Episodio 5

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«Esto es tu culpa...»

«No quieres ver a tu papi enojado ¿verdad?»

—¡¡AHH!! ¡¡AYÚDENME!!—grité desesperado. Me golpeé la cabeza una y otra vez, esa voz... necesitaba que se callara.

—¿Hola? ¿Hay alguien en en casa...? ¿Pasa algo?—preguntó la persona que estaba en la puerta.

—Ayúdenme... Por favor...—susurré entrecortado y se me dificultaba el habla. Todo se veía oscuro. Cuando intentaba respirar, me dolían el pecho y la garganta. Mi pecho se inflaba y bajaba rápido.

—Voy a entrar...—oí que dijo. No logré responder, sentía que el agua comenzaba a ahogarme.

Mi cabello fue peinado por el agua, estaba cabizbajo, expulsando aire estropeado por la boca. Cada vez tenía más dificultades para ver, respirar e incluso moverme.

—¿Hay alguien en el baño?—preguntó la persona, que tenía claro ya que era una chica.

—S..sss...—trataba de responder—, ah... —me quejé adolorido.

La chica abrió la cortina de pronto y gritó al verme:

—¡Oh!, ¡Por Dios santo! —me ayudó a incorporar—, ¿Do.... Dominick?—gritó mi nombre en un espanto y asombro, no pude identificar su voz. Sé que estaba en aprietos, pero sus manos eran tiernas. Metió su mano por debajo de mi axila, haciendo fuerza hacia arriba para ponerme en pie. Cerré los ojos, mareado, mientras la chica me guiaba, yo con mi brazo en su nuca.

—¿Pero qué fue lo que pasó?—preguntó asombrada sin entender nada—. Siéntate, venga... —me ayudó a sentarme en el sofá.

Comencé a respirar normal, o eso intentaba y abrí los ojos para verle:—¿Emily?—pregunté asombrado, aún tonto. Ella puso una sonrisa en su boca, «tan linda», asintió con la cabeza—. Gracias... De verdad. —le dije, aún hecho un desastre—. ¿Y cómo llegaste aquí? —indagué haciéndome el inocente.

—Es que... saludaba a mis vecinos... Vivo aquí al lado. —señaló apuntando en dirección al lado.

—Excelente. —reí, todavía aturdido—. Te estarás pensando que estoy demente...—reí.

—No. —respondió enseguida—, quizá solo eres un chico con problemas... —respondió con simpleza, se me acercó—, quisiera que fuésemos amigos, así podríamos platicar... ¿Vale?

Mi respiración se estabilizó. Le miré y le dije:—Los que han estado en joda conmigo han dicho que soy un monstruo, un bestia... No quisiera exponerte a mi amistad.

«Estás sólo... y si hablas de esto les diré a todos que eres un putito maricón...»

—No. He liado con muchos...—insistió nuevamente, formando una sonrisa en su rostro.

—Cuanto bombo para tan poca banda.  —respondí sonriendo.

—No jodas. —me da un codazo leve, soltando una carcajada—, hablo en serio...—rio y le devolví la sonrisa—, hostia ya estás bien...

Expulsé aire.

—Sí... Gracias...—nuestras miradas quedaron fijas.

—Entonces, ¿Podemos ser amigos?—me insistió. Sabía que era mala idea, pero no podía negármele.

Rodé los ojos:—Vale, vale, tu ganas...—le respondí—, luego no me digas que no te avisé.

—Vale. —me miró y soltó una risita divertida.

—Yo...—me miré, aún estaba en ropa interior—, me voy a poner algo...—le dije.

—Vale, yo me voy. —anunció poniéndose de pie.

—No, quédate. Estoy solo aquí... Me aburro. —intervine apagando la mirada, hice pucheros, me miró con pena y se rindió:

—¡Ay! ¡No me hagas esas caras! Está bien, te acompaño.

Me puse en pie y corrí hacia la habitación:—Gracias, ya vengo. No me tardo.

—Vale.

Abrí la puerta y me metí rápido para ponerme ropa. No sé por qué a su lado me pasa ésto... Es tan... Tan... ¿especial? ¿Estaré enamorado? ¿Qué es lo que ella provoca en mi si apenas la conozco? ¿Por qué me siento así?

Me quedé de pie, de espalda contra la puerta, del lado adentro de la habitación.

«Emily... Emily es tu solución»

—¿Dominick...?—me llamó desde afuera.

Di un brinco y me fui a poner ropa lo más pronto posible y entre líos dije:

—Ya salgo... Espérame...—dije mientras saltaba poniéndome el pantalón, «Ay, me siento como la mujer ahora mismo...»

—Ahmnm...—le interrumpí abriendo la puerta con una sonrisa fingida, ella quedó inmóvil con los ojos muy abiertos, me apoyé del borde de la puerta y ella me sonrió:

«¿Por qué se sorprendió?

Analicé cómo venía vestida: traía ropa cómoda, dígase unos chándal y blusa por encima del ombligo, el pelo ondulado color rubio daban un toque de perfección que tenía todo su ser, sus labios carnosos encendidos en un rojo pasión que me enamoraron por un segundo, cada vez más de ella.

—¿Cuándo podremos tener una cita?—le pregunté haciendo que ella se sonrojara.

—Em...—rió—, ¿en qué sentido?—me preguntó dejando notar su nerviosismo. ¿Le estaré provocando lo mismo a ella?

—Depende a como lo cojas...—respondí—, supongo que como amigos...—volteé los ojos, obviando—. Claro está.

—Cierto...—dijo con desconcierto y poco convencida, rascó su cabeza—. Creo que mejor me voy...—y se dio vuelta.

—¡¡NO!! ¡Espera!—le tiré del brazo haciendo que nuestros cuerpos se juntaran. Ella quedó paralizada, con los ojos muy abiertos «tan hermosa», sentía su respiración acelerada, su corazón saldría de su pecho en cualquier momento. Yo estaba igual que ella, lo necesitaba. Me miró a los ojos unos segundos, luego mis labios... «Creo que no lo podré resistir» me comencé a acercar despacio; al parecer no estaba haciendo nada que ella no quisiera. Ya sentía su respiración cada vez más de cerca, salir de esos labios color manzana.

Ella reaccionó de pronto, se echó hacia atrás y dijo muy nerviosa:—Ah, mmm, creo que yo...—tartamudeó—, yo me voy... Nos... Nos vemos...—se dió vuelta y se marchó corriendo hacia la salida.

«Me he enamorado»

Sonreí sacando mi dentadura y volví a mi habitación, cayendo en mi cama, dando un portazo.

Dulce tarde.

DOMINICK © ✅  [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora