Castillo de naipes. (Yaoi - Homosexual)

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Jamás se había encontrado en un lugar tan ostentoso y repleto de gente. El exceso de luces de colores, los gritos del gentío y el sonido de las tragaperras impedían mantener cualquier tipo de conversación; Saori empezaba a tener la sensación de que si perdía de vista a sus amigos jamás lograría salir de este molesto lugar sin matar a un par de personas.

-         Oh, venga chicos, ¡estamos perdiendo el tiempo! – La dulce voz de su amiga apenas se hizo notar entre la multitud, pero consiguió que sus amigos frenaran el paso. - ¡Estamos andando en círculos! Insisto en que lo mejor es que preguntemos.

Resopló y agarró a su amiga del brazo mientras se intentaba alejar de las máquinas y de la muchedumbre dando por supuesto que sus otros dos amigos les seguirían. Una vez estuvieron prudentemente alejados, justo al lado de una ruleta pequeña con apenas cuatro jugadores que no repararon en ellos, se cruzó de brazos esperando a que Charlie diera ideas.

-         No me mires así, Saori, a mí tampoco me gusta estar aquí pero no puedo abandonar a mi padre.

La voz de su amigo había salido con un notable temblor, exteriorizando la angustia que debía estar sintiendo en este momento, y no pudo evitar bajar un poco la mirada arrepentido por haber sido así de brusco con él; tornó los ojos con nerviosismo hacia Paul con la intención de que dijera algo que calmara un poco el ambiente, como hacía de costumbre. Pero quien habló fue Lyanna, con su usual tono crítico:

-         ¡Charlie! Estamos aquí para ayudarte, pero no vamos a encontrar a tu padre dando vueltas a lo loco, ¡esto es enorme!

-         ¿Y qué propones? No conocemos este casino, yo es la primera vez que entro.

-         Está claro que ninguno de nosotros ha estado nunca aquí, debemos buscar algún panel donde figure un mapa o algo por el estilo.

-         ¿Y cuando lo encontremos qué?

Lyanna se quedó callada y miró a Charlie fijamente, eran usuales las discusiones entre ellos así que con el tiempo Paul y él habían aprendido a quedarse al margen.

Se removió con nerviosismo buscando con la mirada algún rastro del padre de Charlie; lo único que estaba claro era que debían pasar desapercibidos y que nadie debía notarlos. Les había costado tres cuartos de hora colarse en el mejor casino de la ciudad, el Royal Boat, y no sabía en qué clase de lío podían meterse si la seguridad descubría que cuatro estudiantes menores de edad con sus respectivos uniformes habían entrado en el casino pasando inadvertidos.

-         ¿A qué suele jugar tu padre? – Era consciente del poco tacto que había tenido su pregunta pero quería acabar con esto lo antes posible.

-         Al blackjack o al póquer.

Pese a la mirada de reproche que le había lanzado Charlie a su amiga no había tardado en responder. Miró a Lyanna esperando alguna clase de reacción, pero ella ya se había puesto en marcha inspeccionando con la mirada todo lo que se podía ver del casino desde donde se encontraban.

Era verdaderamente enorme, así que seguramente desde el rincón en el que estaban sólo verían una cuarta parte de él.

Se cruzó de brazos y con un suspiro bajó la mirada; siempre era preferible dejar que esta clase de tareas que requerían planificación e ingenio las hiciera Lyanna, ellos tres eran demasiado cortos de mente para pensar con claridad en esta situación, quizás Paul sí que pudiera tranquilizarse, pero aún así no era tan inteligente como su amiga.

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