A grandes males, grandes remedios.

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- ¿Que es lo de antes? - sabía de sobra a que se refería pero quería regodearme en el gusto que me daba verla nerviosa

- Pues... el beso... Porque... ¿me has besado no? Dime que no ha sido otra vez mi imaginación, por favor... - dijo con un tono cómico y negando con la cabeza 

- No, no ha sido tu imaginación, tranquila... - reí

- ¿Porqué? - preguntó con un gesto algo triste

Jamás me habían hecho esa pregunta en relación a un beso, pero supe que para ella era importante saberlo. 

- Pues... es una pregunta difícil - dije haciendo como que pensaba - déjame que me lo piense mientras que lo retomamos por donde lo hemos dejado - me acerqué y froté mi nariz con la suya - ¿te parece?

Ella cerró los ojos a punto de caer en mi propuesta. La agarré del cuello y suspiro agarrándome de las mejillas...

- No Ana... - se mordió el labio - lo siento pero no puedo - se retiró rascándose el pelo

Me quedé cortada y sin saber qué decir. No entendí nada pero sabía que ella quería explicarse. Se lo volví a leer en los ojos.

- Ana... No te equivocabas... - noté como se ponía nerviosa - te quiero... un huevo además y más de lo que me gustaría - rió nerviosa - pero estoy segura de que después de besarnos nos iríamos a la cama y nos lo pasaríamos como nunca, dormiríamos abrazadas y mañana al despertar saldrías corriendo... siempre me pasa lo mismo.

- ¡¡No!! - Mimi... de verdad que... 

- Ana, mi amor... - me interrumpió agarrándome la cabeza - tú no vas a dejar tu vida por mí y yo no quiero pasarlo mal otra vez. Entiéndeme...

- Déjame demostrarte que... - no me atreví a decir las palabras malditas - déjame pasar la noche contigo por favor...

- No me tienes que demostrar nada y te aseguro que la primera que desea pasar la noche contigo soy yo... pero necesito pensar más allá, y sé que mañana cuando todo acabe tu volverás a tu vida y yo me quedaré hecha mierda. A ti no te quiero para un rato Ana, lo siento... soy así de gilipollas y de cursi... - se encogió de hombros 

- Lo que eres es una cabezona, dime cómo puedo hacerte ver que...

- Ana - me volvio a interrumpir y me acarició la cara- vete porfi... - arrugó su cara haciendo una mueca

Me fui sin soltar palabra. La entendía. Mi cambio repentino de actitud daba lugar a que pensara que todo era un capricho. Entiendo que tuviera miedo pero yo no lo iba a dejar estar.

Encontraría la forma de demostrarle que quería estar con ella todas las noches de mi vida. Tendría que empezar por hablar con Mario. Me daba vértigo solo de pensarlo pero lo tenía claro.

Llegué a la habitación y allí estaba Ricky abrazado a Nerea y durmiendo plácidamente. Yo me cambié de ropa muy silenciosamente dispuesta a meterme en la cama con los dos. Cabíamos de sobra y me daba pena despertar a Ricky. De repente este me dio una palmada en el culo mientras me ponía el pantalón del pijama.

- Eh... - susurró - ¿Que tal? - preguntó incorporándose  - ¿has cenado pescado o qué?

- ¡¡Ricky!! - le dí una hostia en el brazo - mira que eres burro... - continué susurrando para no despertar a Nerea

- Ay ella... que es demasiado elegante para escuchar vulgaridades... ¡cuéntame que ha pasado ya coño! 

- Nada - dije con semblante triste mientras lo miraba - me tengo que ganar su confianza, no está dispuesta a sufrir y la entiendo...

La revolución.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora