Se miró al espejo empezando a idear cómo escondería esas vistosas ojeras que adornaban sus ojos y que evidenciaban que no había podido dormir absolutamente nada.
Era sábado y como Caín le había susurrado antes de irse no había hecho planes con nadie. Estaba asustado, sí, no sabía qué era lo que el mafioso quería que pasara hoy, pero algo le hacía estar bastante nervioso ante la expectativa de tener otra cita con él; desde que se había visto involucrado con toda esa gente su salud había padecido un extraño revés: estaba continuamente nervioso, dormía mal y su carácter era mucho más huraño que de costumbre.
Desde aquella discusión que habían tenido en clase no había vuelto a hablar ni con Lyanna ni con Paul, pero esperaba que el tiempo que había pasado con Charlie atendiendo en clase hubiera bastado para dar a entender que su actitud había sido un impulso sin importancia, o eso esperaba, quizás debería haberlos llamado para disculparse... pero las disculpas no eran lo suyo, nunca lo habían sido.
El jueves pasado había sido una total locura y las conclusiones que había sacado de lo sucedido en el festival eran aún más confusas, pero una al menos sí que había sacado en claro: Caín no le había rechazado. O al menos no directamente, lo que le dejaba un atisbo de posibilidades en las que reflexionar... Tenía una pequeña oportunidad con Caín, este no le había cerrado las puertas y todas esas cosas le habían llevado a reflexionar sobre un tema en el que se había negado categóricamente a pensar hasta ahora. Y es que alguien como Caín seguramente podía tener a bellezas exóticas a sus pies y le satisfarían en la cama mucho mejor de lo que él podía llegar a hacer.
Se sonrojó al pensar en el tema y salió del baño, intentando distraerse con cualquier otra cosa que no le hiciera pensar en su llamativa virginidad y lo bizarro que le parecía la idea de mantener relaciones sexuales con otro hombre.
En estos momentos necesitaba a Lyanna más que nunca para apaciguar un poco el bastión de tormentas que era su mente. Se dirigió al comedor y se sentó en el sofá, suspirando con hastío mientras agarraba su teléfono móvil; le producía un gran estrés ver la cantidad de llamadas perdidas que tenía acumuladas de su madre. ¿Qué querría ahora esa mujer? Ignorando a su progenitora marcó con su teléfono el número de Lyanna, deseando que ésta no estuviera enfadada con él y quisiera escuchar sus problemas.
Marcó el número y el teléfono comunicó durante unos segundos, hasta que una adormilada voz femenina gruñó del otro lado del teléfono.
- ¿Lyanna? - escuchó otro gruñido, en el que pudo identificar la voz de su amiga.- Perdón por llamar tan temprano, ¿prefieres hablar después?
- ¡Ah! ¡No! - su amiga pareció despertar y ser consciente de lo que estaba pasando.- Hola, Saori, no cuelgues, hablemos ahora, pero espera un momento.
Esperó unos diez segundos en lo que parecía ser el despertar de Lyanna hasta que ella volvió a coger el teléfono, con una voz más vivaz.
- Dime, Saori.
- Primero disculparme por lo del festival... estos días he estado muy colapsado y pagué con vosotros todo mi estrés. - omitió la parte en la que realmente sí que le desagradaba que ellos gustaran de Fobos.
ESTÁS LEYENDO
Castillo de naipes. (Yaoi - Homosexual)
RomantizmSaori es un estudiante de secundaria común, con una vida tranquila y unos traumas del pasado que prefiere no recordar, o al menos así era hasta que por ayudar al padre de uno de sus amigos conoce a un inteligente y manipulador jefe del crimen organi...