ʚ 15 ʚ

759 96 20
                                    



Vaya suerte de mierda que tenía.

Para su suerte ahora estaba refugiándose de aquella tormenta eléctrica en un callejón sucio y demasiado oscuro para su gusto, cualquiera podría llegar y abusar de Hoseok de todas las maneras creadas en su mente.

Con aquel pensamiento el pelirrojo decidió que lo mejor era salir de aquel callejón sin importar si se mojaba, no quería ser ultrajado en lo oscurito. Camino más adentro del callejón para ver si este tenía salida y por suerte si la había, sin pensarlo mucho Hoseok empezó a caminar hacia lo que parecía las luces de la calle.

Tan pronto como Hoseok llego al final del callejón —donde las supuestas luces de la calle lo esperaban— quiso devolverse. Allí había un grupete de hombres que parecían esperar al primer estúpido pelirrojo y más cobarde que el perro Coraje, que se le ocurriera la maravillosa idea de cruzar por ahí para darle el susto de su vida. Todo muy hermoso.

Más inteligente no podía ser.

—Oh vaya, pero mira que tenemos aquí—uno de los que estaban allí hablo con un tono burlón, Hoseok no podía ver su rostro gracias a la lluvia. — ¿Te perdiste, nene?

—No lo asustes, no queremos que la muñeca vaya a escapar ¿O sí? —algunos asintieron más que de acuerdo, mientras que los demás miraban al pelirrojo como si habían ganado la lotería.

—Yo voy primero—uno de ellos se acercó lo suficiente como para que el corazón de Hoseok diera un respingo y casi saliera por su boca, al instante retrocedió chocando con otro cuerpo el cual lo sostuvo para evitar se moviera, cosa que claramente no estaba logrando. El pelirrojo se movió como una lombriz de tierra cuando le echan sal, pero la fuerza que aquel hombre poseía era más que la suya.

Hoseok cerró los ojos esperando el final de su vida, final que jamás llego.

— ¿Pero qué mierda están haciendo? ¿Cuántas veces les he dicho que las personas no se acosan? Estamos aquí para cuidar a quien pase por aquí no para dejarles un trauma, manada de idiotas—una voz resonó en lugar y a Hoseok se le hizo raramente conocida, pero por su bien no abrió los ojos. — ¿Que esperan? Suéltenlo y pídanle perdón

La manada de idiotas, como les había llamado aquella persona, no dudaron en soltar al pelirrojo y pedirle perdón en coro causando que casi diera un salto en su lugar, luego de eso se alejaron dejando a la vista una figura de anchos hombros.

Parecía ser el jefe.

—Ya puedes irte—asintió como un cachorro asustado y se dio la vuelta para correr lejos de allí. — ¡Espera! —el pelirrojo se quedó estático al escucharlo, ¿Ahora qué? —Voltéate—ordeno con voz suave pero demandante y sin pensarlo dos veces lo hizo, Hoseok aun no podía verle la cara, pero suponía que este si podía hacerlo. — ¡Oh! ¡El asesino de empanadas!

Al escuchar esa frase el rostro del pelirrojo se deformo en una mueca, aquella voz ya sabía dónde la había escuchado y al momento en que la luz reflejo el rostro contrario no le quedo duda. Era aquel loco que había obligado a Hoseok pagarle unas empanadas y que le había contado tantos chistes que no sabía si llorar por su desgracia o reír para que no se sintiera mal.

—Perdón por esto, son algo idiotas—Hoseok volteo a ver a la manada de idiotas con estilo de chicos malos, de esos que tenían chaquetas de cuero y motocicletas. —Chicos, donde sea que vean a este pelirrojo cuídenlo—los demás asintieron y Hoseok ya no sabía si temer por su vida o sentirse tranquilo porque tendría a unos locos con complejo de acosadores cuidando su espalda. —Bien, te llevare a tu casa

Are you going to leave me alone? ➾ Yoontae/TaegiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora