No sé cuanto tiempo me había pasado escribiendo pero cuando Mario me zarandeó estaba sentada en el suelo, con el cuaderno entre mis piernas y la cabeza echada en el lado de la cama de Mimi. Pude ver por la poca luz que entraba por los agujeros de las persianas que estaba a punto de anochecer.
- ¡Despierta hostia!
- ¿Qué pasa? - pregunté confundida, aún no era muy consciente de lo que estaba pasando
- Joder, creo que la policía está abajo - dijo preocupado - seguro que ha sido la idiota de tu...
- ¿Qué esperabas? - le interrumpí - ¿me encierras aquí y pensabas que iban a esperar sentados en la puerta a que me sueltes?
- Cállate y piensa en algo... - murmuró nervioso
- ¿Algo? ¿Algo de qué?
- Alguna forma de salir de aquí...
Reí sarcástica.
- Sí, ahora llamo a mi helicóptero privado y que nos recoja en la azotea, no te jode...
- Deja de vacilarme - me dijo bastante tenso amenazándome con el dedo - al final te vas a arrepentir de hablar más de la cuenta, ya te has llevado antes la primera hostia, no tientes a la suerte.
- No te tengo miedo Mario - reconozco que mentí un poco
- Pues deberías
- Todavía te conozco y te puedo notar en la mirada lo perdido y lo acojonado que estás ¿porque no lo dejas? - le miré con comprensión - Esto no va a acabar bien para tí de ninguna forma ¿no te das cuenta?
- Cállate de una vez porque para tí puede acabar aún peor.
- ¿Qué vas a hacer? ¿Violarme otra vez? ¿Matarme? Hagas lo que hagas vas a acabar entre rejas, justo lo que ahora estás intentando evitar, te creía más inteligente...
En ese momento él se giró bruscamente y me agarró del cuello empujándome hasta que topamos con la pared.
Allí me apretó fuerte dificultandome la respiración.
- Te habría follado desde que llegué una y otra vez en la misma cama donde haces guarrerías con esa puta, porque es lo que te mereces ¿sabes? pero... ¿te cuento porque no lo he hecho? - me apretó aún más - ¿Te lo cuento? - gritó y yo asentí - porque por tu puta culpa estoy peor de la depresión y con la medicación que tengo no sé me levanta, por eso...
Me soltó bruscamente y se frotó la cabeza desesperado.
- Me has jodido la vida - añadió
- Me parece un buen castigo por lo que me hiciste - dije con mucho valor
Me miró con un odio terrible e inmediatamente después se sentó en el suelo derrotado.
No me dio pena verlo así, pero estaba segura que era la desesperación la que le hacía llegar a esos extremos.
- No voy a ir a la cárcel, mi madre no merece pasar por eso - comenzó a llorar
- Mario...
- Yo sé que lo merezco, Ana, joder... Sé que estoy loco y que necesito estar encerrado porque soy un puto peligro, pero mi madre no sabe nada de esto y yo no quiero que sufra, tengo mucho miedo por ella...
Eso me conmovió un poco más y no supe que contestar, solo me dediqué a mirar al suelo y dejar pasar el silencio.
- Lo siento Ana, de verdad que lo siento. Pero es que me imagino a mi madre muerta de miedo mientras yo estoy encerrado y me da una angustia... ni te lo imaginas.
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La revolución.
FanfictionLa vida después de estos tres meses va a ser preciosa, pero no fácil.