Lo tomó por detrás del cuello, abrazándolo a ella, sintiendo sus húmedos y tibios besos en su cuello, mordiéndose el labio inferior. Sí, tal vez a ella no le importaba tampoco hacerlo en un auto.
Llevaba mucho tiempo de no estar con un hombre, y dudaba que fuera a estar con otro que no fuera Judas.
Él le levantó la falda del vestido, y le bajó las bragas, pasando sus dedos entre sus labios, sintiendo lo mojada que estaba... Tan ansiosa como él por hacerlo.
Gruñó molesto por la parte superior del vestido, que no podía quitársela, y tomó la prenda de cuello de la misma, rasgándola. Jane lo miró boquiabierta.
¿Por qué lo había roto? A ella le encantaba ese vestido.
—¿P-Por qué lo-?
—Esta tela de mierda me jode —le dijo sin más, antes de volver a su cuello, y lamerlo, chuparlo.
Se aferró con una mano a la nuca de él, y con a otra al asiento del auto, mordiéndose el labio, al sentir a Judas bajando por su abdomen, deteniéndose en su intimidad.
—N-No, no así —le pidió débilmente.
E ignorándola, le dio una lenta y profunda lamida entre sus labios, haciéndola gemir, apretando sus muslos en los hombros de él.
—J-Judas.
Volvió a hacerlo, antes de chuparla, y que ella se cubriera la boca, para intentar acallar sus gemidos.
***
—Sonia ¿Sabes dónde están mis papás? Fui a la habitación de mi mamá, y a la oficina de mi papá, y ninguno de los dos ha vuelto.
—Aún no han regresado de la clase de baile de Jane, Jared —le dijo la ama de llaves.
—Mm, bueno.
—¿Tienes hambre? Puedo prepararte algo delicioso —sonrió la mujer.
—¡Sí! Quiero un sándwich de pavo con muuucho queso derrito.
—Ven conmigo —sonrió.
Sonia conocía a Jared desde que el niño tenía tres años. Judas la había contratado para que atendiera al niño y su hogar, mientras él trabajaba.
La señora no conocía el trabajo de Judas, sólo sabía que su empleador trabajaba mucho, y solía realizar viajes constantemente.
***
Lo escuchó gruñir contra su oído, antes de correrse en ella. Jane lo abrazó a ella, intentando recuperar el aliento... Y a medida que el calor del momento bajaba, la morena comenzaba a preguntarse qué haría ahora.
Judas intentó levantarse de encima de ella, para salir también de su interior, pero la morena lo abrazó a su cuerpo.
—E-Espera... Sólo un poco más.
Y lo cierto es que el castaño estaba incómodo de ese modo. Salió de todos modos de encima de ella, y luego la tomó, sentándola sobre su regazo para abrazarla.
Le acarició suavemente la espalda, deslizando sus manos de arriba abajo, hacia su trasero, apretándolo. Jane apoyó su rostro contra el pecho de Judas, intentando no pensar en nada.
Porque sabía que iba a terminar por arrepentirse.
Judas se inclinó levemente hacia adelante, y tocó tres veces con una de sus manos el vidrio. Jane cerró los ojos al escuchar el auto arrancar, debía cambiarse de ropa antes de llegar a la casa.
Y por suerte aún tenía la otra muda de ropa en su bolso.
—Creo que deberías vestirte.
—Sí —murmuró.
Ella se alejó un poco de él, pero Judas no la soltó. Estiró su brazo para tomar el bolso que estaba en el suelo, y lo abrió, sacando el top negro de ella.
Levantó el top por encima de la cabeza de Jane, y se lo colocó, con ayuda de ella, masajeando suavemente sus pechos, al bajarlo.
La morena lo miró a los ojos, y fue suficiente para que Judas se apoderara de su boca, en un hambriento beso. Y Jane le correspondió con la misma intensidad, tomándolo del rostro.
La presionó contra su entrepierna, dónde pudo sentir su creciente erección, jadeando contra su boca, meneándose contra él. Y Judas no se haría de rogar.
La levantó por debajo de los muslos, y luego se deslizó lentamente en ella. Jane se separó de él, gimiendo, mirando hacia abajo.
—Eres mía ¿Lo ves? —gruñó ronco, cargado de deseo.
Ella levantó la vista, y fue ahora quién tomó la iniciativa de besarlo, antes de comenzar a moverse sobre él, tomándose de sus hombros.
***
Estaba comiendo un trozo de manzana, mientras cortaba otra en cubitos, cuando escuchó su celular sonar. Se llevó otro trozo a la boca, y tomó su teléfono, observando que era un mensaje de un número desconocido.
"Hola Michelle, soy Jane."
Abrió los ojos sorprendida. No creyó que Judas le dejaría tener un celular a su poder, y mucho menos que le diera su número.
"¡Hola Jane! ¿Cómo estás?" Tecleó, antes de tomar una uva.
Michelle estaba transcurriendo por el cuarto mes de su embarazo, y aún no le habían dicho nada a Judas. Mike y ella querían esperar un poco más para darle la noticia.
Lastimosamente, ya habían pasado por la pérdida de un embarazo, años atrás, cuando Michelle recién entraba a los cuatro meses.
"Bien, y quería preguntarte si no querías venir a casa. Tengo ganas de hablar con nadie, y pues... No conozco a nadie más."
Era entendible, Jane llevaba casi un año viviendo con Judas, y no salía de su casa. Aunque su marido le había contado que Judas comenzaba a darle más libertades. Incluso hacía unas semanas, la había dejado comenzar en una academia de baile.
"Me encantaría, Janie. Cuando Kelil regrese de sus clases iremos a verte. Ahora que vives más cerca, podremos vernos más seguido" sonrió, antes de enviarle el mensaje.
Dejó el celular sobre la mesada, y fue hasta el refrigerador para buscar un poco de jugo exprimido de naranjas, que ya tenía preparado. Acarició suavemente su panza, y luego se sirvió un vaso.
—Contigo, prometo llevar un embarazo más saludable —sonrió.
Con su primer hijo, Michelle no se había privado de nada. Cada antojo que tenía, Mike se lo cumplía, sin importar de que se tratara.
Incluso, él también había aumentado unos diez kilos durante el embarazo de Kelil. Y eso que no era quien llevaba al bebé.
"De acuerdo, le diré a Jared que vendrán a visitarnos. Él también estará feliz de verlos." Le envío la morena.
Michelle sonrió suavemente, quizás con Jane nuevamente en sus vidas, Judas finalmente dejaría su pasado atrás.
...
