-Última parte-

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"—Jane, olvida todo esto por favor —le pidió afligida Michelle, cargando a su bebé que tenía dos meses ya.

El bebé había sido un niño, un pequeño que al igual que sus padres, tenía el cabello y ojos oscuros.

—Ya viste como terminan las cosas, para quienes entran en este mundo. Judas jamás hubiese querido que tú continuaras con esto. El odio y resentimiento, fueron quienes llevaron a Judas a arruinarse la vida. Tú aún eres joven, Jane, deja todo atrás, y sigue con tu vida.

—No vine para que me des consejos, o me hables de moral. Sólo quiero que me digas dónde encuentro a "el padre Otto".

—Tendrás que hacer cosas horribles si continúas, sé porqué te lo digo. Sólo olvídalo.

—Michelle, me estás haciendo perder el tiempo. Sólo quiero saber dónde encuentro a ese viejo hijo de puta —gruñó."

Observó a ese maldito cerdo asqueroso, mientras reía y bebía vino, junto a su joven acompañante. Una muchacha que no debía tener más de veinte años, y sonreía a gusto con él.

Observó con asco como ese viejo le tocaba el muslo a la chica, y subía lentamente hacia su entrepierna.

—Cortesía de la casa —sonrió Jane, llevando un vino a la mesa.

Había teñido su cabello de pelirrojo, y con tanto maquillaje, no parecía a ella. Incluso estaba usando lentillas de un color más claro que el de sus ojos, para que no fuera evidente que no eran naturales.

La muchacha le sirvió un poco de vino a su amante, y cuando el viejo tragó el primer sorbo, empezó a toser.

—Oh ¿Se encuentra bien, señor? —fingió preocupada, apoyando una de sus manos sobre la espalda de él.

Y con la otra, deslizó un cuchillo que escondía en la manga de su uniforme de camarera, y lo clavó por debajo de las costillas del viejo. Y sabía que aquello no iba a servir para asesinarlo, tenía demasiada grasa.

El tipo gritó de dolor, y su compañera lo observó aturdida. Y antes de que pudiera reaccionar, Jane quitó el cuchillo y tomó del cabello al tipo, colocándose detrás de él.

Miró a la chica, y lo degolló frente a ella, bañando en sangre toda la mesa. Los gritos de la mujer llamaron la atención de todos, y Jane sacó un arma de su bolsillo, dándole un disparo en la frente.

Escuchó el ruido de armas cargarse, y no tuvo miedo alguno. Los comensales de aquella noche, eran sus hombres.

—Que les quede claro —pronunció girándose, observando a uno de los tipos que le había apuntado a ella, y ahora estaba siendo apuntando por dos hombres—. Tomaré la vida de todos los que traicionaron a Judas. ¡De todos los culpables de la muerte de mi hijo!

Hizo una seña con su mano, y aquellos que habían estado con el viejo, fueron asesinados. Jane se giró y miró el cuerpo del aquel cerdo asqueroso, y la muchacha sobre la mesa.

—Córtenle la cabeza, quiero que sea un aviso para todos.

Su celular sonó, y observó el mensaje. Una de las "mulas" había muerto, pero la mercancía había llegado a destino. Pérdida lamentable que ahora no le costaría dinero, y una menos en su lista.

***

Observó la foto de su hijo, y aunque le dolía inmensamente el alma, ya no podía llorar. Ya no habían lágrimas para derramar.

—Este mundo no estaba preparado para un niño tan bueno como tú, mi amor —le habló a la foto, tocando el rostro del niño—. Siempre voy a amarte, hijo... Siempre.

JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora