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Después de todo lo que pasó con la carta, le dijimos a nuestros papás sobre la videollamada que tuvimos con ella, empiezo a caminar escaleras arriba y puedo escuchar como un pequeño jadeo sale de mi cuarto, corro a todo prisa y cuando entro puedo ver a Bee tirado en el suelo lleno de sangre, tiene un navajazo en la panza y todavía respira, grito, lo tomo en brazos y también tomo la carta, salgo de mi habitación a toda prisa y puedo ver cómo los chicos me siguen.

— ¿Qué le pasó? — niego y empiezo a respirar pesadamente.

—No lo sé, s-solo entre al cuarto y lo encontré tirado con una nota — digo llorando mientras Simón me abre la puerta del carro, todos entran y el carro arranca a toda prisa hacia un veterinario que está cerca de aquí.

Cuando llegamos soy la primera en bajarme y volteó hacia abajo, todavía respira, entro y busco a alguien que me puede ayudar, veo a un veterinario cerca y corro hacia él, cuando llego me mira horrorizado y se acerca a mi.

—Ayúdeme por favor, no se qué hacer —el asiente y toma a Bee de mi brazos y empieza a caminar hacia un cuarto, camino atrás de el y cuando llegamos a la puerta se detiene.

—Tienes que esperar aquí, cuando tenga noticias tu serás la primera en saber, ¿Okey? —asiento y el entra al cuarto, me siento en una silla y pongo mis manos en mi cara para poder llorar agusto, siento algo en el short, y lo saco de mi bolsa, la tomo y la empieza a leer.

Hola, te puedo jurar que no te esperabas esto, ¿No es así? La verdad es que disfrute mucho de ese navajazo que le di a tu estúpido perro, esto es solo una advertencia para que te andes con cuidado.

Atte: Silueta Negra.

Arrugó la nota con mi mano, y puedo sentir como una corriente pasa por mis manos, las aprieto y volteó a todas partes para ver dónde están mis hermanos, por la puerta los veo a todos recargados en el carro y puedo ver a alguien que no logro reconocer desde aquí.

Toco la puerta de donde estaba el doctor y me dice que pase.

—Voy a salir unos momentos, volveré en una hora, me iré a bañar, aquí está mi número por si necesita algo, mi nombre es Lea —le doy un papelito y el asiente y puedo verlo en la camilla con la boca abierta, siento como mis ojos se llenan de lágrimas y empiezo a caminar hacia los chicos, cuando salgo ellos voltean y también la persona que lo estaba con ellos, veo a Thomas y mientras camino a el empiezo a llorar como Magdalena, siento como me abraza y yo me pego a su pecho aún llorando, siento como su camisa se empieza a mojar y me separo de el, les doy la nota a los chicos y ellos fruncen el ceño, me siento en el piso de la banqueta y me tapó la cara.

—Fue esa maldita la que le hizo eso a mi pobre bebé, fue esa estúpida —le doy un golpe al piso y la tierra se mueve, empiezo a llorar de nuevo y cuando levanto mi vista veo como los chicos me miran con pena, me quitó las lágrimas de la cara furiosa y me paro—. Pero cuando la vea me voy a vengar, y le voy a hacer lo mismo que ella le hizo a Bee —ellos se miran entre sí asustados—. Necesito ir a casa, tengo que bañarme y voy a dormir un ratito —ellos asienten y me subo al carro, después de mi se sube Thomas y lo tomó de la mano, cuando llegamos a la casa me bajo aún agarrada de la mano de Thomas y subo las escaleras hacia mí cuarto, veo el pequeño tapete lleno de sangre y lo tomo, camino con el hacia la lavadora y lo meto a lavar, vuelvo a caminar hacia mi cuarto y cuando entro veo a Thomas acostado en mi cama.

—¿Quién te dijo que Bee estaba en el veterinario?

—David, me dijo que estabas triste y necesitabas a alguien que te alegrará —el empieza a subir y bajar las cejas y yo río—. Solo estoy esperando a que te bañes para poder a abrazarte —asiento y busco mi pijama de dinosaurios verdes en mi armario, entro al cuarto de baño y me meto a la regadera, cuando salga me seco y me pongo mi ropa interior y mi pijama, me hago una trenza y salgo de ahí en dirección hacia Thomas.

Me subo a la cama y me acuesto en su pecho, el me abraza y yo entierro mi cara en su cuello.

—¿Quién es silueta negra? —escucho que me pregunta y yo levanto mi cabeza.

—Es una maldita estúpida que me quiere secuestrar —me siento y el frunce el ceño.

—¿Secuestrar? —asiento y empiezo a mover de la orilla su camisa, nerviosa.

—Ayer o el jueves, la verdad es que no me acuerdo, me llegó una carta que decía que ya sabía sobre los poderes y que vendría por mi, y ahora me hizo una videollamada diciendo que no estaré sola, uno de mis hermanos también será secuestrado, y que lo de Bee es una advertencia para que nos andemos con cuidado —el asiente y me abraza.

Escucho como suena mi teléfono y me paro de la cama apurada, contesto y veo que es un número desconocido.

Am, hola, ¿Señorita Lea?

—Si, soy yo.

Bueno la llamamos de el veterinario, el doctor necesita hablar con usted —siento como mi corazón se detiene y empiezo a buscar mis zapatos.

—Claro, ya voy en camino —me paro de la cama y tomo la mano de Thomas—. Necesito ir al veterinario —salgo de mi cuarto y les gritó a los chicos, escucho sus pasos y volteó hacia ellos—. Thomas me llevará al veterinario, ¿Ustedes irán? —ellos asienten y salgo rumbo al carro de Thomas, me subo al asiento de copiloto y veo por la ventana hasta que llegamos.

—¿Encerio víniste con tu pijama? —asiento y me bajo del carro corriendo hacia adentro, camino hacia el cuarto y cuando llego veo al doctor sentado en la banca en la que había estado yo hace una hora, revisando unos papeles.

—Ya estoy aquí —el se para y me tiende la mano, la tomo y le sonrió.

—Soy el doctor Carlos, bueno, la llamé para explicarle que Bee está fuera de peligro —suspiro y sonrió—. Mañana saldrá de aquí, y tiene que reposar mañana y el domingo, después de esos dos días el andará igual que siempre —asiento y lo veo por la pequeña ventana que está en la puerta—. Si quiere puede pasar la noche aquí cuidandolo —sonrió y asiento frenéticamente, el abre la puerta y me deja pasar, la vuelve a cerrar y me encuentro sola con Bee en la camilla, siento como mis ojos se llenan de lágrimas y me siento en la silla que está a un lado de su cama.

Siento como si esto fuera un hospital de personas.

Es casi igual.

Le empiezo a acariciar la panza y puedo ver cómo su herida está tapada con una venda, siento como se mueve y volteó hacia su cara, el me lambe la mano y se vuelve a acostar, sonrió y me recargo en el respaldo de la silla.

Esta será una larga noche.

*

Este es el capítulo más triste que he escrito, me llegó al corazón, literalmente llore.

Espero y les esté gustando esta novela, como a mí me gusta escribirla.

Los quiero un montón, baaaai.

El secreto de mi familia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora