—Papá ¿Te irás?
—Sí, debo ver a tu tío, volveré mañana.
—¿Y me quedaré sólo aquí? —le preguntó afligido.
—No, están tus maestros, tus guardaespaldas, y Jane.
—Mm, tienes razón —le dijo inseguro.
Judas se acercó a él y besó suavemente su cabeza.
—Te amo, aprovecha este tiempo para pasarlo con ella.
—Mi mamá se va a salvar ¿Verdad?
—Eso no depende de tus deseos o lo dos de ella, sino de cómo reaccione su cuerpo al tratamiento.
—Pero tú no vas a dejarla morir.
—No, Jared. Regresaré mañana, compórtate y obedece a tus maestros y cuidadores.
—Sí papá.
—Bien —le dijo removiendo su cabello, antes de dirigirse a la salida, y ser seguido por dos escoltas.
Necesitaba salir de allí, no seguir viendo a Jane. Necesitaba hablar con Mike, sentía que se estaba asfixiar en aquella casa, con la presencia de esa mujer.
En cuanto vio a su papá subir al auto, fue corriendo a buscar a su madre, encontrándola en su habitación.
—Mamá ¿Podría hacerte una pregunta?
—¿Cuál cariño?
—¿Cómo se conocieron con mi papá?
***
—Hm, luces mal hermano —pronunció serio Mike—. ¿Tienes problemas? ¿Estás comiendo bien?
—Es esa mujer.
—Judas, eres tan masoquista —suspiró el mayor, recostándose en su asiento y tomando su lata de cerveza—. ¿Hasta cuándo seguirás de este modo? Diez malditos años espiándola, ya supérala.
—Una parte de mi se niega a dejarla ir, y la otra... Quiere tomarla del cuello y estrangularla, hasta matarla.
—Lo ves, estás mal. Sólo deja que se vaya, su vida ya está arruinada, no le queda mucho tampoco.
—Eso no se sabe aún, quizás se salve.
—¿Y qué harás si eso ocurre?
—No lo sé, no sé qué hacer con ella... Es verla llorar, y...
Apretó sus puños, y su mandíbula, con rabia.
—Judas ¿De qué sirve que la sigas martirizando? La haces sufrir por algo que pasó hace una década, ya supéralo, deja tanto rencor y odio atrás. Mira como te está afectando a ti también.
—No es tan fácil perdonarla.
—¿Tú? Es Jared quién tendría que hacerlo, y por lo que me dijiste, la ama. Si no quieres tratarla, entonces ni la veas, pero déjala seguir con su vida, ya está, Judas. Deja el maldito pasado atrás.
***
Abrazó a su hijo, y besó suavemente su frente, acariciándole el cabello y la espalda. Ya no era un bebé, y no importaba, disfrutaría del tiempo que tuviera con ese niño.
Si iba a morirse, que al menos se llevara un buen recuerdo de ella.
—Jamás dejé de pensar en ti, Jared —susurró acercándolo a ella—. Y cuando supe que tu papá te tenía, tuve la mínima esperanza de verte en algún momento. Tuve la tranquilidad de saber que al menos con uno de los dos de criarías. Pero tuve miedo también, de que te volvieras parte de su... Maldita vida. Pero creo que Judas tampoco quiso eso para ti, y te protegió lo más que pudo, alejándote de toda esa mierda.
Cerró los ojos, y dejó que la tranquila respiración de Jared, la relajara también, para poder dormir. Quizás, por primera vez desde que la habían secuestrado, y en mucho tiempo, que podría disfrutar de hacerlo.
Y Judas llegó en la madrugada de aquella noche, dirigiéndose a la habitación de Jane, porque imagino que Jared había querido dormir con ella, y él le había dicho a sus cuidadores que lo dejaran.
Y allí estaban los dos, durmiendo abrazados.
Y si ella no lo hubiese traicionado, todo hubiera sido muy diferente entre ellos. Habrían cuidado del niño juntos, él se habría alejado de todo, como lo había hecho Mike.
Jared jamás tendría que haber crecido sin su mamá, y él no se habría amargado más la vida.
Pero la realidad era otra, una muy oscura.
***
Un mes entero había pasado desde que Jane había comenzado con el tratamiento, y la morena solía pasar días enteros adolorida, debió a la terapia con radiación.
Había ido acostar a su hijo, cuando se dirigía a su habitación, y uno de sus hombres le avisó que Jane había estado llorando desde hacía rato.
Se dirigió a la habitación de la morena, y la encontró acostada, hecho un ovillo, sollozando.
—¿Y ahora que te pasa?
—Me duele mucho el vientre —le dijo entre lágrimas.
—¿No te habían dando analgésicos?
—S-Sí, pero siempre duele el primer día que lo hacen.
La miró inexpresivo, y se acercó hasta la cama.
—¿Quieres que llame a un enfermero? Podrían darte un sedante.
—Lo único que quiero es que me quiten esto —lloró angustiada, mirándolo a los ojos—. No sé cuanto más pueda aguantarlo.
El moreno desvió la mirada, y asintió con la cabeza.
—Le diré a un enfermero que te ayude a vestirte.
—¿Q-Qué?
—Te llevaré para que te internen, y te hagan la histerectomía lo antes posible —pronunció mirándola levemente, antes de salir de la habitación.
Hablaría con el médico, si el confirmaba que la radioterapia no estaba funcionando, y no había mejora alguna, autorizaría que le hicieran la operación.
Estaba a medio camino del pasillo, cuando sintió los delgado brazos de una mujer alrededor de su cintura, deteniéndolo en el acto.
—Por favor, sino llegó a sobrevivir a la operación, si al momento de que me abran encuentran algo más, llévate a Jared muy lejos, y no le cuentes la verdad.
—Sé que es mejor para mí hijo —pronunció bajo, en un tono carente de emoción—. Te recuerdo que lo he cuidado yo todos estos años.
—Y gracias por haberlo hecho —rompió a llorar—. Es un niño muy bueno y puro, muy diferente a nosotros, con un buen futuro, y una vida llena de amor. Qué jamás pierda eso por favor. Si ya no voy a verlo, júrame que nuestro hijo será un hombre de bien en el futuro.
—Si tu miedo es que Jared pueda ocupar mi lugar, te aseguro que no será así. Jamás querría que mi hijo llevara ésta vida.
—Gracias —susurró soltándolo.
Judas se quedó unos segundos en el mismo lugar, y luego continuó caminando, sin mirar atrás. Ella no iba a morir, lo sabía muy bien.
Sabía que la vida de todo el equipo médico dependía de ella. Si no la salvaban, ellos correrían con la misma suerte.
...