Quedé tumbado en la cama durante horas. Pensando en esa chica. «No lo sé, no podía dejar de pensar en ella, su hermosura... Esto es algo... Único. Casi mágico.»
El crepúsculo se apoderaba de todo; estaba cayendo el anochecer. El ataque a mi cabeza volvía lentamente justo cuando mis padres llegaban:
—Buenas noches... Dom, ya llegamos. —se anunció mamá y no respondí.
¿Saben?
Llevo tiempo dándole vueltas a que esos señores, los que dicen ser mis padres, no lo son. No lo sé, es algo inexplicable, pero así lo creo. Siento que algo dentro de mi me pide a gritos buscar el pasado del que hoy no recuerdo mucho.
Son tantas cosas que han pasado...
Recuerdo muy poco de mi...
Quiero salir de casa...
Me pongo una sudadera negra, tomo mi abrigo de piel negro y salgo de casa sin decir media palabra; para mi sorpresa, afuera estaba Ethan esperándome con la mano inclinada a la puerta.
—¡Dom! ¿Qué onda hermano? —me saludó, abrió la mano que tenía empuñada, chocándome los cinco.
—¿Hace cuánto que estabas ahí, copón?—le reclamé sonriendo.
—Pues, hubiése tocado la puerta si no hubiéses salido por ella. —hizo obviedad con los ojos—, total, venga, ¿Quieres venirte a una fiesta?—me preguntó poniendo su brazo en mi hombro.
Sonreí y le miré de reojo:
—Por algo somos mejores amigos... sabes siempre cuando necesito. —le dije frotando su cabello.
—Ja, ja. Ya lo ves —quedó tras mío—. ¿Te vienes en tu moto o conmigo?—me preguntó apuntando con los dedos entre él y yo.
—Me voy en tu moto, y tú —le señalé presionando un dedo en su pecho—, te vas en la mía...—le dije—, tranquilo, la cuidaré.
—Vale, voy a por tu moto. —me dijo dándome con la mano abierta en la espalda.
Miré todo el alrededor, la luna nueva se comenzaba a ver entre las nubes, todo el vecindario estaba en un silencio fúnebre. Miré a mi derecha. Vi algo inesperado: «Emily», me miraba desde la ventana cristalizada de su casa, rápidamente se escondió al darse cuenta que le había visto. No sé si era a mí, pero igual me sorprendió.
Aún le veía, era ella, su silueta estaba plasmada en la ventana de su casa aunque no pudiera verle directamente.
—Venga, vamos. —habló Ethan pasándome la llave de su moto.
—¿A dónde iremos tío?—le pregunto mientras él encendía la moto—... Aún no me has dicho...
—Es una fiesta en el Nigth Club Rossy aquí en Madrid. Hoy inauguran la llegada de nuevas chicas. Y nosotros no nos perderemos eso...
—Interesante...
Me dirigí a su moto y nos fuimos al Club. Seguí a Ethan hasta que llegamos al lugar, Ethan se detuvo y me paré tras él, observé el ambiente: mucha gente, luces espectaculares y una música llamativa.
—¿Qué te parece tío?—leí sus labios, no escuchaba nada por el ruido.
—Está rebueno. Vamos adentro.
La música era contagiosa, todo mi cuerpo comenzó a vibrar al estar dentro, me entraron ganas de bailar, aunque no sepa casi nada.
—¡Oye Ethan!—le llamé a voz alta.
—¿Dime?
—Nos veremos afuera, ¿Vale?—le dije, él sonrió y asintió con la cabeza mientras se perdía entre la gente bailando. Me puse a bailar moviendo la cabeza y los hombros hacia los lados, me estaba emocionando. En una plataforma habían varias chicas bailando entre los tubos, forrándose en dinero, mientras las ovacionan y toquetean.
«Dominick...»
¿Ahora? No, por favor...
Todo mi alrededor empezó a dar vueltas, la figura de alguien venía hacia mi entre la gente y alzaba su mano en mi contra para golpearme.
«Dominick...»
Me cubrí con las manos para evitar un golpe invisible. No lograba entender de donde provenían estos flashbacks que se apoderaban de mi mente.
«Follar...»
No... No... Ahora no...
Corrí como loco empujando a todo mundo y llegué al baño; no miré a nadie, llegué a un lavabo y me tiré agua en la cara desesperado. Escuché pasos tras mío.
«Este será tu castigo por no querer obedecerme»
—¿Te pasa algo tío?—me preguntó una chica que estaba aquí. Solo estábamos ella y yo.
—Ayúdame... Ayúdame, por favor...
—Claro, ¿Qué pasa? ¿En qué te ayudo? —me preguntó preocupada acercándose.
—Ten sexo conmigo... Por favor...—le supliqué apoyándome de su lomo.
—¿Qué dices tío? ¿Vas de broma, verdad? Joder, ¡¿Es broma?!—gritó, todo se me empezó a oscurecer.
—Por favor...—Insistí suplicando. Me comenzó a faltar el aire, y siento miedo y como si fuera a morir.
—¡Oh, por Dios santo! —susurró y me besó entrando ambos a uno de los baños de servicio, la besaba con lujuria, apretando su corto pelo. La subí sobre el tanque del toilet, bajé mi pantalón y seguí besándole. Tiré de su blusa, haciendo que sus senos quedasen fuera, llevé mi boca hasta allí y las comencé a lengüetear como a un dulce.
Ella comenzó a plañir despacio; sus pezones eran pequeños, pero ya me conformo. Saqué mi polla —sin dejar de lamerle las tetas— y le bajé su «falda», —linda forma de venir a una fiesta—, la metí de una y ella se quejó; mi entrada fue rápida y mi embestida por igual, ella comenzó a morder mi oreja mientras me dejaba escuchar sus gemidos.
Comenzaron nuestros movimientos placenteros, ella pasó su lengua por mi oreja y me encendí por dentro aún más que antes, llevé mis brazos a sus muslos y los subí, para que mi vaivén fuese más rápido. Ambos estábamos por completo excitados, ella se lamentaba, pero de placer. Le miré un segundo y le sonreí; ella me devolvió la sonrisa aún más picarona.
—¡Oh, si! ¡Joder!—gritaba.
—¡Oh, por Dios me voy a correr!—grité sin dejar mis movimientos, la saqué de su vagina y me vacié sobre su pelvis—, ¡OH, JODER!—grité. La besé y le dije:
—Gracias, ahora te debo la vida nena.
—Fue un placer... lo haces divino. —rio mordiéndose el labio.
«Al principio no quería... Pero le gustó»
Salí del baño, ella detrás mío, le miré mientras abotonaba mi pantalón: era delgada, sus tetas eran pequeñas, piel blanca como la nieve y tanto que parecía pálida. Pelicorto y sus ojos resaltantes de color negro. (Parecía amante del Rock, por como veía sus ojos).
—¿Qué edad tienes?—pregunté, dirigiéndome al lavabo.
—Diecinueve. ¿vos?
—Dieciocho. —mentí.
—Espero volverte a ver otro día. —lanzó su comentario, saliendo del baño.
¿Por qué me era tan familiar su rostro?
¿La he visto en otro lado?
No...
«Emily»
Dulce noche.
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DOMINICK © ✅ [#PGP2024]
Mystery / ThrillerLIBRO I & LIBRO II [+18] "Siempre he pensado que la infidelidad no existe. Pensaba que se puede ser fiel, aun teniendo relaciones sexuales con otras personas. El cuerpo se puede compartir, pero el alma, definitivamente no." Dominick, un adolescente...