No entiendo por la gente de aquí es tan terca.
Puedo decir que es más terca que yo, y eso es pasarse del límite de terquedad.
Les he dicho que ya estoy cansada, y que quiero dormir cinco minutos, y todos me dicen que solo será una prueba más.
Y eso hace tres pruebas atrás ya me lo dijeron.
Ruedo mis ojos al verlos entrar con una mesa llena de tubos, ni siquiera me molestó en ver quién entro a dejar la mesa por qué ya no me importa, ya quiero salir de aquí.
—Tienes que intentar levantar uno por uno, y ponerlos en la mesa —hago lo que me pide y cuando estoy a punto de terminar, tiró uno bruscamente hacia la pared, veo como la pared ni un solo rasguño tiene y bufó, lo levanto y lo coloco en la mesa.
—¿Ya puedo tomar mi siesta? —el asiente y me sacan de la habitación, siento como alguien me da una palmada en el cuello y puedo sentir otra vez el maldito collar, me adentran a mi habitaciones y yo me dejó caer sobre la cama.
Siento como mis ojos pesan por el cansancio y en algún punto del día termino dormida.
~Tres horas después~
Abro mis ojos lentamente por la luz tan luminosa del cuarto y puedo ver al mismo chico del otro día parado enfrente de mí.
—¿Ya estás lista? En una hora empezaremos —me enseña su reloj de mano y yo abro mis ojos sorprendida, no puedo creer que haya dormido tanto.
—Estoy nerviosa —me encogo de hombros y el se sienta a mí lado.
—Está noche será dura para nosotros —asiento dándole la razón y el me ve a los ojos—. Tendrás que sacar a los chicos de sus habitaciones, yo me encargaré de las cámaras de seguridad y de los guardias, tu solo enfócate en hacer bien tu trabajo, dos chicos te estarán ayudando, solo ten cuidado, gracias a Dios solo los pudieron secuestrar a ustedes y a dos chicos que aún no conozco, todos están en tu piso, pero todas las habitaciones tienen un sistema de seguridad muy difícil de abrir.
—Haré lo mejor que pueda —el asiente y se levanta de mi cama.
—Una camioneta estará afuera de aquí, tuve que pedírsela prestada a uno de los doctores, el no sospecho nada por qué le dije que iría a comer y no quería irme caminando —río ante la excusa tan tonta que le dió y niego, el sale del cuarto y minutos después veo como abren la puerta que está al otro lado de la ventana.
—¡Oh, dulce! Dulce, dulce fenómeno —escucho la voz del irritable chico de las pastillas y ruedo los ojos viéndolo como se sienta enfrente de la ventana.
—¿Qué quieres? —respondo cortante y el eleva una ceja.
—¡Pero que tonito fenómeno! Solo venía a ver cómo estaba mi fenómeno favorito, por qué no sé si sabías pero de todos los chicos que están aquí, tu eres un fenómeno muy lindo —niego y me cruzo de brazos viéndolo a los ojos.
—Estoy hablando enserio, ¿Qué quieres? —el se levanta y estrella su mano contra el vidrio, lo miro retador y elevó una de mis cejas.
—¡Vine por mi venganza, fenómeno! Te dije que me las ibas a pagar por lo que me habías hecho, y mira —apunta donde está parado y me ve—. Aquí estoy, sin nadie que me detenga.
—Se nota que eres estúpido —el arruga su frente y me ve, mientras observó sus ojos llenos de odio.
—¿Por qué dices eso? Tú también eres estúpida, fenómeno —elevo una de mis cejas y asiento.
—¡Ay chico de las pastillas! Creo que yo sé más cosas que tú, que llevo una semana aquí, que tú que trabajas aquí —el se acerca al vidrio y me observa—. Tu sabes muy bien, que si me llegas a hacer algo, serás el primero en la lista que desaparecerá —me encogo de hombros y veo mis uñas con indiferencia—. Y también sabes bien, que tú mente está al borde del colapso, por qué estás desesperado por tratar de hacerme daño, y eso, te está carcomiendo la cabeza.
—¿Y tú cómo sabes todo eso, fenómeno?
—Solo soy observadora, cosa que a ti te hace falta, ¿Y que intentaras hacer? ¿Matarme? Adelante, estoy lista para que tú te vayas a la tumba junto conmigo —sonrió victoriosa y el golpea el vidrio, en señal de frustración.
Atrás de el observó una silueta y puedo ver que es el doctor viendo raro al chico de las pastillas, sonrió con ternura y el doctor le toca el hombro, haciendo que el chico de las pastillas de un brinco del susto.
—¿Qué le estabas diciendo? —dice el doctor y yo le sonrió al chico de las pastillas, mientras me cruzo de brazos.
—Si chico de las pastillas, adelante, dile lo que me estabas diciendo a mí —el chico entrecierra los ojos hacia mí y yo solo sigo sonríendo, mientras el chico sale del cuarto.
—¡Qué chico tan irrespetuoso! Si yo fuera usted, el no trabajaría conmigo —niego y el doctor bufa.
—A mí tampoco no me cae bien, pero pues, es lo que hay —veo como el doctor se tapa la cara en señal de frustración y yo sonrió, ante el plan que se me acaba de ocurrir.
—¿Algún día ha pensado en salir de aquí? —el doctor se quita las manos de la cara y asiente, con los ojos llenos de lágrimas.
—Todos los días lo pienso, ellos, tienen secuestrada a mi familia, en los pisos de abajo, y si yo salgo de aquí, a ellos los matarán —sonrió y me siento enfrente del espejo.
—Y que diría si le digo que esta noche usted y su familia pueden salir de aquí, al igual que yo —el doctor sonríe, una sonrisa genuina que nunca había visto en la semana que llevaba aquí.
—Te pediría perdón por todas las veces que te trate mal y te ayudaría —aplaudo y volteó hacia un lado de la pared sonríendo.
Parece que el doctor se nos unirá al plan.
*
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El secreto de mi familia ©
FantasyYo no soy una chica como cualquiera. Mis hermanos y yo, tenemos un pequeño defectito. Creemos que no se puede salir de control, pero no sabíamos que llegaría el momento de que todo se descontrolara, o de que alguien lo descontrolara. Queda completam...