La revolución.

Todo por tí.

Al escucharla me quedé paralizada y me acerqué un poco más para comprobar que mi obsesión no me  estaba jugando una mala pasada y que realmente era ella. Gracias a mi genialidad de andar tan silenciosamente pude quedarme justo en la esquina sin que nadie se enterara, parecía la protagonista de una película de detectives mala.

- ¿De qué voy de qué? - dijo Mario ya casi sin vocalizar - estoy aquí divirtiéndome ¿Qué problema tienes?

- A ver, payaso... - Mimi estaba realmente encendida

- Mimi relájate - Ricky también estaba, supongo que no quería dejarla sola 

- No, no me relajo si es un payaso se le dice y punto...

- Mira tía... - dijo Mario

- No mira tú, - le interrumpió - hace una semana te plantaste en mi casa para amenazarme y decirme que si no me alejaba de Ana nos ibas a hacer la vida imposible. No sé si sabes que al día siguiente ya la alejé de mi para siempre, así que no sé qué cojones haces con ella en la barra de un bar...

- Yo no recuerdo haberte dicho en ningún momento que si tú te alejabas de ella yo también lo haría. Te aseguro que no le pienso hacer la vida imposible si no todo lo contrario... no sé que tiene de malo estar tomándome una copa con ella

Yo estaba flipando y con los ojos abiertos como platos.

- Déjala en paz - dijo Mimi

- No, voy a recuperarla Mimi... - hizo una pausa - cueste lo que cueste

- Me he alejado de ella para que sea feliz, para que pueda seguir trabajando y no pierda la oportunidad de cumplir sus sueños pero sobre todo lo he hecho para que esté lejos de tí y no le vuelvas a hacer daño, no para que te aproveches de la situación de esta forma...

- Pues ya lo siento, chica, yo jamás me habría dejado amenazar por nadie, no habría sido tan gilipollas de dejarla escapar... 

- Qué poquísima vergüenza hay que tener macho... - replicó Ricky

- De verdad que eres lo puto peor - suspiró agobiada - ¿me amenazas después de violarla y de joderle un brazo y no quieres que me acojone? Aléjate de ella o te juro que voy a la policía Mario...

- No tienes cojones de hacer eso... - casi no se le entendía

- Ponme a prueba - sentenció

- De verdad Mimi, relájate y no te preocupes por ella. Va a estar bien, yo la quiero de verdad...

- Tú que coño la vas a querer...

- Además yo para ella no soy ningún problema, ni ningún obstáculo para su carrera, cosa que tu no puedes decir. Desde que está contigo todo son quebraderos de cabeza...

Mimi no contestó a eso y se hizo un silencio de unos segundos.

- ¿Podemos irnos antes de que ella salga por favor? - dijo Ricky algo agobiado

- Te voy a tener vigilado - dijo Mimi amenazante - ten cuidado con lo que haces

Los tres giraron la esquina y me encontraron allí, con el cigarro consumiéndose solo y las lágrimas cayendo por mi cara sin ningún permiso. No sabía que decir pero tenía ganas de matarlos a los tres. A Mario por sus amenazas y por todo en general, a Mimi por haber sido tan idiota y a Ricky por no haberme contado nada. Por otra parte sentí una tranquilidad extraña. No sé que pasaba por la mente de Mimi para alejarme de ella acostándose con otra tía, pero supe que había alguna explicación al respecto.

- Ana... - dijo Mimi con la voz temblorosa - ¿nos has escuchado?

Yo asentí mirándola con un semblante serio y los ojos empapados.