CAPÍTULO XVI: Beso

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—Yo voy —le dijo Jane a su madre, al escuchar que alguien tocaba la puerta.

Ambas se encontraban en la cocina desayunando, y era temprano en la mañana.

Disimuladamente, sin que su mamá lo notara, tomó un cuchillo y lo escondió bajo la manga de su camiseta, caminando hacia la sala para abrir la puerta.

No podía confiarse de nadie, Judas estaría buscándola, y ella pelearía hasta la última de sus fuerzas, para proteger a su madre.

Corrió la cortina de la ventana que estaba junto a la puerta, y sus latidos se aceleraron, al ver de quién se trataba.

No se había equivocado, Judas la estaba buscando, y había mandado a alguien a casa de su mamá.

—¿Qué quieres? —preguntó sin abrir la puerta.

—Jane, sólo quiero hablar contigo —pronunció la muchacha del otro lado.

—No te creo nada, y será mejor que te vayas, Michelle. No querrás estar aquí caudo llegue la policía.

—¿No confías en mí?

—No.

—Eso es... Feo —pronunció afligida la castaña—. Creí que éramos amigas.

—Sólo fingí aquello para poder sobrevivir en ese maldito lugar. Vete Michelle, no quiero problemas.

—¿También fingiste querer a Judas?

Jane miró hacia abajo, mordiéndose el labio inferior.

—Él está muy preocupado por ti, no sé hasta cuando mantendrá la cordura. Cree que te secuestraron, eso fue lo que le inventó Mike, al ver el video. Sólo él y yo sabemos la verdad, Jane.

—N-No me interesa, no volveré.

—Por favor, Judas te necesita. Él ha perdido mucho en su vida, no le hagas esto.

—Entiéndelo, yo quiero una vida normal, con mi familia. Un trabajo normal... No quiero lo que él me da, no puedo aceptarlo.

—¿Entonces no lo quieres? ¿Sólo fingías? Eres peor que nosotros. Jugaste con los sentimientos de un hombre que jamás tuvo nada. Te lamentarás por esto. Cuando Judas sepa la verdad... No sé que será capaz de hacer. Si cambias de opinión, llámame.

-o-o-o-o-

—Judas, hemos hablado con los Vincitori, y nadie sabe nada de Jane. Le he dicho que ella es tu compañera, y ha sido secuestrada. Ofrecieron su ayuda, como agradecimiento de tus servicios en el pasado, para buscarla. Pero... No hemos encontrado nada, lo siento. El equipo está intentando rastrear las llamadas de su celular, para saber con quién habló por última vez.

—Está bien —pronunció el castaño en un tono ido.

Ya no sabía que esperar, cada hora que pasaba, menos esperanzas tenía de hallarla viva.

—¿Dónde están Mike y Michelle?

—Salieron en la mañana, no dijeron donde.

—A penas regresen, que suban a mi habitación —pronunció el muchacho, subiendo las escaleras.

Entró a su recámara, y observó afligido la cama, donde descansaba uno de los abrigos de la morena.

Se acercó a él, y lo tomó entre sus manos, acariciando suavemente la tela.

Olía a ella, tenía esa dulce colonia que él le había regalado.

Lo acercó hasta su nariz, y lo olió suavemente, cerrando sus ojos, sintiendo como algo dentro de él, comenzaba a desmoronarse.

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora