1.-Ego

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El mundo arde en el fuego del deseo, codicia, arrogancia y ego excesivo

Los gatos que había acogido eran su escape momentáneo para olvidar los problemas, para ser más específicos aquel problema, el cuál no pudo sacar de su cabeza por horas.

Otra cosa la cual estuvo en su mente fue la culpa, algo que seriamente la extrañaba ya que la pelirroja no era común que sintiera culpa por las cosas hacia. Vivía sin arrepentimientos, ya que pensaba que el estar mortificado por algo que ya hiciste es estúpido.

No entendía por que con esta situación en específico era todo lo contrario, el deseo de no haber hecho lo que hizo ¿Era acaso que finalmente estaba tomando conciencia de sus actos? ¿O era el hecho de que se sentia humillada en frente de una chica linda?

La segunda opción parecía ser la más acertada.

Aquel sentimiento no le agradaba en lo absoluto, de cierta manera la hacía sentir débil, por lo cual la única manera de deshacerse de ese sentimiento era eliminándolo, y la única manera de eliminarlo era pidiendo disculpas.

Dañaba su orgullo de sobremanera pero era la única solución hasta ahora.

Acomodo su falda, bajándola un poco, bajo las escaleras con velocidad con la mochila rebotando en su espalda. Caminó hasta la cocina y saco el cartón de leche y bebió un gran trago de este. Los gatitos rápidamente olieron aquel líquido, sus cabezas se movieron a la dirección de Lisa, quién al ver la expresión sedienta de los mininos deposito un poco de este líquido en el tazón, acompañado de comida de gato que saco de una lata de la estantería.

Los gatitos se apresuraron a tomar y comer, su madre lentamente se acerco hacia ellos, con cierta lentitud debido al vendaje que se encontraba en su pata.

Lisa se agacho hacia ella para acariciarla con delicadeza, recibiendo un ronroneó a cambio, el cuál termino de enamorar a Lisa, había hecho una buena decisión llevándolos con ella.

Su reloj empezó a sonar con violencia, la hora de entrada había llegado ya. Salió con rapidez de su casa tomando sus llaves consigo. Con rapidez caminó unas cuadras hacia su destino hasta que sintió como era tomada de la mano.

Volteo y vió a Rosé delante suyo, una sonrisa inmediatamente pintándose en los labios de la pelirroja.

―¿Nos vamos?―preguntó Rosé mirándola con esa mirada muy usual que nunca podía describir.

―Claro.

Ambas encaminaron su camino hacia la institución de manera lenta, un silencio cómodo formándose entre ellas. El cual fue interrumpido después de un rato por Lisa.

―Me ha pasado algo raro―soltó de repente rompiendo aquella tranquilidad.

―¿Raro en qué sentido?―inquirió confundida la pelinegra.

Suspiro y tomo la pulsera que se encontraba en su mano izquierda, empezó a jugar con ella mientras le explicaba.

―Encontré a la chica nueva a punto de coger con otra chica en un callejón, se dio cuenta de que las estaba viendo y ahora ha de pensar que soy una pervertida.

La expresión de Rosé se endureció mientras escuchaba, pero al oír lo último, rió.

―Pues en si, sí eres una pervertida, así que no le veo problema a que piense eso.

―No ayudas mucho Rosé, me siento humillada―dijo derrotada, ambas ya estaban en el colegio, lentamente subieron las escaleras para dirigirse a su aula―¿Qué me recomiendas hacer para cambiar eso?

Love me or hate me ; JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora