Capítulo 8

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Saori estaba seguro de que ahora mismo debía tener el aspecto de un cadáver recién sacado de la tumba; tenía todos los músculos entumecidos y una vez más se acababa de quedar estático, seguro que tanto el sonriente Fobos como Caín debían pensar que era un idiota y un pusilánime.

-         ¿Qué, al gatito también le han comido la lengua? – Fobos apoyó una mano en el marco de la puerta, mientras le miraba, divertido, y luego posaba su ojo en los cuadernos que habían caído.

-         ¿Gatito?

Recobró el habla, avergonzado por el apelativo que el del parche le había adjudicado y furioso a la vez por volver a notar cómo se burlaban de él. 

Miró a Fobos, encarándolo como pudo; éste se sorprendió sin borrar la sonrisa del rostro y abrió la boca dispuesto a contestarle, viéndose interrumpido por una varonil voz que provenía desde el fondo del aula.

-         ¿Qué haces aquí?

Saori se estremeció, inseguro, perdiendo de golpe el poco valor que había reunido mientras se giraba hacia un hostil Caín, que no disimulaba la poca gracia que le hacía acabar de encontrárselo escuchando su conversación.

Tragó saliva, viendo imposible idear una escusa convincente mientras los ojos grises del mafioso lo analizaban, como si pudieran ver a través de él y descubrir cuándo mentía y decía la verdad.

-         ¡Oh, venga, Caín! Él estudia aquí, ¿no lo ves?

-         Dudo que casi entrada la noche un estudiante tenga quehaceres estudiantiles aquí.

-         ¡Mira, mira! – Fobos hizo un puchero infantil mientras señalaba los cuadernos de arte que a Saori se le habían caído. – Seguramente viene de pintar, pertenecerá a algún club o hará alguna actividad extraescolar; habrá pasado por aquí por casualidad. – le miró con el único ojo funcional de forma maquiavélica. - No es como si se hubiera escondido detrás de la puerta para escuchar nuestra conversación, ¿verdad?

-         No, no, claro que no. – Saori mintió sin pensarlo dos veces, aunque sabía a ciencia cierta que los mafiosos sabían la verdad.

-         Seguro.

El tono de Caín fue ácidamente irónico y Saori pudo confirmar que no le creía. Era obvio que no había sido casualidad que él estuviera justo detrás de la puerta del aula donde Caín y Fobos se encontraban; ¿y si aquello que había escuchado era algo confidencial que nadie debía saber?

Sintió un leve mareo en el estómago. “¿Me matarán por esto?” No dejaban de ser mafiosos, era gente peligrosa aunque ni él ni sus amigos hubieran podido observar nada claramente homicida por su parte.

Se alarmó al ver como Fobos se acercaba aún más a él, cuando llegó a pensar que iba a tocarlo el del parche se limitó a agacharse y agarrar sus cuadernos de dibujo.

-         ¿Pintas?

-         Sí, eh… estoy en el club de arte.

Castillo de naipes. (Yaoi - Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora