimonio.
Me siento un poco cohibido por sus palabras. Le miro y veo ese brillo ilusionado en sus ojos que percibí nada más llegar. Está actuando, ¿verdad? Está diciendo esto y mirándome así para que ella crea en nuestra historia. Trago el nudo de mi garganta y decido cooperar, así que le agarro de la nuca y le beso cariñosamente en los labios.
—¡UuUuuhhhhh! ¡Love is in the air! —bromea Maite y mi colega le ríe la gracia. Jamîl termina apartándose algo ruborizado. Ha sido nuestro primer beso fuera del sexo, y la verdad que me muero por seguir explorando su boca con más calma. —Pero en serio, me encanta que hayas pensado en mí para lo de ser testigo. Eso sí, no esperéis que ahora me convierta en una pro-matrimonio. Soy de las que opinan que las relaciones de pareja sirven para echar unos cuantos buenos polvos en confianza y luego quedar como amigos. Cuando se pretende llegar a más, alguien lo termina pasando muy mal.
—Sí, ¿no? ¡Pienso igual! —apoya Damián por fin apartando los ojos de sus pechos. —Los seres humanos sólo nos desarrollamos plenamente de forma individual, y cuando estamos en pareja se pierde la libertad, se modifica la forma de ser, los hábitos, se cede en cosas que son importantes... ¡una putada! Pero oye, que si estos dos tortolitos quieren firmar, pues habrá que apoyarles.
—Cierto. —Mi ex cuñada lo mira con otros ojos, y casi podría ver en ellos la misma lujuria con la que yo miraba a mi amigo antes de tener a mi indio preferido en casa. Por muy bien que Damián esté, el pobre no le llega ni a las rodillas a Jamîl (en mi opinión).
—Gracias a ambos, nos habéis ayudado mucho. Ahora sólo queda esperar unas semanas para el evento; o meses, depende de cómo de ocupados estén los funcionarios.
—¿Y de verdad que no se lo vas a decir a tu familia? —Maite me mira con gravedad.—De cosas así son las que uno se termina arrepintiendo. —Como ha estudiado psicología, se cree que conoce la psique humana mejor que nadie.

ESTÁS LEYENDO
Inevitable
RomanceLa constante mediocridad de la vida de Bruno se ve agitada ante la más sorprendente petición recibida desde un completo desconocido llamado Ahmed: casarse por dinero. Bruno nunca hubiera aceptado, pero las circunstancias que le rodean le obligan a...