Impulsos

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Ambas escuchamos como se abría la puerta del baño y Alba se metió inmediatamente en la cocina a colocar las cosas que había comprado. Mimi venía despacio, parecía realmente cansada y yo me levanté para estirarle la manta con la que se estaba tapando. Le hice un gesto con la cabeza para que se sentara y ella me dijo que me esperara con la mano.

- Alba... - la llamó mientras se recogía el pelo - deja eso que luego lo coloco yo

Alba salió de la cocina y se acercó a Mimi, le tocó la frente acariciándola y  comprobando si estaba caliente. A mi me estaban entrando los siete mil males.

- Anda siéntate y tápate que estás muy fresca - la agarró del brazo para acompañarla al sofá 

- Si ahora voy - le apartó su mano del brazo - gracias tía por todo, enserio - le puso una mano en el hombro 

- ¿Me estás echando no? - preguntó con el gesto torcido 

Yo bufé y seguí acomodando el sofá.

- Tía, no... es que... - no sabía que decir 

- Qué si Mimi, que ya me voy... - soltó enfadada - pero que la próxima va a cuidarte quién yo sé...

A Mimi no le dio tiempo a decir ni media palabra cuando Alba ya estaba dando el portazo. Qué chica más impertinente. Sí, puede que estuviera celosa pero encima era la típica persona con la que jamás me habría llevado bien. Mimi se quedó de pie y se echó la mano a la frente.

- Mimi, siéntate ya anda - le ordené 

Ella se dirigió al sofá y se sentó frente a mí con las piernas cruzadas. Yo le lié la manta por todo su cuerpo y luego froté mi nariz con la suya. 

- Pareces rudolf - bromeé mientras seguía acariciando su nariz roja con la mía, inmediatamente después le besé los labios - estás guapa hasta enferma, cabrona

- Gracias... - sonrió tímidamente - Ana antes de nada quería explicarte lo de...

- Amor - le interrumpí - me da igual - negué con la cabeza 

No me daba igual lo que pudiera haber pasado pero gracias a la conversación que había tenido con Alba sabía que Mimi pasaba de ella, por eso estaba tranquila. 

- Pero es que quiero que te quede claro que no ha pasado nada de nada - me miraba fijamente - ella intentó... bueno que yo a ella... - estaba poniéndose nerviosa - que ella vino buscando tema pero no lo encontró vamos 

Reí admirando como se ponía nerviosa, era tan adorable.

- Y que hasta que tú no me digas lo contrario yo voy a estar aquí esperándote siempre. Escondida o esperándote en la puerta del aeropuerto con las tetas fuera, lo que tu me pidas... - rió con la cabeza agachada 

- Umm... que bien estaría eso ¿eh? - reí y agarré su cabeza para traerla contra mi pecho - y gracias por esperarme y por tener tantísima paciencia ... - separé su cabeza y la empecé a besar de nuevo

- Ana, como sigas así te voy a pegar el resfriado - gruñó con los ojos cerrados 

- Mejor, así puedo quedarme un par de días contigo en la cama - le dije insinuante - por cierto, todavía no me la has enseñado...

- ¿El qué? - tenía un nivel de despiste superior al de siempre, supongo que sería la medicación 

- La cama, idiota - reí 

- Ah... - bufó - Ana yo es que hoy no tengo fuerzas, igual te dejo a medias y... 

Me quedé unos segundos frente a sus labios mordiéndome los mios y después moví mi dedo de un lado a otro mientras silbaba imitando a nuestro profe Manu. 

La revolución.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora