VI: Mía

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—Ya, déjala Lucia, de seguro, ella no lo deseó —le dijo la joven castaña que habia ido a prepararle el desayuno, y ahora se lo traía.

La morena observó a Jane a los ojos, quien lucía asustada, y luego la soltó.

—No sé porqué Judas te hizo eso, o que hará contigo. Pero tú, no eres su tipo —pronunció con rabia, antes de abandonar la cocina.

Los ojos de Jane se aguaron, y miró hacia abajo, sintiéndose tan miserable. Ella sólo quería irse de allí, volver a su casa, a su vida.

Que por muy monótona que fuera, era tranquila.

—Oye, no le tomes importancia, ella es muy celosa de Judas —explicó Michelle.

—¿Es su pareja? —se animó a preguntar.

—Ya quisiera —rio divertida—. Judas no tiene pareja oficial. Él sólo se divierte con las mujeres. Pero Lucía entró aquí por él, aunque Jud nunca le dio esperanza de que algo pasaría entre ellos. Al menos no sentimental.

—¿Y tú por qué estás aquí?

Suspiró, y se encogió de hombros.

—No lo sé, mi vida no tenía sentido, no tengo familia. Sólo soy un residuo más de esta sociedad, a nadie le importo, o importé. Y cuando creía que terminaría muerta por alguna sobredosis, conocí a Mike —sonrió.

—¿Él es tu pareja?

—Ajá —le dijo sonriendo, bajándose el cuello de su camiseta para mostrarle un tatuaje que tenía en medio de sus clavículas.

Al igual que Judas, era un símbolo.

—¿Y eso quiere decir que tú eres su chica?

—Sí, y todos respetan eso.

—¿Te dolió mucho?

—Yo creo que me habrá dolido menos que a ti —sonrió divertida—. Pero no me esperaba menos de Judas, él no suele tomarse molestias con nadie.

En ese momento, el castaño entró a la cocina, mirando molesto a Jane, quien no entendía el porqué de su reacción.

—¿No te dije que desayunaras? Tuviste tiempo de sobra.

—Lo siento —murmuró con temor.

—Tienes cinco minuto, en lo que subo a la habitación para buscar mis cosas. Cuando baje, nos vamos.

En cuanto Judas se fue, tomó la taza de café, y bebió hasta la mitad, para luego tomar una tostada, y comerla.

Michelle la observó, y sonrió. Ella no parecía destacar en nada, pero si Judas la había elegido, por algo sería.

-o-o-o-o-

Siguió a Judas por detrás, sin decir nada, mientras ambos camiban por un campo de entrenamiento.

El muchacho llevaba un bolso colgado en su hombro, sus armas.

Llegaron hasta unas bancas, y él dejó caer el bolso, girándose para mirar a Jane, que rápidamente bajó la mirada.

—Quiero que practiques disparar, es necesario que aprendas a usar el arma.

—¿Para qué?

—¿A caso eres estúpida? ¿Para qué diablos voy a querer que aprendas a usar un arma? Es obvio que para que dispares. Te dije que debías cubrirme la espalda.

—Yo no soy buena para esto, no puedo... Tomar la vida de otra persona, ya te lo dije.

Ignorando lo que le había dicho, abrió el bolso y tomó una pistola, cargándola y acercándose a Jane con ella.

Tomó una de sus manos, y le colocó el arma, cerrando sus dedos alrededor de la misma.

—¿Ves ese círculo? Debes darle en el centro. Practicarás todo el día si es necesario, hasta que le des, mínimo, al círculo rojo que rodea el blanco.

La morena suspiró, y tomó la pistola, apuntando hacia el círculo.

Judas se colocó detrás de ella, e hizo que se estremeciera, al separarle las piernas.

—Esto te dará mejor apoyo —le dijo mientras le acomodaba los hombros y los brazos.

—¿Puedo preguntarte algo?

—No, solo apunta y dispara.

Jane suspiró, e hizo lo que Judas le había dicho, pero al momento en que apretó el gatillo, se hizo hacia atrás, casi tropezando.

—Ni siquiera le diste a una de las últimas líneas.

—L-Lo siento.

—Tus disculpas no me sirven de nada, eso no me salvará. Toma el arma, ponte en la posición que te dije, respira profundo, y dispara.

-o-o-o-o-

—Ey, cálmate, no es para tanto.

—¿No es para tanto? —preguntó con rabia, antes de golpear el saco de boxeo—. Él la marcó, él la marcó como suya.

—Sí, pero quizás tenga sus motivos de haberlo hecho. Sabes que Judas nunca hace algo porque sí.

—No me interesa —masculló con rabia—. A los ojos de todos, ella es su mujer. Después de todo lo que hice, y por lo que tuve que pasar, se eligió a una cualquiera, que ni defenderlo podría.

—Lucia, piensa que ni siquiera fue un acto de amor. ¿Viste lo que le hizo en el brazo? Él prácticamente cortó su piel.

—Eso sólo demuestra que tan importante es —pronunció afligida, de la misma impotencia que sentía—. No fue una marca planificada, fue algo que hizo de último momento, para protegerla.

—Porque en vez de sacar conclusiones, ¿no hablas con él?

—Judas odia que lo cuestionen.

—Entonces no le des más vuelta al asunto. Es evidente que esa chica no está aquí por voluntad propia. Tal vez sólo la marcó, para protegerla porque es uno de sus trabajos. Porque él tampoco se ve cómodo con ella, se nota que tampoco la quiere.

—No lo sé, Michelle. Pero no la quiero cerca de él —gruñó—. Si alguien será la mujer de Judas, esa seré yo.

-o-o-o-o-

—¿Lo pensaste?

—¿Qué cosa? —preguntó antes de beber de su cerveza.

—Lo que te propuse, aun estoy dispuesto a pagar los cinco mil dolares por ella.

Judas tomó un maní, y se lo llevó a los labios, sin responderle antes de tragarlo.

—¿Por qué la quieres? Es una buena para nada. Estuvimos toda la puta tarde intentando que le diera cerca del blanco, y lo único que consiguió, fue volarle uno de los bordes. No sirve.

El muchacho rio divertido, sólo aumentando aún más sus deseos.

—Se ve tan tierna y miedosa, que más quiero tenerla. ¿Qué te parece seis mil?

—No.

—¿Seis mil quinientos? Vamos Jud, seré bueno, no la dañaré.

—Sí sigues insistiendo, lo único que conseguirás será un disparo entre los huevos. Jane no está disponible para nadie. Es mía.

...

Lo siento, lo siento, ¡Lo siento! 🙇🏻 se que es muy tarde, pero trabaje y tuve visitas, y no pude escribir el capítulo antes.

Espero si alguna aún está despierta, le guste ❤❤

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora