Teóricamente Hablando

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Teóricamente Hablando

La profesora McGonagall estaba impartiendo la lección de Defensa contra las Artes Oscuras de nuevo. Durante toda la clase, Sirius estuvo dándole pequeños codazos a James y lanzándole miradas. Cuando la clase terminó, James se quedó en su puesto, guardando sus cosas en su mochila mientras Sirius apresuraba a Remus y Peter para que salieran del aula de clases.

-¿Vienes, Potter? –preguntó Lily desde la puerta, hesitando y mirando a James mientras él procrastinaba, ajustando la forma en la que las plumas estaban alineadas en los bolsillos especiales para plumas de su mochila.

-Continúa, Evans –le dijo- Los alcanzo después.

Lily se quedó ahí por un momento, luego acató su consejo y caminó por el pasillo.

McGonagall había limpiado con magia la tiza de la pizarra y estaba guardando sus propias cosas en una caja que llevaba consigo al salón. Lo miró por encima de sus gafas.

-¿Qué está haciendo aún aquí, señor Potter? –preguntó secamente.

James y Sirius habían practicado exactamente qué decirle a McGonagall cuando fuese el momento de la conversación, así que James sabía las palabras. Pero la duda era parte del acto que debía dar. Hizo su mejor esfuerzo para mirarla como si de verdad no fuese su intención molestarla, como si no estuviese seguro si debía molestarla...

-¿Potter? –McGonagall se quitó los lentes de lectura y los guardó en la caja.

-Bueno... Profesora, si no le molesta... En realidad tengo una pequeña duda sobre Transformaciones.

-¿Una duda? –Preguntó McGonagall, alzando una ceja- ¿Es sobre tu tarea?

James negó con la cabeza.

-No... No exactamente –se mordió el labio- Es sólo que tengo un poco de interés, es todo. Es un tema aparte que me da curiosidad.

Ella tomó la caja entre sus brazos.

-¿Le importaría contarme mientras caminamos hacia mi oficina? –Preguntó- Estaré feliz de hablar con usted, pero tengo otra clase en la tarde y me gustaría tomar mi té... -hizo una pausa- ¿Toma té, señor Potter?

-Me encanta el té –dijo James.

-Entonces venga conmigo –hizo un gesto en dirección a la puerta y James tomó su mochila y siguió a la profesora McGonagall por el corredor y caminaron por las escaleras juntos- Entonces, ¿sobre qué tiene curiosidad? –le preguntó.

James tomó una respiración profunda.

-Verá, profesora, tengo curiosidad sobre los animagos.

La profesora McGonagall lo miró con severidad.

-¿Oh?

-Sí –dijo James- En especial sobre como es y qué tan difícil es convertirse en uno. Imagino que debe ser todo un reto.

McGonagall cambió el peso de la caja de un brazo a otro.

-El profesor Dumbledore me enseñó –respondió ella- Tomó muchos largos años, desde mi tercer año hasta el séptimo. Además, estudié mucho sobre la teoría antes de intentar hacer la transformación –dijo- Y realmente no me lo tomé enserio hasta mi sexto año. Yo era un poco... -hizo una pausa para encontrar las palabras- Indisciplinada para entonces.

James pensó en la fotografía en el pasadizo de la Sala de Trofeos que Remus les había mostrado de la joven Minerva McGonagall y sus amigos. Realmente indisciplinada, pensó él.

-Entonces, ¿en realidad le tomó un año de práctica? –preguntó James.

McGonagall se encogió de hombros.

Los Merodeadores: Segundo AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora