Capítulo especial -parte 9-

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Luego de que Jane se despidiera de Jared, Judas lo había llevado a casa de su hermano, para que el niño no pensara tanto en la operación de su madre, e intentara distraerse con su primo.

Desde que se había despedido de él, Jane no había hecho más que llorar. Tenía tanto miedo de no volver a verlo, de que la operación no sirviera, de que el cáncer volviera, junto con el dolor.

Se sentía tan sola e incomprendida. Sí ya sufría de depresión de adolescente, ahora de adulta y sin una vida estable, la mente de la joven madre estaba muy frágil.

Judas la observó en silencio. Ambos iban en la parte trasera del auto, de camino a la clínica donde la operarían. El médico les había explicado que la operación tenía una duración de dos horas, dependiendo de lo que se encontraran al abrir.

Luego de la intervención, Jane pasaría unos dos días en observación, antes de que le dieran el alta. Pero las cosas no acaban allí, al volver a la casa, debía cuidarse de no hacer esfuerzo por seis semanas.

Y tenía un montón de indicaciones por seguir, para que todo estuviera bien.

Judas desvió la mirada, y observó la carretera por la ventanilla. ¿Qué más podía hacer?

***

"—Jud ¿Cómo va todo? ¿Cómo estás tú?"

El castaño se recostó contra el asiento. Estaba en el pasillo de la sala operaciones, beneficio que el mismo se había dado.

—Hace media hora ella ingresó, aún no sabré nada.

"—Sí, lo imaginé ¿Pero tú cómo estás?"

—Bien, no lo sé Mike ¿Cómo se puede estar en un momento así?

"—Preocupado, con miedo, con un rosario entre las manos —rio bajo—. Dime ¿Qué haces?"

—Hablando con un idiota.

Escuchó a Mike riendo, y gruñó molesto ¿Para qué diablos lo llamaba? ¿A caso no se daba cuenta de lo delicada que era la situación para estar jodiendo?

"—Oye, llamaba para decirte que Jared se encuentra bien, y con Michelle logramos distraerlo. Ahora está en la play con Kel, y además, quería preguntarte si tienes problemas con que lo llevemos a comer."

—Sí, sí los tengo. Si lo dejé en tu casa, es para que estuviera a tu cuidado, y a la vista de nadie.

"—Pero sólo iríamos a una pizzería, o al Mc, no lo sé, algo que no lo haga pensar en lo que está pasando Jane."

—No, Mike —le dijo serio—. Se queda en tu casa. Haz ahí pizzas, hamburguesas, o pídelas. Jared no puede salir si no es conmigo y la escolta pertinente.

"—Okay —suspiró—. Llámame cuando ella salga ¿De acuerdo?"

—Lo haré, adiós.

Cortó la llamada, y cerró los ojos. Dos horas sería mucho tiempo para esperar, con la incertidumbre de que pasaría.

***

Observó el número de celular que le habían enviado minutos antes, y luego de meditarlo, lo marcó para llamar.

"—¿Hola?"

—Silvana.

"—Sí ¿Quién habla?"

—Eso es irrelevante. Sólo la llamo para decirle que su hija se encuentra bien. Hace quince minutos despertó de una operación que se sometió, para tratar el cáncer ginecológico que presentaba.

"—¿Qué? ¡¿Quién eres?! ¡¿Dónde está mi hija?! —exclamó desesperada—. ¿Dónde está Jane? ¡Seguro tú eres ese tipo al que ella le tenía miedo!"

Judas rodó los ojos, con fastidio.

—Que tenga buena vida —le dijo antes de cortar.

Guardó el celular dentro de su abrigo, y luego entró a la habitación de Jane, donde la morena con ayuda de una enfermera, se estaba poniendo de pie.

Se notaba en su rostro que estaba muy adolorida, pero el médico les había dicho que debía caminar un poco.

—¿Cómo se encuentra ella?

—Cooperando —sonrió la enfermera—. Y lo está haciendo muy bien.

Jadeó bajo al dar el primer paso, tomándose con fuerza de aquella mujer. Le dolía hasta respirar ¿Cómo pretendía que caminara de la camilla hasta la pared de en frente? Sin contar con que tenía que regresar.

—Vamos Jane, tú puedes —la alentó la mujer, sujetando por debajo de los brazos. Pasando el suyo propio por la espalda de Jane.

Respiró profundo, y dio un segundo paso, escuchando a la enfermera que le decía que lo estaba haciendo bien. Y con dificultad, llegó hasta el extremo de la habitación, casi arrastrando los pies, pero lo había hecho.

Esperó algunos minutos antes de volver, y la enfermera la ayudó a volver a subirse y acostarse en la camilla, antes de felicitarla, y dejarlos a solas.

—¿Cuándo podré ver a Jared?

—Cuando te den el alta, y pueda llevarte a la casa.

—¿Podría aunque sea hablar con él? Sé que estará muy preocupado.

—Ya hablé con él, sabe que estás bien.

Jane suspiró y cerró los ojos, quería hablar con su hijo, pero tenía que aceptar lo que él le permitiera.

—¿Cómo te sientes?

—Cansada, adolorida... Pero sigo viva, así que, supongo que bien.

—Hablé con tu madre.

La morena abrió los ojos y lo observó atónita.

—Le dije que te habías operado, y que te encontrabas mejor. Y al parecer, sabe de mi —pronunció con el ceño fruncido.

—No es lo que crees, ella ni sabe cómo te llamas o como eres. Ella sólo sabe que tú fuiste quién me secuestró, y asesinó a mi padre.

—Después de diez años ¿Por qué me seguiría involucrando contigo?

—Porque ella sabe que tú eres un maldito psicópata. Le dije que si alguna vez llegaba a desaparecer, sería por tu culpa.

—Entonces debería decirle que vaya preparando tu funeral, porque tú no volverás jamás con ella. Qué se haga la idea de que ya te perdió.

—¿Me tendrás secuestrada lo que me reste de vida?

—Sí, decidí que te quedaras encerrada —le dijo con simpleza.

—A veces pareces un niño caprichoso, Judas —le recriminó—. Un niño que tiene poder, y por eso, cree que tiene derecho de decidir sobre la vida de los demás, como si fueran juguetes.

—Pues soy un asco eligiendo, si me quedo con una muñeca dañada, cuando podría conseguirme una más joven y sana.

—Nadie te impide que lo hagas, Judas. Ve y búscaste una chica que te caliente la cama, quizás así, me dejes en paz a mí.

...

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora