El Duelo en el Desayuno

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El Duelo en el Desayuno.

Fieles a su promesa, los tres chicos de segundo año esperaron cerca del agujero del retrato para asegurarse de que Lily bajara al Gran Comedor para el desayuno a la mañana siguiente como esfuerzo en cuidar de ella. La muchacha alzó una ceja cuando bajó las escaleras que llevaban al dormitorio de las chicas y los encontró de pie sin hacer nada.

-¿Qué se traen entre manos? –preguntó con sospecha cuando los muchachos la siguieron hasta el corredor.

-Solo íbamos a desayunar –respondió Sirius casualmente.

-Como cualquier otro día –agregó James.

-Mientras te echábamos un ojo –soltó Peter, ganándose miradas fulminantes de sus dos amigos- Quiero decir, eh... Eh, yo, eh....

-¿Echándome un ojo? –Preguntó Lily deteniéndose en seco, causando que Peter, quien caminaba tras ella sin ver al frente, chocara con su espalda- ¿Por qué me echan un ojo? –demandó.

-Bueno, estás triste, ¿cierto? Solo queremos estar ahí para ti –dijo Sirius, enfatizando el concepto- Asegurándonos de que sepas que no estás sola y todo eso, así sabrás que tienes un par de hombros en los que apoyarte si lo necesitas.

-Seis hombros, para ser exactos –bromeó James- ¡Dos de cada uno! ¡Esos son muchos hombros sobre los cuales llorar! Puedes considerarte muy afortunada.

Lily lo miró ceñuda por un momento antes de voltearse hacia Sirius y Peter.

-Estoy más que bien, gracias, no necesito ningún hombro... Mucho menos seis –añadió, volviendo a mirar a James.

-Bueno, están aquí si cambias de parecer –dijo Sirius.

-Los seis, ninguno se irá –concordó James.

-No los necesitaré –dijo ella. Lily volvió a marchar por el corredor. Había dado unos cuantos pasos y estaba considerablemente lejos de los chicos, pero podía sentir sus miradas en su espalda y el eco de sus pasos caminando tras ella. Suspiró irritada pero los ignoró. Comió su desayuno con ellos alineados en la mesa junto a ella, las tres miradas sobre ella. Se sintió como una granada a punto de explotar por la forma en la que la miraban, como esperando que algo sucediera.

-¿Y dónde está Remus, por cierto? –preguntó ella con la esperanza de que la conversación los hiciera dejar de mirarla fijamente.

-Una excelente pregunta que creo que muchas personas les agradaría saber –dijo una voz detrás de Lily. La muchacha se dio la vuelta y ahí estaba Severus Snape con los brazos cruzados sobre su pecho. Miraba muy pesadamente a James, quien le devolvía la mirada sin cobardía.

-¿Qué te importa a ti donde esté Remus? –le preguntó James con brusquedad.

-¡Sev! –chilló Lily en sorpresa antes de que él pudiese responder la pregunta de James- ¿Qué estás haciendo en la mesa de Gryffindor? ¿Pensé que era territorio prohibido para ti? –su voz cargaba un poco de sarcasmo, logrando que Severus respirara profundamente.

-Necesito hablar contigo. ¿Puedes venir conmigo, por favor?

Lily se encogió de hombros.

-¿Por qué no hablas conmigo aquí?

-Es un asunto privado –dijo Severus en voz baja, mirando a los otros tres.

-Bueno, estoy ocupada, Sev. Tengo cosas importantes que hacer que me mantendrán ocupada por un tiempo. Ya sabes cómo es: Es lo que tú estuviste haciendo todo el verano. Hablaré contigo cuando esté disponible –se dio la vuelta sobre su asiento y siguió comiendo su tostada.

Los Merodeadores: Segundo AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora