Hace buen día este miércoles, pero el sol calentando la terraza del bar no dulcifica mis agrios pensamientos.
—Sí, ¿no? Entonces volvéis a estar cabreados.
—Él se cabreó —confirmo bebiendo de mi cerveza.
—¿Cómo no va a cabrearse? —me inquiere Damián sonríendo con sorna—. Era vuestra despedida de soltero y tú le agobiaste como si fuera a entrar en el cuarto oscuro.
—A ver qué pasa —Mi sorpresa no cabe en mí—, ¡si incluso tú me dijiste que me lo levantaban!
—¡Eso era broma! —ríe—. Sobre todo por una razón: no es tu novio de verdad. ¿Lo has olvidado?
—¡Ya lo sé! Pero tú sabes que vinieron conocidos míos que tenían que creer que sí; y si Jamîl bebía, perdía el control y terminaba enrollándose con otro, ¡no entenderían que yo siguiera adelante con la boda!
—¿Y? Pues no te casas y ya —responde con un encogimiento de hombros—. Si el indio no actúa como debe para mantener vigente vuestro pequeño trato, entonces tú también te lo saltas y que se busque la vida.
—Y yo quedaría ante los colegas como el cornudo, el que no es capaz de mantener quieto a su novio ni dos semanas antes de la boda. ¡Eso sí que no!
—Pues sí que te importa ahora el "qué dirán". Además, son colegas de toda la vida, no se meterían contigo por eso; no demasiado.
—Como sea. Jamîl se descontroló, me puse nervioso y le pedí amablemente que nos fuéramos.
—¿Amablemen...?
—¡Sí! A ver, lo que me jode es esta montaña rusa de emociones. —Cojo unas papas fritas y mastico un rato antes de continuar. —¿No podemos llevarnos bien? ¡Y todo es por chorradas! Nos gustamos, follamos genial, la convivencia está muy bien...
—Normal, si él te limpia toda la casa y carga con los gastos...
— ...pero luego, no me tiene paciencia y se enfada por tonterías. Como lo de irnos del pub cuando se lo pedí.
—Maite, desde sus estudios de psicología, dice que las discusiones por tonterías suceden cuando hay otros problemas mayores detrás. Frustraciones, malos entendidos, desacuerdos, tensiones... Entonces, cualquier gota colma el vaso.
—Pero si es que no tendría que haber habido ningún desacuerdo. Total, si ya era muy tarde, habíamos bebido mucho, bailado, charlado... ¿qué más teníamos que hacer?
—Pues será por la forma en que le hablaste. Quizá creyó que le chantajeabas con no casarte si no te obedecía... —¡Uah! Porque es mi mejor amigo, que si no le mandaba a tomar por culo.
—¡Chorradas! A ver, yo iba un poco achispado, es normal que no me expresase con claridad, pero él tiene que tenerme más paciencia.
—Sí, ¿no? —A nuestro lado pasa una camarera con la faldita corta y mi contertulio se distrae ligeramente antes de responder. —Pero todo eso pasó el sábado. Has tenido... —hace la cuenta con los dedos— como dos días y medio para hablarlo con él.
—Sí, pero esa es la otra: ¡ni una sola oportunidad! Porque he aquí que mí querido padre, así como quien no quiere la cosa, vino el domingo a verme. Yo por la mañana había estado aún cabreado con Jamîl por haber zorreado, pero pensaba arreglarlo por la tarde. Entonces llega el señor Tausch, a quien no le veía desde hace ¿tres años? y dice que viene para lo de la boda. Y yo "Papst, ¡que es dentro de dos semanas!" y él "Ya, pero me vengo a pasar contigo este tiempo, y así nos ponemos al día"— Damián ya sabe que papst significa papá en alemán, que es como mi padre siempre quiso que le llamase.

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Inevitable
RomanceLa constante mediocridad de la vida de Bruno se ve agitada ante la más sorprendente petición recibida desde un completo desconocido llamado Ahmed: casarse por dinero. Bruno nunca hubiera aceptado, pero las circunstancias que le rodean le obligan a...