Capítulo 21

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"Decídete."

La última palabra que había pronunciado Caín resonaba en su cabeza cómo si el mafioso la estuviera repitiendo sin parar. Saori le miraba fijamente y sentía como Caín parecía leer en sus ojos la guerra interna que estaba librando, el ojigris no asemejaba tener demasiada prisa por obtener su respuesta, pero Saori sabía que era ahora el momento de tomar una decisión real, un paso fáctico.

Respiró hondo, de forma entrecortada por los nervios que le invadían. Fue incapaz de seguir aguantando la mirada acerada e intensa del mafioso y desvió los ojos hasta sus labios, entreabiertos, pálidos; inconscientemente recorrió los rasgos de Caín, sin encontrar un solo defecto en ellos, algo que jamás le había pasado con nadie. Nunca había encontrado alguien a quien no le viera un defecto artístico y tenía la corazonada de que jamás volvería a tener a alguien en su vida que causara el mismo impacto que le había causado Caín.

Le quería. Iba más allá de la atracción, más allá de un capricho o de un simple gusto; sentía cosas muy fuertes por un hombre peligroso al que apenas conocía, pero ahí estaban sus sentimientos... Y no le importaba acabar hecho pedazos. No se perdonaría a sí mismo no haberlo intentado.

Alzó la cabeza, con movimientos temblorosos, y tomó la iniciativa para darle un torpe e inexperto beso a Caín; siendo esa su manera de aceptar. Se separó de él, lentamente, extrañado por no haber recibido ninguna clase de reacción por parte del mafioso. Sintió un vuelco en el estómago y ese caliente hormigueo de nuevo al ver cómo Caín le taladraba con la mirada, de forma ardiente y lujuriosa.

Caín alargó la mano más allá de donde estaba estirado Saori, no entendió qué hacía hasta que se apagó la luz de la habitación.

Respiró hondo, más nervioso aún que antes. No se había dado cuenta de que se había hecho de noche, el día de hoy estaba siendo prácticamente un sueño. La luz de la luna evitaba que la habitación se quedara totalmente a oscuras, e iluminaba el ambiente con unos rayos blancos casi sobrenaturales, haciendo que Caín pareciera prácticamente un atractivo vampiro de novela barata para adolescentes sobrehormonadas.

La noche le daba a la situación un ambiente mucho más surrealista, perturbando los sentimientos de Saori y provocando que adquirieran un tono aún más intenso; notaba a Caín más cerca que nunca.

Notó como el moreno se volvía a colocar justo encima de él, mirándolo de forma intimidante, como si se lo tragara con la mirada; sentía como su corazón estaba a punto de salir por su boca, pero no dudó en corresponder a Caín con timidez cuando éste se lanzó a devorar sus labios. No supo cuánto tiempo estuvieron besándose, pero jamás se había visto envuelto en un beso tan erótico, con Caín todo era único.

Caín se separó lentamente, rompiendo el beso y haciendo que Saori soltara un lastimero gemido por la pérdida, que rápidamente se vio sustituido por pequeños gemidos de placer a medida que el mafioso iba mordiendo su cuello. Estaba seguro de que esos mordiscos acabarían dejándole marcas, pero no le importaba, todo lo contrario, eso le hacía sentir aún más excitado. Le gustaba que Caín le marcara.

Se estremeció al notar como la fría mano de Caín se colaba por su camisa, electrizando cada parte de su piel con la que entraba en contacto. Caín le hipnotizaba, seguro que le había embrujado para llevarlo a esta situación, al borde de la locura.

Respiró hondo cuando el mafioso le quitó la camisa y ahogó un pequeño grito al sentir cómo mordía uno de sus pezones. Estaba avergonzado con la idea de estar prácticamente desnudo frente a otro hombre - especialmente frente a Caín-. La manera en la que el mafioso le mordía era dolorosa, pero ese mismo dolor le resultaba terriblemente placentero; se sentía marcado por Caín, y aunque la idea le pareciera desde fuera algo horrible y posesivo, sentirlo ahora le excitaba progresivamente.

Castillo de naipes. (Yaoi - Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora