4.- Favor

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Hay almas esclavizadas que agradecen tanto los favores recibidos que se estrangulan con la cuerda de la gratitud

De todos los lugares en los que esperaba despertar, despertó en el menos esperado, su hogar.

Los salvajes rayos del sol se filtraban en su alcoba calentándola, se levantó con desgano y abrió la ventana dejando entrar el aire fresco mañanero. Cerró los ojos disfrutando la brisa, el sonido del silencio reinaba en esos momentos, pudo haber sido el escenario perfecto de no haber sido por el fuerte ronquido que provino de su cama.

Extrañada y con sigilo fue hasta su cama para ver a una indefensa Jennie Kim descansar tranquilamente. La cara de la pelirroja era semejante a la de una película de terror ¿Por qué mierdas estaba en su cama y que había pasado anoche?

Rápidamente levantó la sabana que la cubría para asegurarse de que se encontrara con sus prendas puestas, al confirmar esto soltó un sonoro suspiro de alivio. El par de gatos veían a la bella durmiente, y Lisa también lo hacía, inconscientemente se sentó cerca de ella empezando a observar sus facciones con detenimiento. Sus labios estaban formados en un ligero puchero y sus parpados estaban plenamente cerrados. La castaña se removió un poco provocando que un mechón de su cabello ocultara la mitad de su rostro, con delicadeza lo removió alcanzando a rosar la suave piel de su rostro. Estaba tan absorta en sus acciones que se llevo un gran susto al ver como abría los ojos de repente y gritaba "buu".

―¡Idiota!―espeto enojada con el corazón acelerado, Jennie solo reía sonoramente ante esto.

―Debiste haber visto tu cara―sentía como se le iba el aire poco a poco.

―¿Qué haces tú aquí?―preguntó avergonzada tratando de desviar la atención de su reacción.

―¿Eh?¿no lo recuerdas? Hicimos el amor anoche Lalisa, es imperdonable de tu parte el no recordarlo.

―Deja de bromear, que no estoy de humor para tus putos juegos―la resaca hacía que su cabeza punzara de dolor. Era imposible que hayan hecho algo teniendo en cuenta que ambas se encontraban vestidas por lo cual ni siquiera se preocupo en pensarlo.

―Okay, de todos modos nunca lo haría con una chica―musito con la vista en el gato pelirrojo en su regazo.

Ahora Lisa rió ante eso.

―No parecías pensar lo mismo aquel día que te espié por error.

―¿Celosa?―pregunto divertida.

―Tal vez un poco―bromeo. Espera, no. ¿Qué mierdas estás haciendo Lalisa? Parecia ser que todavía estaba un poco alcoholizada, recompuso su postura―No me distraigas, responde mi pregunta.

―Después de ir a la casa de Rosé y que su madre no quisiera abrirte, fuimos a un bar y seguiste tomando. Yo te traje hasta acá después de que caíste dormida en el suelo.

―Mierda...―mordió sus labios―Haré como que no dijiste eso.

La castaña se levantó y tomó de su mesa de noche unas pastillas y una botella de agua, se las otorgo―Toma, creo que los necesitaras para sobrevivir.

Tomo las pastillas y acabo la botella de un trago, una vez con su mente fría se sintió repentinamente mal, estaba siendo una idiota con la castaña cuando esta solo quería ayudar, y lo había demostrado cuidándola anoche. Tímidamente pregunto―¿tu estas bien?

―Oh, claro, no te preocupes, tengo experiencia con las borracheras.

Asintió sin saber que más decir, a pesar de agradecer todas las acciones que había hecho la castaña, aun así no estaba dispuesta a confiar tan rápido en ella. La amenaza que había recibido con anterioridad parecía no ser ninguna broma, por lo se mantendría con todos sus sentidos alertas.

Love me or hate me ; JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora