Tragó saliva, notando cómo toda la sangre de su cuerpo se dirigía hacia su cara y, a pesar del torbellino de emociones que hacía latir su corazón con una fuerza médicamente preocupante, fue incapaz de mover un solo músculo.
Tenía los ojos pegados a la figura de Caín, que le observaba de forma pecaminosa, invitándole a algo que prefería no imaginar por el bien de su salud mental. No estaba preparado para eso. Observó la silueta de Caín; la posición en la que se encontraban sus largas y firmes piernas era relajada, como si inconscientemente estuviera posando para una revista, y Saori evitaba a toda costa dirigir la mirada hacia los botones abiertos de su camisa que mostraban ligeramente una perfecta piel nívea.
— ¿Q-qué? — su voz sonó con un patético altibajo que demostraba lo nervioso que estaba —. ¡No me refería a eso!
— ¿Ah? ¿A qué te refieres con “eso”?
— ¡A lo que estás insinuando!
— ¿Insinuar? — Caín esbozó una sonrisa ladina, a la par que sus ojos adquirían un tono juguetón—. ¿Acaso he insinuado algo?
Saori notaba su rostro ardiendo, mantenía los puños apretados mientras maldecía a Caín por estar jugando así con él. Desvió la mirada con brusquedad, negándose a observar por más tiempo a ese bastardo provocador.
— Bien — escuchó como Caín adoptaba un tono más serio —. No quieres dinero, ¿entonces cómo quieres que te pague?
¿Pagarle? Ni tan siquiera había aceptado esa absurda petición de pintar para él y Caín ya daba por supuesto que lo haría... aunque para qué mentirse a sí mismo, no tenía intención de rechazar esa oferta.
Pintar para Caín significaba muchas cosas para él; aunque no sabía si lo que buscaba el mafioso era que pintara como su padre o siendo él mismo, como en aquél cuadro que vio en la exposición del club de arte.
Pese a todo eso, no dudaba en aceptar la oferta que Caín le brindaba, pero no quería sonar como alguien desesperado.
— No quiero nada, no lo necesito — Caín frunció el ceño, extrañado por lo que Saori intentaba decirle —. Eh, bueno, quiero decir que el arte no debería ser algo que se comprara así como así.
— ¿Quieres decirme que lo harás de forma gratuita, por placer?
— Yo... con verte y hablar contigo tendré suficiente...
Lo susurró, arrepintiéndose al instante de sus palabras y deseando que Caín no las hubiera escuchado, pero a juzgar por la sonrisa maliciosa del otro no había sido del todo así.
— Quieres conocerme.
Caín no formuló una pregunta, sino que era una afirmación clara y concisa, como si estuviera haciendo que Saori se diera cuenta por sí solo de lo que realmente habían significado sus palabras. Pero no le importaba, Saori ya había dejado suficientemente claro la clase de sentimientos que tenía por Caín.
Desvió la mirada, intentando asegurarse de que Caín no viera la ridícula expresión que debía estar poniendo en ese momento; quizás era el momento de empezar a plantearse por qué le afectaba tanto lo que el mafioso opinara de él.
— Saori, ven.
La voz del mafioso había sonado firme, sin burla, consagrando claramente una orden pero sin haberla formulado como tal; Saori ya se había dado cuenta del talento natural de Caín para dar órdenes sin que estas lo parezcan.
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Castillo de naipes. (Yaoi - Homosexual)
RomanceSaori es un estudiante de secundaria común, con una vida tranquila y unos traumas del pasado que prefiere no recordar, o al menos así era hasta que por ayudar al padre de uno de sus amigos conoce a un inteligente y manipulador jefe del crimen organi...