Capítulo 41.

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—¡Por qué no funciona! —escucho como grita la enfermera, sigo mordiendo mis uñas mientras veo como su piel empieza a retomar su color natural, de un momento a otro la doctora apaga la máquina y se queda observando detenidamente a mi hermana, volteó hacia Lea y el doctor prende la luz, Les abre sus ojos y se sienta en la camilla como si nada hubiera pasado.

—¿Qué hago aquí? —dice ella mientras se soba la cabeza, todos en la habitación suspiramos, el doctor me toma de los hombros y me saca de la habitación.

—Ella ya está bien —chasquea sus dedos hacia el guardia y el empieza a caminar hasta mí—. Llévalo a su habitación, ahora —el guardia se encoge de hombros y me ve.

Lo que me faltaba.

Lea:

Siento como si mi cabeza fuera a explotar, me duelen los brazos, y no comprendo el hecho de que esté en una camilla con demasiados aparatos que no reconozco en mi cuerpo.

—¿Qué hago aquí? —la enfermera que anteriormente estaba con el señor se acerca a mi y checa mi pulso, sonríe y voltea hacia mí.

—Hubo varios problemas con tu alergia, nada grave —se encoge de hombros y empieza a quitarme los cables que estaban en mis brazos y piernas, cuando termina de quitarlos, me levanta y empiezamos a caminar hacia mi "cuarto" cuando llegamos, hace que me adentre en el y cierra la puerta detrás de ella.

Otra vez en este infierno.

De un momento a otro veo como el señor y la enfermera revisan varias hojas y se escucha como encienden un altavoz, mientras una voz de mujer empieza a decir: "Es hora de la cena para los doctores y enfermeras, pueden pasar al comedor", cuando la voz termina de decir eso, el supuesto doctor y la enfermera se levantan y salen de mi vista, me siento en el piso y pasó mis brazos por mis piernas, formando un huevito, empiezo rodar por el piso y escucho como abren mi puerta.

—Espero y está sea la habitación correcta —escucho que susurran y una cabeza de hombre se asoma por el marco de la puerta, al verme sonríe, y se adentra al cuarto por completo —. Am, hola, supongo que eres la chica que tiene poderes, ¿O me equivoco? —asiento y el se sienta en el piso, cerrando la puerta—. También supongo que te preguntarás que hago aquí.

—Creo que eso es muy obvio —me encogo de hombros y cierro mis ojos.

—Vine a hacerte una propuesta —abro mis ojos y volteó a verlo, interesada por su propuesta—. Te puedo ayudar a salir de aquí, junto con tus hermanos —al escucharlo decir eso, siento como toda la energía vuelve a mi, sonrío y me cruzo de brazos.

—¿Como sé que no me quieres tendré una trampa? —el rueda los ojos y se levanta.

—¿Crees que yo no estoy arto de estar aquí? Mientras todos me manipulan, ya quiero descansar de todo esto, ¿Me entiendes? —asiento y me levanto igual que el.

—¿Cuál es el plan? —sonríe y se acerca a mí.

Empieza a explícame el plan, y cada frase que dice, hace que mi alma vuelva a mi cuerpo, siento tanta energía corriendo en el.

Tengo tantas ganas de salir de aquí.

Tengo hambre, tengo sueño, necesito a mi familia cerca de mi, a mi novio, a mi mejor amiga, necesito a Bee, necesito tanto poder descansar de esta horrible pesadilla.

—Y ese es el plan, ¿Qué opinas? —sonrió y asiento.

—Estoy dentro.

—El plan empieza mañana a media noche, a esa hora todos los doctores se van a descansar y esa será nuestra oportunidad, hay pocos guardias por qué los cuartos de cierran con llave, pero vendré por ti, para sacar a los demás —asiento y el se acerca a la puerta—. Me tengo que ir, pronto saldremos de aquí —el sale del cuarto y yo suspiro, me siento en la cama y me recargo en la pared.

Cuatro días.

Cuatro días encerrada en el mismo cuarto, sin poder salir, me sorprende el hecho de que aún no me haya dado un ataque de ansiedad o uno de nervios, por qué soy claustrofobica.

Pero yo no me iré de este lugar sin mi venganza.

Bajo mi vista a mis manos y las veo de un tono rojizo, hago una mueca al ver la marca de las inyecciones y suspiro.

Ya no quiero estar aquí.

Veo como el doctor entra a la habitación, del otro lado del espejo y me cruzo de brazos.

—¿Qué me miras niña? —niego y lo sigo observando, veo como el se empieza a poner nervioso y yo sonrió.

—Vamos doc, usted sabe lo que quiero, dígame cómo están mis hermanos —el doctor se rasca el cuello y se queda un miembro en silencio.

—El rubio está bien, hace todo lo que le dicen y casi no habla, y el otro chico aveces es rebelde, pero no tanto como tú —ruedo los ojos y asiento.

—¿Qué es esa inyección que me pusieron ayer de color verde?

—Era un gen para ver si podíamos alterar tus poderes, pero parece que son más fuertes que el gen, y el gen no pudo pasar a tu sangre —elevo mis cejas sorprendida y volteó hacia otro lado.

—¿Qué pasaría si me quedo sin poderes?

—Pues, una de las primeras cosas que harían, sería que te despidieras de tus hermanos, por qué sabiendo la información que tienes, no puedes quedar libre —arrugo mi frente y hago una mueca.

Pues espero y ese gen no me los quite.

*

El secreto de mi familia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora