Observó cómo se alejaba el Lamborghini rojo de Caín, dejándole la amarga sensación de no saber cuándo volvería a verle; aun así, ahora debía preocuparse de rescatar a su madre. Caín había tenido la desvergüenza de dejar que se ocupara él solo de echar a Fobos de ahí, encima mandándole como un recado que le dijera que contactara con Deimos y fueran al casino. ¡Maldito! ¿Qué era él ahora, su secretaria?
Mascullando un par de insultos poco agradables dirigidos a Caín fue hasta la puerta de su casa. Tenía verdadero miedo de lo que Fobos podría estar haciendo ahí metido con su madre, ¿qué le estaría diciendo? El del parche parecía una persona terriblemente dispar, nunca sabías por dónde podía salir ni qué podía decir, por no hablar de la desvergüenza y poca consideración que tenía para con los demás.
Era capaz de haberle contado a su madre que él mantenía una relación con Caín. No es que se avergonzara, pero prefería ser él quien le dijera a su madre todo eso... si es que al final se decidía en contarle, porque no tenía del todo claro si era buena idea comunicarle a su madre que mantenía una relación romántica con el hijo del asesino de su marido. Si es que también podía llegar a considerar que tenían una relación romántica, porque aún no tenía del todo claro qué mantenía con Caín.
Todavía seguía preguntándose cómo todo se había vuelto tan complicado y cómo el azar había juntado de ese modo su camino y el de Caín.
Sacó las llaves de su bolsillo y con gesto decidido abrió la puerta de su casa.
— ¡Saori, amigo, te estaba esperando!
Escuchó la inconfundible voz de Fobos desde el salón de su casa. Al principio se sorprendió de ver que el mafioso le había identificado con esa velocidad, pero al instante cayó en que no había nada de extraordinario en ello: ahí solo vivían él y su madre, así que si abría con llave era obvio que era él. Sí, esa gente tenía la capacidad de hacer parecer lo común increíble.
Se preparó mentalmente por la escena que vería a continuación, aunque al acercarse al salón observó con aún más miedo que el ambiente de simpatía y diversión que se respiraba ahí no era del todo normal. Su madre tenía una sonrisa de oreja a oreja – cosa que no correspondía con cómo debería estar una madre tras el secuestro de su hijo – y estaba tomando té con pastas con un animado y cordial Fobos.
— Hola...
El mafioso del parche estaba sentado en el sofá frente a su madre, que estaba sentada en un sillón, y tenía una expresión algo más seria de lo usual. Un atisbo de tranquilidad cruzó la mente de Saori: aún iba a ser cierto lo que le había dicho Caín y Fobos iba a ser alguien más profesional de lo que parecía.
Pese a todo, no se fiaba de lo que pudiera haber dicho el del parche para ganarse de esta forma la simpatía de su madre.
— Hijo, siéntate con nosotros, ¿quieres un té o un café?
— No, gracias, estoy bien así.
Anduvo con pasos lentos hasta el sofá, sentándose en el sofá, frente a su madre, pero a una distancia muy prudente de Fobos, que lo observaba con una sonrisa de oreja a oreja que ponía los pelos de punta.
Entendía que Caín había mandado al del parche para que su madre no se preocupara por la repentina desaparición de su hijo, aunque la pregunta era, ¿hasta qué punto habría informado Fobos a su madre? Miró fijamente al del parche, que estaba alagando cortésmente la aparente juventud de su madre, fingiendo que no se daba cuenta de la letal mirada que le mandaba Saori. Fobos era un gran actor, pero tenía esa esencia particular de alguien a quién le gusta torturar con aparente inocencia a los demás.
ESTÁS LEYENDO
Castillo de naipes. (Yaoi - Homosexual)
RomansaSaori es un estudiante de secundaria común, con una vida tranquila y unos traumas del pasado que prefiere no recordar, o al menos así era hasta que por ayudar al padre de uno de sus amigos conoce a un inteligente y manipulador jefe del crimen organi...