El Lindo Té

734 83 46
                                    

El Lindo Té

-Bueno, ¡dime si no eres la imagen de la sofisticación! –Sirius sonreía de oreja a oreja mientras se lanzaba a su cama, sus ojos brillando con diversión, mirando a Remus.

Remus se sonrojó y agitó un dedo (cubierto en unas mangas demasiado largas para él) a Sirius.

-No te atrevas a burlarte de mí.

Los ojos de Sirius seguían brillando por todas las cosas malvadas que deseaba decir, pero mordió su lengua.

-Ven, déjame hacer las mangas un poco más cortas, compañero –sugirió James y rápidamente hizo un encantamiento en las mangas hasta que quedaron a la altura de las muñecas de Remus- Aún así, no hay mucho que pueda hacerse por esa tela, supongo.

-¿Qué tiene de malo la tela? –preguntó Remus, bajando la mirada hasta su camisa marrón con puntos color lavanda y púrpura. Suspiró- Oh, Merlín. Es horrenda, ¿no es así?

-Me temo que sí, amigo –respondió Sirius.

Remus parecía desesperado.

-Alguien vaya y dígale a Lily que no puedo ir al té con ella porque soy un desastre.

Por el Día de San Valentín, se anunció en la mañana que se organizaría un té en la tarde para las parejas de la escuela en el Gran Comedor. Notas habían sido pasadas por nomos, encantados para volar por la escuela como pequeños y feos cupidos, invitando a personas al té. Era a dicho té que Remus llevaría a Lily, su cita para el día de San Valentín. James había bromeado con invitar a Sirius a ser su cita para avergonzar a su amigo en medio de la clase de Pociones, pero decidió no hacerlo debido a que estaban acompañados de los Slytherins y supuso que ellos no dejarían de burlarse de ellos.

Adicionalmente, tenía mejores cosas de las que preocuparse además de tés y nomos de San Valentín: Era jueves. Los jueves era el de práctica de Quidditch, la última práctica antes de las pruebas para el torneo, y James estaba ansioso de entrar al campo una vez más. Por lo que estuvo devastado al enterarse de que Derek había cancelado la práctica.

-¿Cómo pudiste? –demandó James, viendo la noticia la primera hora del jueves, encontrando a Derek en una silla cerca de la chimenea, leyendo un viejo y polvoriento libro escrito por un muggle llamado Shakespeare.

-Hay cosas más importantes en la vida que el Quidditch, Potter –declaró Derek sin prestar mucha atención.

-Más importantes que... Hey, Bell, ¿te oyes a ti mismo? ¿Te sientes bien? –Preguntó James con los ojos muy abiertos- Está claro que has perdido la cabeza, compañero.

Derek sólo sonrió.

-Créeme, Potter. Lo entenderás algún día –dijo antes de guiñarle un ojo.

Remus parecía pensar más o menos parecido a Derek. Tan pronto como se enteró del evento del té, y Lily había dicho que si le gustaría ir con él, Remus le había escrito a su padre contándole todo y fue cuando Lyall Lupin envió el traje. El Traje era lo que supuestamente estaba de moda en el mundo mágico, siendo un traje de tres piezas que él había usado cuando conoció a la madre de Remus, hacía muchos, muchos años. Era una época que Remus siempre se había imaginado en blanco y negó. Él suponía que El Traje habría sido mucho más atractivo en blanco y negro. Al menos habría ocultado las horribles manchas color lavanda que cubrían la tela marrón.

-Tú saldrás con Lily, no seas chiflado –dijo Sirius.

-Pero este traje es espantoso –bramó Remus.

-Sí –concordó Sirius con total honestidad- Vaya que lo es.

-Tal vez los colores la dejen ciega y no podrá ver el resto del traje en el primer par de segundos –sugirió Peter.

Los Merodeadores: Segundo AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora