La Cena con el Equipo de Quidditch

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La Cena con el Equipo de Quidditch

Lily estaba de camino a la cena cuando escuchó el estruendo de pasos rápidos tras ella. Se pausó y miró atrás para encontrarse con James Potter corriendo por el pasillo en su dirección, a penas consiguiendo detenerse justo antes de chocar con ella.

-Evans –dijo él- Bueno, al menos sé que no voy tarde –rió sin respiración.

-Bueno, en realidad, ambos vamos un poco tarde –dijo ella, encogiéndose de hombros- Pero dudo que Slughorn lo note.

James hizo una mueca.

-Desearía que no fuese en su oficina.

-Créeme, yo también lo desearía. Va a ser justo como esas fiestas del Club de Slug que hace de vez en cuando –suspiró- ¿Has ido a una de esas, no?

-Sí, la de Navidad del año pasado –respondió- Remus me invitó.

Tan pronto como lo dijo, Lily recordó aquella noche. Había sido una noche terrible, todos llenos y amontonados en la oficina de Slughorn, comiendo kebabs de cordero. James se burló de Severus y lo molestó, terminando todo en una horrible pelea entre Lily y Severus en el corredor.

-Oh, sí. Ahora lo recuerdo –dijo ella, con la voz un poco más seca que antes.

James volteó su vista para observarla mientras caminaban escaleras abajo hacia las mazmorras. Apartaba la vista cuando ella lo miraba para comprobar si él la estaba viendo, pero los ojos de James seguían encontrando la forma de volver a verla, observando la forma en que sus pestañas salían curveadas del párpado y la silueta de sus labios.

-Entonces, ¿Cómo va todo entre tú y Remus? –preguntó mientras descendían las escaleras del vestíbulo principal.

Lily se encogió de hombros, aunque la pregunta hizo que sintiera un pequeño retorcijón en su estómago.

-Oh –dijo en voz baja- No lo sé. Va bien, ¿sabes? Él es muy bueno, eh, estudiando –sus mejillas se sonrojaron al instante. ¿Estudiando? ¿En serio? ¿Esa era la mejor cualidad que podía pensar de su novio?

James parecía estar pensando algo similar, puesto que una sonrisa apareció en sus labios.

-¿Ah sí? –preguntó.

-Sí –respondió sin más, demasiado avergonzada para retractarse en ese momento.

James rió por lo bajo.

-Él no parecía estar muy interesado en los, eh, estudios cuando nos contó después.

Lily hizo una pausa, confundida por un momento, luego su mente ató los cabos y entendió la metáfora que James estaba aplicando y sus ojos se agrandaron.

-¿Les contó sobre nuestro... Nuestro estudio? –demandó ella, su corazón acelerándose.

-Claro –dijo James- Nos contó un montón sobre los estudios –Lily gruñó mientras James continuaba hablando- Dijo que te hizo sangrar el labio, ¿eso es verdad?

-Sí –respondió Lily sin muchas ganas, luego, cuando James rió, agregó en tono malhumorado:- Y no te estés burlando de él por eso, ¿okey? ¡No fue su culpa y estaba completamente mortificado cuando pasó!

James, solemnemente, cruzó su dedo sobre su pecho.

-Lo prometo de corazón, amor.

-No me llames así –respondió Lily con disgusto.

-¿Qué? ¿Amor? ¿Qué no te llame amor? –preguntó James.

Lily lo fulminó con la mirada.

-Caray, no te llamo así, entonces –dijo, alzando sus dos manos en señal de rendición- Relájate, Evans –sonrió- Hmmm... ¿Entonces como debo llamarte?

Los Merodeadores: Segundo AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora