Saori se dejó caer al suelo, apoyando la espalda en la pared y enterrando la cabeza entre sus piernas, intentó aguantar las lagrimas con la respiración entrecortada. No quería seguir llorando.
Era idiota, definitivamente; detrás de todo su pesimismo había albergado esperanzas de que ese beso hubiera significado algo, por más ínfimo que fuera, y que el trato que Caín le había profesado hasta ahora hubiera cambiado. Pero no, todo había sido una burla, cómo había temido.
Aunque, siendo realistas, ¿por qué debía entristecerle? Pensándolo fríamente estaba claro que alguien como Caín - atractivo, con carisma, asquerosamente rico y poderoso – no estaba hecho para jugar a tonterías con un adolescente cómo él.
Con fuerza se retiró las últimas lágrimas que escapaban de sus ojos y se levantó, suspirando temblorosamente; debía olvidarse de todo esto y no pensar en Caín, Fobos y los demás nunca. Debía retomar la vida tranquila que tenía antes.
Llegó a su clase y buscó a sus amigos con la mirada. El aula estaba patas arriba, prácticamente irreconocible, ambientada como una cafetería-pastelería – a Saori no le quedaba demasiado claro, ya que se notaba que lo habían organizado niños ricos que no habían trabajado nunca – donde sólo abundaba el color turquesa y el blanco.
Había varias mesas distribuidas por el aula, adecuadas con sillas cómodas y manteles para que se sentara la gente y pudieran tomar algo. Donde antes estaba el pupitre del profesor y las estanterías ahora estaban varias neveras llenas de pasteles caseros y utensilios del ámbito de la repostería.
Había una decena de sus compañeros de clase poniéndose delantales y acabando con la organización. Encontró a Paul, Charlie y Lyanna al fondo del aula.
- ¿Cómo va todo? – intentó quitar el tono apesadumbrado de su voz, estando con sus amigos se olvidaría de lo sucedido con Caín, o eso esperaba.
- Hola – Charlie le saludó con gesto cansado. – Saori, tío, ¿has visto la ropa que tendremos que ponernos para hacer de camareros?
- ¡No es hacer de camareros! – la muchacha le dio un leve empujón a Charlie mientras le tendía un doblado uniforme blanco a Saori. – Toma. Tu turno es a las cuatro de la tarde, lo harás con Charlie. Te he buscado esa hora porque sé que antes de comer es la exposición de tu club.
- Gracias… - Saori le sonrió a Lyanna, agradecido, antes de que Charlie susurrara una queja por lo bajo y su amiga se pusiera a darle la bronca; se giró hacia Paul, que revisaba unos cuadernos sobre la organización de la clase - ¿Qué tal lo lleváis?
- Genial, la cosa por el momento marcha sobre ruedas, pero habrá que esperarse a que empiece el festival, dentro de una hora.
- Habiéndolo organizado Lyanna estará todo medido al milímetro…
Paul y Saori estuvieron riendo un rato mientras Charlie y Lyanna discutían.
Echaba de menos a sus amigos, con todo lo que estaba sucediendo apenas tenía un momento para dedicarles unas palabras, tenía ganas de preguntarle a Charlie qué tal estaba su padre, o hablar con Lyanna sobre lo que le había pasado con Caín y saber su había arreglado sus asuntos románticos, y más aún apoyar a Paul con el asunto que le hacía llevar esas terribles ojeras que indicaban que su amigo llevaba tiempo sin dormir.
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Castillo de naipes. (Yaoi - Homosexual)
RomanceSaori es un estudiante de secundaria común, con una vida tranquila y unos traumas del pasado que prefiere no recordar, o al menos así era hasta que por ayudar al padre de uno de sus amigos conoce a un inteligente y manipulador jefe del crimen organi...