II: Secuestrada

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Miró al tipo que había asesinado, luego a la muchacha que lo observaba aterrorizada.

—Arriba.

—¿Qué?

—Que te pongas de pie —gruñó molesto, tomándola del antebrazo, y jalándola para que se pusiera de pie.

—¿Q-Qué harás conmigo?

—Aún no lo sé. Camina, debemos irnos de aquí —le dijo tomando el bolso.

Quizás no era Alicia, pero ella había estado allí. Por algo el bolso estaba en ese departamento.

—Camina más rápido —pronunció con molestia, bajando las escaleras delante de ella.

Al llegar al exterior de su edificio, no pudo evitar comenzar a sollozar.

No sabía quien era ese tipo, o porqué se la estaba llevando, si ni siquiera le había visto el rostro completo.

Tampoco sabía quien era el hombre que había asesinado en su casa.

—Sube —gruñó abriendo la puerta trasera del auto, antes de arrojar el bolso.

—Por favor, no diré nada —suplicó—. No quiero subir allí.

—No te pregunté —le dijo arrojándola dentro.

Cerró la puerta, y rápidamente rodeó el auto, subiéndose en el asiento del conductor.

Lo encendió, y se marcharon de allí, comenzando a conducir por la carretera.

Jane flexionó las piernas, y las abrazó, sin poder evitar llorar angustiada, con temor. Cerró los ojos, y apoyó su frente contra las rodillas.

-o-o-o-o-

El auto se detuvo, y abrió rápidamente los ojos, reincorporándose. Se había quedado dormida, y no sabía en que momento.

Observó la sombra de aquel tipo acercarse a la puerta, y la abrió.

—Toma el bolso, y sígueme —le ordenó comenzando a caminar.

Se apresuró a hacer lo que él le había dicho, pero al bajar del auto, notó lo pesado que era.

Con dificultad lo siguió por detrás, intentando seguirle el paso. Observó donde se encontraban, y era una especie de bar, en medio de la nada en la carretera.

Habían algunos autos y motos también estacionadas, y no hicieron más que acercarse a escasos metros de la puerta, que ya podía oír la música alta.

Él se giró, haciéndola tropezar, ya que estaba distraída, observando donde se encontraba.

La miró molesto, y le quitó el bolso.

—No te alejes de mi —fue lo único que le dijo, antes de empujar la puerta y entrar.

Jane prácticamente se pegó a su espalda, observando con temor aquel bar.

El rostro de cada tipo que se animaba a mirar, era peor que el anterior.

¿Dónde diablos la había llevado?

Él se detuvo, al llegar hasta a un pasillo apenas iluminado con una tenue luz roja, y frente a ambos, había un alto tipo musculoso, de cabello muy corto, y con la mitad izquierda de la cara tatuada.

—¿Lo conseguiste?

—Algo así —pronunció bajo, a penas audible con la música alta—. Necesito una llave, mañana le llevaré el bolso.

—¿Quién es? —le preguntó, mirando a la morena detrás de él.

—No le tomes importancia, ¿Tienes o no una llave?

Asintió con la cabeza, y metió una de sus manos dentro de su chaqueta, dándole una llave.

—Tienes hasta las ocho.

—La desocuparé a las seis —le dijo tomándola.

Se giró, sin mirar a Jane, y ella no dudó ni por un segundo seguirlo. No sabía que podría ser capaz de hacerle, pero tampoco tentaría su suerte de quedarse allí, y averiguar que podrían hacerle los otros.

Salieron del bar, y se dirigieron a la parte trasera, donde había una especie de motel, con algunas habitaciones.

El castaño observó la llave, y luego se dirigió al número que allí decía.

Jane lo siguió por detrás, y entró detrás de él, abrazándose a si misma al escuchar la puerta cerrarse.

Encendió la luz, y luego arrojó el bolso al suelo, estremeciéndola.

Ella cerró los ojos por un momento, y respiró profundo, intentando calmarse. Tal vez, si cooperaba, y hacía todo lo que él le decía, no la mataría.

Al abrirlos, observó que él ya estaba con el torso desnudo, y a punto de quitarse los pantalones.

Ni siquiera la estaba mirando, era como si ella no estuviera allí.

Jane miró hacia abajo, y con las manos temblorosas, comenzó a desprender los botones de su camisa.

—¿Qué haces? —le preguntó en un tono tosco.

—Y-Yo-

Rodó los ojos con fastidio, y se quitó los pantalones, antes de dirigirse a la puerta, y cerrarla con la llave.

—No seas estúpida, y vístete —le dijo caminando al baño—. Y si eres mínimamente inteligente, no saldrás de aquí adentro. Tampoco le abras a nadie —pronunció antes de entrar al baño.

Respiró profundo una vez más, y se dirigió a la cama. No entendía a aquel tipo, ni siquiera quería hacerlo.

¿Pero para qué diablos se la había llevado? No la había asesinado en su casa, cuando "tranquilamente" podría haberlo hecho. Tampoco lo había hecho en la carretera, donde podría haberse deshecho de su cuerpo sin dificultad alguna.

No la había maltratado, no físicamente, ni quería violarla. ¿Por qué la seguía reteniendo?

Después de algunos minutos, salió del baño, con una toalla alrededor de la cintura.

Cuando se agachó frente a la cama, para tomar su ropa que estaba en el suelo, Jane observó que en su espalda, a la altura de sus omóplatos, tenía un tatuaje que decía Judas.

Desvío la mirada, al notar que él dejaba caer la toalla para vestirse, y se cruzó de brazos, observando una de las paredes despintadas.

—¿Puedo saber por qué me has traído aquí?

—Aun no sé que haré contigo.

—¿Me asesinarás? —le preguntó con temor.

—Seguramente.

Miró hacia abajo, sintiendo que sus ojos se aguaban.

Se acercó a ella, y la observó impasible.

—Extiende tu brazo izquierdo.

—¿Para qué?

—Odio que me cuestionen, y si quieres seguir viviendo un par de horas más, deja de hacerlo. Sólo obedece.

Asintió con la cabeza, y extendió su brazo con temor, y ese miedo, se volvió terror puro, al ver que tomaba una navaja de su pantalón.

Tomó una botella de whisky que estaba sobre la mesa de noche, y vertió bastante sobre el antebrazo de ella y el filo de la navaja.

—¿Q-Qué harás?

La miró a los ojos, sin decir nada, y le metió un trozo de tela, que había hecho un ovillo, dentro de la boca.

—Muérdelo, esto te dolerá

...

Actualizaré un capítulo por día ❤💕 al hacer los caps más largos 💝

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora