Solo somos tiempo

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El despertador sonó a las siete en punto aquella mañana.

Según abría los ojos, la angustia me subía veloz del estómago a la garganta creándome una sensación asfixiante.

Me senté en la cama y respiré fuerte buscando el móvil.

Lo desbloqueé con miedo y busqué rápido los mensajes que esperaba de Mimi.

"6:03

Buenos días mi amor, ya voy de camino.

Nos vemos en unas horas.

Y  tranquila que todo va a ir bien... 🧡💜"

Su mensaje me tranquilizó mucho más de lo que me imaginaba, era justo lo que necesitaba leer en aquel momento.

Me resultó raro no tener ninguna llamada, ni noticias de Mario, pero supuse que tenía claro que no iba a hacerle ningún caso y acabó desistiendo.

Iba con tiempo de sobra así que desayuné bien y me di una buena ducha para estar espabilada, sin duda lo iba a necesitar.

Estaba muerta de miedo pero a la vez necesitaba saber en qué acabaría todo aquello, cual iba a ser el desenlace para Mario y si yo iba a conseguir quedarme tranquila para siempre.

Por lo tanto estaba deseando que llegara la hora del juicio de una vez.

Pero la mañana se me hizo bastante larga, me senté en el sofá a hacer tiempo y la cabeza no me paró de dar vueltas.

Intenté recordar en qué momento empezó a torcerse todo, porque igual que me parecía surrealista todo lo que me estaba pasando a nivel profesional, la mala suerte que había tenido en aspectos mas íntimos no terminaba de creérmela del todo.

Aquella tarde noche horrible en la que Mario me hizo sentirme peor que en toda mi vida, la recuerdo como una autentica pesadilla. Una pesadilla que me propuse olvidar y que ahora, vista desde la distancia, quiero creer que fue mentira.

Sigo teniendo la sensación de que este contraste tan raro entre lo bueno y lo malo que me ha pasado desde que salí de la academia es ni más ni menos que la trama de una novela mala. Pero no, nada más lejos. 

Esta montaña rusa que os vengo contando desde hace un tiempo no es ni más ni menos que mi vida. Mi vida desde que la revolución vestida con camisa de plátanos y vaqueros anchos apareció delante de mis ojos y me volvió completamente loca.

Supongo que toda esa cadena de infortunios que me ocurrió con Mario y con otras tantas cosas eran esos obstáculos de los que tanto se habla en las citas de mr wonderful, y la recompensa sin duda era lo que tenía justo en aquel momento: una vida tranquila, la compañía de la persona que más quería y me hacía feliz, la posibilidad de dedicarme a lo que quiero y de cumplir sueños todos los días y la salud, que para mí, con lo hipocondríaca que soy, era más que importante.

Pero toda aquella situación del juicio me hizo volver a aquellos momentos en los que todo me salía mal.

Hacía poco más de dos meses que mi relación con Mimi parecía que nunca llegaría a ser una realidad, mi vida estaba patas arriba, mi carrera musical era un interrogante y todo a mi alrededor estaba difuso. 

Sin embargo ahora estaba sentada en el sofá de nuestra casa y envuelta en una estabilidad que me daba la paz que necesitaba, era increíble ver como todo aquel vaivén de situaciones me había llevado hasta ahí.

Y tenía miedo, tenía mucho miedo a que todo se rompiese otra vez. Miedo  y malos presentimientos a los que no quería prestarles mucha atención.

La revolución.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora