Episodio 15

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Regresé a casa de Ethan. Ese frío invadía mi cuerpo, me electrizaba la piel. Me daban ganas de llorar más. Entré a casa, estaba solitaria.

—¿Ethan?—pregunté, por si las dudas—. ¿Ethan?

Nada, no había nadie. Fui a la habitación y me senté en la cama a pensar.

Dos meses sin ella. Dos meses en los que no he podido tocar el cuerpo de otra mujer, porque lo que sentía junto a ella ardía aún en mi alma. Necesitaba volver a verla ¿a quien engaño? Necesitaba verla aunque sea por una sola vez. Quería sentir esa paz que me transmitía y luego echarme a morir.

Necesitaba verla una última vez. Quería una última oportunidad. ¿Por qué no puedo hacer nada bien? ¿Por qué lo arruino todo?

«Eres un estorbo. No sirves para nada, deberías morirte»

Nadie me amará. Nadie se enamorará de mí porque solo soy un monstruo.

«Déjame entrar...»

—¿Qué? —pregunté mirando como un idiota a todos lados.

«Quiero entrar...»

—¿Qué? ¿Qué está pasándome...?

«Dominick... Déjame entrar...»

—Oh...—mi respiración comienza a debilitarse, mi corazón se acelera y mis manos comienzan a temblar—. ¿Qué?

«Dominick... Quiero entrar...»

—¡NO, NO, NO! ¡¡AYÚDENME!! —grito desesperado, poniéndome de pie. Sin entender la reacción de mi cuerpo.

«Dominick...»

—¡¡CÁLLATE!! —grito, perdiendo fuerzas para moverme—. ¡¡AYUDA!!

«¡¡DÉJAME ENTRAR!!»

—¡¡AGHHH!! —caigo contra el piso, y un calentón se mete en mi vientre. Sentía la garra una vez más explotarme desde adentro, comienzo a arrastrarme del dolor, sentía que mi cuerpo se incendiaba por completo y que pronto se derretiría. La vista comenzó a nublarse, seguía sintiendo arañazos en mi vientre, como garras grandes y espesas.

—¡¡AGHHH!!....—me lamentaba, adolorido—. Ayúdenme...—susurré.

«Dominick... Déjame entrar...»

«Dominick...»

Seguía luchando conmigo mismo para evitar que ésto tomara control sobre mí. No podía permitirlo, no sé qué está pasando.

«Dominick...»

—¿Qué? ¡DOM!—escuché, casi inconsciente.

—Ayúdame...—dije, ya sin aire.

—¡Por Dios santo!—gritó, subiendo mi cabeza por la barbilla—. ¿Qué le pasa a tus ojos Dom?—me preguntó.

—¿Qué? ¿por... Qué?—pregunté entrecortado.

—Tu nervio óptico está rojo... Muy rojo, deja llamo una ambulancia.—dijo yendo hacia afuera.

DOMINICK © ✅  [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora