—Venticinco asesinatos, diecisiete desapariciones. Extorsión, torturas, narcotráfico ¿Me olvido de algo más?
Judas observó con aburrimiento al detective frente a él, y rodó los ojos, acomodándose mejor sobre la silla.
—Sabemos que secuestraste a esa chica, Jane Lowell, que asesinaste brutalmente a su padre, y la obligaste a hacer tus trabajos sucios, prostituyéndola con tus clientes.
Al escuchar lo último, rompió a reír divertido ¿En serio pensaban eso? ¿O es qué ella había inventado esa excusa para ocultar su culpabilidad?
—¿Qué te resulta tan gracioso?
Suspiró, y le hizo seña con una de sus manos, para que continuara con su pobre relato y preguntas.
—¿No piensas decir nada?
—Sí, ¿Cuándo me darán la cena? Estoy hambriento —pronunció con burla.
El detective le dedicó una mirada molesta, llena de rabia, y amenzante.
—Te pudrirás en un agujero, hasta que te llegue la muerte.
—De algo debía morir ¿Verdad? —le dijo despreocupado.
-o-o-o-o-
—¡¿Por qué lo hiciste mamá?! —le gritó indignada Jane, llorando.
—Ese tipo asesinó a tu padre ¿Crees qué me quedaría de brazos cruzadas? ¡Sólo intento protegerte, Jane!
—Se lo llevaron los policías —sollozó—. No tienes ideas de lo que has hecho. Nos matarán. Ese tipo es un mafioso.
—¿Q-Qué?
Negó con la cabeza, cubriéndose el rostro con una de sus manos.
—No podremos vivir jamás en paz.
-o-o-o-o-
—¡Maldita zorra hija de puta! —gritó de rabia Lucía—. ¡¿Cómo pudo ser capaz de hacerle eso a Judas?! ¡Después de todo lo qué él hizo por ella!
—Lu, tranquila —le dijo Mike—. Encontraremos la forma de sacar a Judas de allí.
—¡Por supuesto que lo haremos! Pero antes, despellejaré viva a esa puta.
—Tú no harás nada —pronunció en un tono tranquilo, tomándola de uno de sus hombros para detenerla—. En primer lugar, se encuentra altamente custodiada. Y segundo, no actuaremos sin las instrucciones de Judas.
—¿Eres estúpido, Mike? Si no hacemos algo ahora, perderemos su rastro.
—No lo haremos, tenemos un infiltrado. Él nos dirá todo lo que necesitamos saber sobre Jane, y su madre.
—¿Cuándo podremos ver a Judas? —le inquirió nerviosa, afligida—. No es justo que él haya terminado así.
-o-o-o-o-
-Meses después-
Sus manos temblaron al ver la prueba, y sintió como las náuseas volvían fuerte a ella, corriendo hasta al baño.
Desde hacía días venía sintiéndose mal, pero había negado la idea de estar pasando por aquello, ya que siempre se habían cuidado.
Pero los síntomas estaban allí, y esa prueba, hacía innegable su actual estado.
Estaba embarazada, y de Judas.
Lloró amargamente, cerrando sus ojos y apoyándose contra una de las paredes del baño, abrazándose las piernas.