Recensere

989 93 56
                                    

Recensere

El clima estaba cada vez más frío a medida que se acercaba septiembre. Habían pasado tantas cosas en el primer mes del año escolar que no parecía extraño que aún no se hubieran realizado las pruebas de Quidditch, pero James se despertó temprano la mañana del primero de octubre para descubrir en la cartelera de noticias un poster anunciando que Derek planeaba realizar las pruebas en el campo de Quidditch el sábado en la tarde.

Originalmente, los chicos de Gryffindor habían planeado usar el tiempo libre del sábado en la tarde para explorar el pasadizo secreto en la Sala de Trofeos pero una vez que el anuncio fue descubierto, los planes se modificaron definitivamente. De hecho, el éxito de Remus al conseguir que los otros tres estudiaran con él el viernes se fue por la ventana también cuando James anunció que necesitaba tanta practica como fuese posible y Sirius decidió rápidamente que necesitaba ser testigo de las salvadas de James y ayudarlo siendo los otros seis miembros del equipo al mismo tiempo.

-Si saben que no pueden jugar Quidditch si sus calificaciones bajan, ¿cierto? –demandó Remus la noche del viernes cuando James lanzó su escoba sobre su hombro, preparado para ir al campo a practicar un poco más.

-No bajaremos nuestras calificaciones –dijo Sirius con confianza- No nos dejarías hacerlo.

Remus suspiró y observó cómo se alejaban antes de mirar a Peter.

-¿Irás con ellos? –preguntó.

Peter parecía indeciso. Luego, al fin, dijo:

-Bueno... Sería cool jugar Quidditch.

-Entonces ve –dijo Remus y Peter rápidamente corrió tras Sirius y James. Remus volvió a concentrarse en su libro de Transformaciones, avanzando hacia la página donde había estado leyendo y continuó.

Pronto descubrió que el dormitorio estaba demasiado silencioso para estudiar. Se había acostumbrado a estudiar con James, Sirius y Peter haciendo tonterías a su alrededor y ahora que al fin había paz y silencio por un momento, simplemente no podía concentrarse. Tomó en sus manos todos sus libros y bajó a la sala común.

Casi todos habían tenido la misma idea que James y habían ido al campo de Quidditch a entrenar. La sala común estaba casi tan desierta como el dormitorio, con una notable excepción.

-Hey, Lily –dijo Remus sentándose en la mesa donde se encontraba ella, con la misma cantidad de libros que tenía él. En su mesa había una humeante taza de té y su cabello estaba recogido en dos largas trenzas que caían sobre sus hombros- ¿Puedo estudiar contigo?

Lily alzó un dedo y terminó el párrafo que estaba leyendo, sus labios moviéndose mientras leía. Remus pensó que era bastante lindo como ella los movía para formar las palabras silenciosamente mientras sus ojos escaneaban la página. Casi tan lindo como su nariz y las pequeñas pecas que la decoraban. Remus sonrió. Cuando ella alzó la vista, él aún estaba sonriendo y ella le sonrió de vuelta.

-Hola, Remus –dijo ella.

-¿Puedo estudiar contigo? –preguntó él.

-Sí, claro –respondió Lily y movió algunos de sus libros para abrir espacio a los de él en la mesa.

Remus posó sus libros sobre la mesa y abrió el de Transformaciones. Lily tomó un sorbo de su té y pasó la página de su libro de Historia de la Magia.

-Había demasiado silencio en el dormitorio –comentó él- James y Sirius siempre son muy ruidosos y cuando se fueron pensé que por fin podría estudiar bien pero más bien sentía que faltaba algo.

Los Merodeadores: Segundo AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora